31 de Enero 2020: ¡DIVORCIO SIN MARCHA ATRÁS!

En esta semana se han producido grandes subidas generalizadas en las bolsas europeas, donde el acuerdo comercial entre China y EE. UU., y un resultado electoral en Reino Unido que favorece claramente una rápida resolución del Brexit, han aupado con fuerza los selectivos en el tramo final de la semana.

En lo relativo a la pelea comercial entre EE.UU. y China debo mencionar que han alcanzado un principio de acuerdo en el que se aplaza la entrada en vigor de las tarifas previstas para este domingo y una rebaja sustancial de las tarifas que están en vigor, con el compromiso de China de doblar en 2020 las compras agrícolas realizadas este año. Así, un eufórico Trump escribía en Twitter «Muy cerca de un acuerdo con China. ¡Lo quieren, y nosotros también!», lanzando a las bolsas americanas a nuevos máximos históricos. Claramente, Wall Street puede empezar a tomar carrerilla para el acelerón de final de año después de que Estados Unidos y China hayan alcanzado un consenso en los términos de la primera fase de su acuerdo comercial. Como primera consecuencia, quedan en cuarentena los aranceles contra China por valor de 156.000 millones de dólares (140.570 millones de euros) que estaban previstos como digo para este domingo, o sea, hoy mismo. Las tasas iban a afectar a productos estratégicos como móviles, ordenadores, juguetes y ropa, e implicarían la guerra total, ya que prácticamente el cien por cien de las importaciones chinas pasarían a estar gravadas con nuevos aranceles. Además, se reducen los existentes. Las tasas del 25% impuestas a las importaciones chinas se mantendrán en vigor, pero se recortarán a la mitad los gravámenes del 15%, lo que equivale a 120.000 millones de dólares. A cambio, Pekín se ha comprometido a comprar más productos agrícolas por valor de 50.000 millones de dólares, proteger mejor los derechos de propiedad intelectual de Estados Unidos y facilitar un mayor acceso al sector chino de servicios financieros. Los detalles de estas promesas, no obstante, han quedado sin desvelarse. Tampoco se conoce si ha quedado todo por escrito y si las garantías para su cumplimiento están claras.

Trump tiene pendiente otra cuestión: el Impeachment. La comisión de congresistas que se encarga del caso ha imputado oficialmente a Trump por los cargos de abuso de poder y obstrucción a la justicia, en relación a las presiones al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, para que investigara a la familia del candidato presidencial Joe Biden. Está previsto que el proceso se vote la semana que viene por todos los miembros de la Cámara de Representantes, donde es muy probable que salga adelante dada la mayoría demócrata.

Sin duda, la noticia más destacada de esta semana y a la que me refiero en el titular del blog, en el día de hoy, es la contundente victoria del partido conservador en Reino Unido, con la que Boris Johnson se apunta una mayoría absoluta que le permitirá ratificar el acuerdo de salida de la UE antes del límite del 31 de enero. Tenemos fecha definitiva de divorcio. Por consiguiente, ha llegado la hora de la verdad y estas elecciones han cumplido creo yo la función de un segundo referéndum, y parece que queda claro que los británicos quieren irse: que quieren ser británicos, por encima de todas las cosas, y Europa, pues es otra cosa para ellos. Con ello, se abre la ingente tarea de alcanzar acuerdos de libre comercio con sus principales socios comerciales, preservar la posición de Londres como hub financiero y el nuevo reto que se abre con el resultado de esta elección, mantener unido al país, tras la demanda de Escocia de repetir el referéndum de independencia. Los conservadores superaron los 326 escaños necesarios para alcanzar esa mayoría absoluta, la mitad más uno de los asientos que componen la Cámara de los Comunes del Parlamento de Westminster. La mayoría absoluta de Johnson le permitirá aprobar el acuerdo de salida de la Unión Europea (UE) pactado en octubre con Bruselas, quizá antes de Navidad. Esto permitirá luego implementar el Brexit en enero de 2020. Pero aquí no acaba el trabajo del Brexit. Johnson ha prometido un Brexit duro, que implicará la salida británica del mercado común y la unión aduanera al final del periodo transitorio, en diciembre de 2020. Para evitar en esta fecha un brusco parón en los intercambios comerciales, financieros y personales, el primer ministro necesitará negociar de manera exprés en apenas unos meses un tratado con la UE. Pero todos los expertos en este tipo de negociaciones creen que no es posible cerrar un pacto en tan poco tiempo. El acuerdo de salida contempla la opción de extender el plan transitorio durante otros dos años. Para ello, el Parlamento británico debe dar su visto bueno en julio de 2020, lo que generará nuevos episodios tensos. Sería previsible que con esta victoria, el ganador suavice su posición y acepte extender el periodo de transición. Los inversores han empezado a celebrar la victoria de Johnson, ya que esperan que vaya a un Brexit más suave.

