Se dice que una retirada a tiempo es una victoria. En el caso de la retirada de la salida a bolsa de Telxius por parte de Telefónica, entiendo que es más bien la cobertura de un fracaso y, en todo caso, una decisión acertada, a mi juicio, dadas las circunstancias. Cuando explico a mis alumnos las razones de una posible retirada en una OPV siempre les indico que pueden ser tres: por precio insuficiente, por demanda insuficiente o por mala coyuntura bursátil. Hoy deberíamos estar hablando de la crónica del debut bursátil de Telxius y, en su lugar, hablamos de su cancelación por la primera de las razones: precio insuficiente. Esto implica que la empresa no habría captado los fondos esperados, por lo que lo más inteligente es retirar la oferta, a la espera de un momento mejor – y aquí también entraría la tercera razón –. Tiempo habrá en el que los potenciales compradores estén dispuestos a pagar un precio superior.
Lo cierto es que Telefónica lleva un tiempo gafada con esta operación. Pretendía captar, por el método de book-building destinado exclusivamente a inversores institucionales, hasta 1500 millones de euros para sanear su deuda y las cosas no le han salido bien. La compañía había fijado una horquilla de precios para las acciones de entre 12 y 15 euros, pero las órdenes de compra que tuvieron durante el período previo de prospección de la demanda se situaban en la parte inferior de la horquilla e incluso algunas a un precio más bajo. En esta tesitura, si Telefónica hubiera querido sacar a bolsa a Telxius a toda costa en el día de ayer, podría haber rebajado el rango de precios o haber reducido el número de acciones. Cualquiera de las dos soluciones habría traído consigo una merma en los fondos obtenidos en la operación así que Teléfonica, de común acuerdo con las coordinadoras globales de la emisión, ha preferido dejarlo para otro momento. Ya pretendía haberlo hecho en julio, pero con el resultado favorable al Brexit y las consecuencias que trajo para los mercados se pensó que no era buen momento. Aparentemente las circunstancias eran algo mejores ahora pero la realidad ha confirmado que no eran suficientes los fondos que estaban dispuestos a pagar los suscriptores. José María Álvarez-Pallete, el presidente, ha tomado la decisión correcta pero el problema de la deuda sigue ahí. De hecho, las acciones de Telefónica cayeron un 4% la semana pasada como consecuencia de esta decisión. Habría sido mejor para la empresa haber obtenido la demanda suficiente a un precio adecuado y acorde con sus expectativas y también habría sido positivo para el mercado, porque la incorporación de un nuevo activo le hace ganar amplitud. En el mercado bursátil, al igual que en la vida, uno no siempre puede hacer lo que quiere, sino lo que le dejan. Ejemplos de que la terquedad termina mal, amable lector, tenemos alguno en la reciente política española, ¿verdad que sí?