La semana que ha pasado, amable lector, ha traído consigo caídas en las principales bolsas europeas, volviendo las dudas sobre el crecimiento de la economía mundial y las disputas comerciales. Existen serias dudas sobre la posibilidad de un acuerdo comercial entre Estados Unidos y China antes del 1 de marzo, fecha límite en la que entran en vigor nuevos aranceles, y con una visión más pesimista sobre el crecimiento de la economía mundial tras la rebaja de las previsiones de la CE, advirtiendo de los riesgos a la baja por el Brexit y China. Como señalo, la posibilidad de que se alcance un acuerdo comercial entre Estados Unidos y China antes de la fecha límite del 1 de marzo parece más remota después de que Trump confirmara que no se va reunir con Xi Jiping antes de esa fecha. Los equipos negociadores de Estados Unidos y China se volverán a reunir la semana que viene.
Con respecto a las referencias macro de la semana, en Europa cabe destacar la revisión a la baja que realizaba la Comisión Europea en relación a las expectativas de crecimiento para el 2019, además de dar señales de que los riesgos existentes son a la baja, con los principales exponentes en el Brexit y la ralentización de la economía en China. En la Zona Euro, la rebaja era de 6 décimas, y lo situaba en un nivel del 1,3% (por debajo del actual consenso del 1,5%). Por su parte, el Banco de Inglaterra, que no hacía cambios en sus políticas monetarias, revisaba a la baja el crecimiento para este año (1,2% desde 1,7%), al igual que el esperado para 2020.
¿Cómo podría obviar el inevitable tema de El Brexit? Juncker y Tusk han echado un jarro de agua fría a Theresa May en Bruselas afirmando que el acuerdo no se abre. La visita de Theresa May a Bruselas pidiendo volver a negociar el Acuerdo de Salida de Reino Unido de la UE se ha topado con el muro de Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión, y Donald Tusk, presidente de Consejo Europeo, que han vuelto a recalcar que esta opción no es posible. May y Juncker han tenido una reunión «robusta y constructiva» esta pasada semana en Bruselas, pero con pocos avances en el tema irlandés, el gran escollo que está llevando a Reino Unido y la UE a un posible choque de trenes. Las demandas de la primera ministra británica de reabrir las negociaciones sobre el futuro de la frontera de Irlanda se han topado con la negativa tajante del presidente de la Comisión Europea, quien ha asegurado que el Acuerdo de Salida de Reino Unido de la UE no se abre. A pesar de la contundencia del mensaje de Juncker, con quien May estuvo reunida dos horas, el presidente de la Comisión se mostró abierto a la posibilidad de revisar la declaración política sobre la futura relación de la Unión Europea con Reino Unido, un proceso que tendrá lugar una vez los británicos hayan dejado la Unión Europea el próximo 29 de marzo. Los dos dirigentes aceptaron reunirse de nuevo a finales de febrero para analizar los avances realizados por los equipos negociadores, solo días antes de que el Parlamento británico vote de nuevo si respalda los planes de la primera ministra.
Por su parte, Tusk hacía esas declaraciones tan contundentes que aún resuenan en nuestros oídos: “Me pregunto en qué lugar especial del infierno acabarán los impulsores del Brexit” De hecho, el presidente del Consejo Europeo reclamó a May una propuesta «realista» 24 horas antes de recibir a la primera ministra. El resultado es conocido. Lo que pueda pasar en la economía y la sociedad británica a partir del Brexit está por ver, pero yo, sinceramente, no soy pesimista con ellos. Siempre salen a flote. Será porque son una isla con aires de grandeza, pero siempre les termina yendo bien de lo cual, debo decir que me alegro tanto como me entristezco de que el Brexit fuera el resultado de aquella triste votación, de cuya fecha no me quiero acordar. La cuestión es cómo nos irá sin ellos al resto del continente.
A nivel doméstico, conviene remarcar la opinión de que Moody’s cree que subida del salario mínimo ralentizará la creación de empleo, especialmente entre los que buscan su primer trabajo. La ausencia de un salario mínimo diferenciado para los trabajadores jóvenes podría llevar a las compañías a contratar empleados con más experiencia, según Moody’s en un informe publicado esta pasada semana. La agencia considera que la subida del salario mínimo a 900 euros mensuales no afectará a la calificación crediticia de España y mantiene su previsión de crecimiento económico para este año en el 2,3%, lo que llevará a reducir el paro al 14%. Sin embargo, apunta que la medida será negativa para los márgenes de las pymes, ya que aumentarán sus costes, aunque añade que se compensará con mayores ingresos debido al crecimiento económico. Moody’s también espera que la subida del salario mínimo ayude a reducir la deuda de los hogares, sobre todo los créditos al consumo, ya que los bajos intereses de las hipotecas incentivan a su pago.
Por cierto, ¿sabe usted cuánto ha subido la luz en los últimos 15 años? Ni más ni menos que un 77%. El recibo de la luz para un usuario medio ha subido un 77,5% en 15 años, encareciéndose en más de 400 euros la factura anual, según datos de Facua-Consumidores en Acción. Así, frente a los 522 euros abonados en 2003 por un usuario medio con tarifa regulada, el año pasado el recibo ascendió a 926 euros.
A nivel bancario, es preciso tener en cuenta que las exigencias del colchón anticrisis cambiarán el mapa bancario europeo. Algunas entidades no podrán asumir el coste de estas emisiones, según indican algunos supervisores. Una de las mayores preocupaciones que tiene la banca en la actualidad, sobre todo la mediana, es cómo llegar a construir el colchón de deuda anticrisis (denominada MREL por sus siglas en inglés), según reconocen supervisores, analistas y las propias entidades financieras. El Minimum Requirement of Elegible (MREL) afecta a toda la banca europea, y es la piedra angular del nuevo marco de resolución para entidades financieras. El problema puede ser tan preocupante para algunas entidades medianas, que ya circulan informes de expertos en los que se habla de un previsible y significativo cambio en el mapa bancario europeo por este motivo, con la desaparición de varias entidades, que serían absorbidas por otras de mayor tamaño al no poder hacer frente a los nuevos requerimientos de capital y pasivo exigible, que se suma al requerido anualmente para mantener su solvencia o SREP.
El BCE, de hecho, dará a conocer a la banca sus nuevos requerimientos de capital para SREP unos días antes que el MREL. En la actualidad, se comenta que varios bancos totalmente desconocidos en el mercado, no podrán llevar a cabo las emisiones necesarias para cumplir con el MREL, ya que se les exigirá unos precios de remuneración tan altos que será imposible pagarlos. De ahí que se especule con la futura desaparición a través de fusiones de varios bancos en España, y en el conjunto de Europa. En el mismo periodo todos los bancos con un balance superior a los 30.000 millones, emitirán a la vez en conjunto entre 150.000 a 175.000 millones de euros, de los que unos 50.000 millones a 60.000 millones corresponderán a la banca española (algo más de la mitad a BBVA, Santander y Sabadell).
En cualquier caso, considero que por la propia supervivencia del sistema bancario y tratando de evitar o prevenir crisis futuras, es preciso que cumplan ese requerimiento. De eso no cabe ninguna duda, por el bien del sistema bancario y por las consecuencias negativas que tiene sobre la economía cualquier crisis bancaria.
SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA VISITANTE DE LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.