Ha sido la pasada una semana positiva para las bolsas tras la firma del acuerdo comercial entre China y EE.UU. y, a un menor nivel, el nuevo NAFTA con México y Canadá, lo que supone cerrar dos focos de incertidumbre a nivel global en una misma semana. Asimismo, el apoyo de los bancos centrales se mantiene, reforzándose esta semana la posibilidad de que Reino Unido baje tipos tan pronto como en enero, mientras China continúa regando de liquidez el sistema. A nivel de política monetaria, quiero destacar la reunión del Banco Central de la semana que viene en la que no se esperan cambios en política monetaria, siendo el foco de atención la revisión estratégica que se está llevando a cabo en el seno de la institución. Una encuesta de economistas de Bloomberg señalaba la convicción entre los encuestados de que la presidenta Christine Lagarde cambiará el objetivo de inflación por primera vez en 17 años y la institución será más flexible a la hora de alcanzarlo.
A nivel europeo, lo más destacable para mí es que Alemania cerró 2019 con un excedente presupuestario a nivel federal récord de 13.500 millones de euros. Supera así en más de un 11% el anterior superávit récord de 12.100 millones contabilizado en 2015, según las cifras provisionales publicadas por el Ministerio de Finanzas de Alemania. «Tuvimos un poco de suerte, pero también lo hicimos bien», ha declarado el ministro de Finanzas alemán, Olaf Scholz, tras comunicar el sexto ejercicio consecutivo sin déficit y el quinto en el que Alemania logró cerrar el ejercicio con un saldo positivo en sus cuentas. La mayor parte del superávit presupuestario irá al fondo de reserva establecido por Berlín tras la crisis de los refugiados y que en la actualidad cuenta con una dotación de 48.000 millones de euros. Según el Ministerio, el saldo positivo refleja el menor gasto en el pago de intereses de la deuda de Alemania. No obstante, el gasto federal alcanzó un total de 343.600 millones de euros, alcanzando un nuevo récord. Por su parte, los ingresos sumaron 357.100 millones, superando en 700 millones de euros la recaudación presupuestada.
A nivel doméstico, el panorama no está igual. El Banco de España avisa de que la banca puede subir sus precios si hay una Tasa Tobin. La subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, no cree positivo que el Gobierno apruebe la Tasa Tobin, ni un impuesto específico para la banca.
La número dos del Banco de España advirtió esta semana de que si el Gobierno aprueba finalmente la Tasa Tobin, un impuesto que gravaría las transacciones financieras realizadas por la banca, podría acabar trasladándose a los clientes de las entidades. Esta opinión es compartida por los expertos, e incluso por lo bancos. “Evidentemente la Tasa Tobin puede afectar a los clientes” en cuanto a que se notaría “en los beneficios y en la rentabilidad” de la banca, explicó Delgado en un desayuno organizado por el Club Diálogos para la Democracia. Ante una posible subida general de impuestos, mantiene también que cualquiera que se decida “afectará a la banca”, por lo que ésta tendrá que tomar sus decisiones de gestión como entidades privadas que son, aunque les ha recomendado actuar “con criterio y responsabilidad”. La subgobernadora negó que esté sobre la mesa una fusión de la nacionalizada Bankia con BBVA, operación que algunas informaciones apuntaban como una exigencia del PNV en sus conversaciones para facilitar la gobernabilidad del nuevo Ejecutivo. “Las fusiones tienen que generar sinergias y valor añadido. No se puede hacer una fusión a cualquier precio”, aseguró y descartó por completo que en algún momento hubiera estado sobre la mesa esta operación de integración entre Bankia y BBVA. Pese a recordar que desde 2009 han desaparecido en España el 30% de las entidades afirmó que en España “hay una competencia preocupante que provoca que los márgenes sean superestrechos”. La supervisora explicó que dado el entorno “extremadamente competitivo en el que nos movemos”, el “mapa de fusiones nacionales puede no estar todavía cerrado” debido, de forma particular, a la reducción de costes de estructura, que “es una de las pocas palancas disponibles para mejorar la cuenta de resultados”. Delgado recordó que cualquier proyecto de integración debe presentar un plan “viable, que sea creíble y coherente” y contar con “una estructura de gobernanza adecuada y consistente”. Pero echó un jarro de agua fría a las fusiones a escala europea al considerar “muy difícil que veamos fusiones transfronterizas” a corto plazo, aunque ya operen como entidades paneuropeas algunos bancos españoles, italianos o alemanes. Sobre las fintech explicó que aún no han entrado directamente en el sector bancario y no son una amenaza para las grandes entidades, pero ha advertido que si finalmente operan en el sector tendrán que estar sometidos a la misma regulación que la banca. Asegura que El Corte Inglés no ha pedido ficha bancaria para crear un banco, pero añade que podría pedirlo porque está en su derecho.