En Alemania se ha elaborado un borrador sobre la posible introducción de la tasa Tobin sobre las transacciones financieras en 10 países europeos a petición de algunos ministros. Esta tasa implicaría un impuesto de 0,2% sobre el valor de la transacción y entraría en vigor en 2021. Hasta el momento, Francia, Italia y Reino Unido tienen cargos sobre este tipo de transacciones.

A nivel europeo, en el tema del clima se avanzó en su compromiso de llegar al objetivo de neutralidad de emisiones en 2050, acuerdo que ha conseguido dejando fuera a Polonia, que demandaba más apoyos para la inversión en la transición y para la energía nuclear pero se ha cerrado en España la cumbre sin acuerdos.

En el BCE, la nueva presidenta Lagarde muestra un nuevo estilo en la comunicación, si bien, no se ven cambios en el fondo de mensaje, dando continuidad a los estímulos puestos en marcha para conseguir los objetivos de inflación. Respecto a la visión del escenario macro, coincide con la visión de que la economía está dando señales de estabilización en la desaceleración, tendencia que liga a la aminoración de los riesgos externos (trade y Brexit). Para ver qué medidas adicionales puede tomar el BCE, deja claro que primero hay que ver la efectividad que se ha conseguido con las adoptadas (dejando ver la necesidad de búsqueda de consensos en el seno de la autoridad) y seguir monitorizando los efectos negativos de las mismas. Por su parte, el foco de expectación ha estado en la revisión estratégica, a la que ha condicionado también las capacidades de la política monetaria, si bien, no ha dado más que el timing (un año) y que se enfrentan con una mente abierta (sin objetivos predeterminados). Lagarde, de 63 años, es la primera mujer que coge la riendas del Banco Central Europeo. Revisar el objetivo de inflación, convertir el BCE en una institución más verde o anunciar las nuevas previsiones macro hasta 2022, son algunas de las tareas que figuran en la agenda de la debutante Christine Lagarde, cuyas palabras han sido analizadas con lupa en su primera reunión al frente del organismo monetario.

Lagarde ha sido una pionera allá por donde ha ido. Fue la primera mujer ministra de Finanzas en su Francia natal, más tarde la primera directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI) y ahora se alza como la primera mujer que coge las riendas del BCE. Tiene ocho años por delante para demostrar si también es una ‘pionera’ al revisar el objetivo de inflación de la institución monetaria y ajustarlo a la realidad, y, sobre todo, al tratar de ajustar la política monetaria del BCE a los compromisos de sostenibilidad del planeta, tareas nada fáciles. Lagarde pretende afrontar la primera revisión estratégica del objetivo de inflación del BCE desde 2003.

 A nivel corporativo lo más destacado es la histórica salida a Bolsa de Aramco, que tras revalorizaciones de doble dígito llegaba a cotizar por encima de los 2 billones de euros. Además, destacan las revalorizaciones de Inditex, que presentaba unos resultados excepcionales para el 3T y Altice, que vendía su red de fibra en Portugal.

Sin duda, y en lo relativo al tema principal de la semana, habrá que trabajar duro para que el acuerdo del Brexit sea lo más favorable para ambas partes, Reino Unido y resto de Europa, pero tener una fecha para el fin de esta agonía es casi un alivio, en mi opinión.

SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA VISITANTE DE LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.