Esta semana tuvo lugar el debut en bolsa de Borges Agricultural & Industrial Nuts (BAIN). Estar en Cambridge trabajando en su Universidad no me ha impedido, amable lector, seguir de cerca la operación. Es una de las ventajas de este mundo interconectado y global en el que vivimos. El objetivo de la empresa es ampliar capital a partir de septiembre y disfrutar de lo que representa estar presente en el mercado de valores: una vía adicional de obtención de financiación para su crecimiento en los próximos años, al margen de la financiación bancaria. La finalidad de esta operación lanzada por la filial de la empresa de alimentación es invertir este capital en el nuevo plan de negocio del grupo que contempla, entre otras cosas, ampliar la producción propia de almendra para optimizar la rentabilidad del proceso de comercialización, controlando todos los puntos de la cadena y evitando la dependencia de terceros. El consejero delegado de BAIN, David Prats, ha destacado que la operación supone «un paso de gigante» para potenciar la internacionalización de la compañía y el desarrollo del proyecto agrícola, a la vez que se dota de mayor liquidez a la acción.
La empresa tiene un valor de 55 millones, con un capital libre – free float – del 11%, que subirá al 25% en un máximo de un año, si todo va bien. Con esta decisión, el fabricante y vendedor de frutos secos, propiedad de la familia Pont, deja el segundo mercado y protagoniza el quinto estreno de la Bolsa española este año después de Prosegur Cash, Neinor, Gestamp y Unicaja. La empresa llegó a lograr subidas de hasta el 8,11% en su día de estreno en el continuo. Es novedoso su mecanismo de puesta de largo en el mercado bursátil porque, en realidad, ya cotiza desde 1987 en el segundo mercado de la Bolsa, si bien con una liquidez mínima. En esta ocasión, no ha habido ampliación de capital, ni colocación de acciones en el estreno. De hecho, en marzo del pasado año ya lo intentó y con una ampliación de capital, para luego batirse en retirada por la falta de demanda y la situación del mercado. BAIN ha absorbido cuatro filiales –Frusesa, Frusansa, Palacitos y Almendras De Altura–, de manera que los minoritarios de estas compañías se han convertido en accionistas del holding. La marca está más que consolidada en todos los supermercados, con su conocido logotipo formado por el nombre sobre un fondo rojo, junto a un dibujo de una almendra y una nuez. En el último ejercicio fiscal facturó 148 millones, con un beneficio operativo bruto (ebitda) de 6,3 y un resultado neto de 3,3. Uno de los retos de la compañía es reducir su deuda financiera neta, de 44,6 millones a cierre de febrero y esperemos que esta incorporación al mercado continuo le permita colocar en bolsa, en un futuro cercano, el capital deseado para así poder reorganizar su estructura de capital.
SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA ASOCIADA A LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.