Respecto al titular, el Ibex vuelve a quedarse rezagado con el lastre de la banca. Las Bolsas europeas han cerrado apenas sin cambios, a pesar de los nuevos síntomas de distensión entre Estados Unidos y China. El Ibex ha vuelto a ser el peor entre los grandes índices del Viejo Continente con un recorte del 0,16% hasta los 9.528,30 puntos. El lastre de la banca ha arrastrado al selectivo a sesiones consecutivas de caídas. Los mercados financieros buscan nuevos alicientes para reactivar sus subidas. La agenda incluye varios datos macro relevantes. El primero, el publicado en China, ha reflejado una modesta recuperación de las exportaciones en diciembre, con un incremento del 7,6%. La inflación ha subido un 0,2%, una décima menos de lo esperado, y un 2,3% en tasa interanual. Más allá de los datos macro, los inversores aguardan los detalles de la primera fase del acuerdo comercial que firmarán mañana Estados Unidos y China. El Departamento del Tesoro ha retirado a China de su lista de países manipuladores de divisas. Los inversores europeos optan por la prudencia y posponen la toma de posiciones frente a las ventas que se imponen en la Bolsa española, que amplía así el goteo bajista de las últimas jornadas.
Una de las ministras que se mantienen, Montero, nos anuncia más impuestos con los que sostener más gasto social. El perfil político de María Jesús Montero crecerá con fuerza en la nueva legislatura. Pedro Sánchez ha revalidado su apuesta por quien fuera consejera de Hacienda en Andalucía con Susana Díaz hasta su fichaje al frente del ministerio de Hacienda, tras el éxito de la moción de censura en 2018. Montero (Sevilla, 1966) se mantendrá al frente de esta cartera y, por primera vez, un ministro de Hacienda será también portavoz de la labor de Gobierno. Su tarea será doble y extremadamente exigente: comunicar las decisiones del primer Gobierno de coalición de la actual democracia –con todos los desafíos que ello supone de fricciones internas en el reparto de poder– y la elaboración de los Presupuestos de 2020 con los que poner en marcha el proyecto progresista que PSOE y Podemos han enarbolado en su acuerdo. Las cuentas públicas serán el paso necesario e imprescindible para consolidar la legislatura y desarrollar la política social a la que aspira el Ejecutivo y dejar atrás las cuentas de 2018 heredadas de Mariano Rajoy y aún en vigor. Montero ya cuenta con tablas para afrontar ambos retos. Fue la vehemente defensora ante el Parlamento de los Presupuestos de 2019, cuyo rechazo por ERC provocó la convocatoria electoral que ha vuelto a llevar a Sánchez, por la mínima y tras arduas negociaciones, a La Moncloa. Aquel rechazo puso fin estrepitosamente al breve Gobierno socialista pero fue también la confirmación de Montero, pírrica ganadora de aquel debate presupuestario, como un valor en alza en el Partido Socialista. Su energía en la exposición y su bagaje y conocimiento de las cuentas públicas son las bazas por las que apuesta Sánchez para un Gobierno al que pretende dar un fuerte perfil económico, clave de hecho para ganarse la confianza de unos inversores que recelan de la llegada al poder de Podemos. La titular de Hacienda fue además uno de los pesos pesados de las negociaciones con la formación de Pablo Iglesias tras las elecciones generales de abril. Aquel proceso acabó en fracaso y en una nueva convocatoria electoral. Ese desencuentro difícilmente hacía prever en verano la formación del actual Ejecutivo de coalición pero Montero ya tendió puentes entonces con quienes ahora serán sus compañeros en el Consejo de Ministros. Y su tarea como portavoz será la de transmitir un mensaje de unidad de Gobierno, a pesar de las previsibles diferencias internas que surgirán por el camino. Montero será además un claro punto de encuentro en los objetivos de PSOE y Podemos. Su ministerio será el encargado de elevar la recaudación de impuestos con la que elevar el gasto social, la medida estrella con la que el nuevo gabinete pretende combatir la desigualdad originada tras la crisis. Como ya sucediera con los Presupuestos fallidos de 2019, la titular de Hacienda deberá hacer equilibrios para que el aumento de impuestos permita aumentar el gasto sin ahondar en el déficit público. Para ello, recuperará las medidas que el anterior Ejecutivo socialista no llegó a aplicar: un aumento del IRPF a las rentas más altas –el marginal subirá dos puntos para ingresos superiores a 130.000 euros y cuatro puntos a partir de los 300.000 euros y se endurecerán las rentas del capital que excedan los 140.000 euros– y un alza del impuesto de sociedades de las grandes empresas, de modo que el tipo mínimo efectivo sea del 15%, del 18% en el caso de la banca. La ministra aseguró recientemente que ya tiene la previsión de recaudación para hacer los Presupuestos. En esta ocasión, sin embargo, y ante la minoría en el Congreso, las cuentas públicas deberán complacer más si cabe no solo a sus socios de Gobierno sino a todas las fuerzas políticas necesarias para su aprobación parlamentaria.
No olvidemos, no obstante, que la formación académica de esta señora está muy lejos de las materias de las que se está ocupando. Es médico. Personalmente, sigo echando de menos a Luis de Guindos. Cuestión de preferencias en materia económica.
SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA VISITANTE DE LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.