España cerrada a cal y canto

A lo largo de la pasada semana, los estímulos monetarios anunciados por los bancos centrales y las políticas fiscales expansivas que se llevarán a cabo para hacer frente el impacto del Covid-19, atenuaban las fuertes caídas experimentadas a principios de semana, pero no lograban que los índices terminaran en positivo al final de la misma.

A nivel de política monetaria, y en el caso del Banco Central Europeo (BCE), Lagarde saca la artillería, y tras una nueva reunión de emergencia esta pasada semana, lanza un nuevo programa de compra de activos temporal para la Emergencia (PEPP) del Covid-19, de 750.000 M.€ de aquí hasta finales de 2020, que sorprende por el tamaño (6,3%PIB Europeo) y por la flexibilidad. Esta flexibilidad se refleja en incorporar más activos a su universo de compras (papel comercial de empresas no financieras), hacer una excepción para compra deuda griega e incluso para sortear temporalmente los límites del «capital key», planteándose incluso la posibilidad de cambiarlos.

Pasando a los estímulos fiscales, también a nivel europeo, los gobiernos de la Eurozona anunciaban durante la semana sus respectivos programas de estímulo fiscal para amortiguar el impacto del Covid-19. De forma general, las medidas están enfocadas a dotar de recursos al del sistema sanitario, apoyar la liquidez del sector corporativo, reducir el riesgo de despidos laborales y la protección civil. Los recursos movilizados varían por geografías: 200.000 M € públicos y la posibilidad de 83.000 M € de fondos privados en España (20% PIB), 25.000 M € en Italia (1,5% PIB) y la posibilidad de movilizar en torno a 350.000 M € en garantías estatales (20%PIB), 40.000 M € en Francia (1,7% PIB) y la posibilidad de movilizar 300.000 M € en garantías del Gobierno (13,5% PIB) y en Alemania un paquete fiscal que supondría en torno a un 15% del PIB.

Es evidente que con la propagación de Covid-19 y las medidas de «confinamiento» para su contención, estamos asistiendo a un claro deterioro de las expectativas macro para este ejercicio, viendo por el momento una fuerte contracción en la primera mitad del año y mucha incertidumbre en el cuándo y en el ritmo de salida, en función del éxito en el freno de la pandemia. El signo más desalentador en las previsiones es que los datos reales de China en el 1T han sido mucho peores a lo temido por el mercado, y que la recuperación está siendo más lenta. En positivo, está siendo la rapidez y la cuantía de estímulo monetario y fiscal que está añadiendo para paliar los impactos.

Parece que el Eurogrupo se muestra incapaz de fijar un plan común, lo cual no es buena noticia evidentemente, y delega la respuesta fiscal a los países. Italia, Francia o España reclaman una inyección fiscal comunitaria. Medidas fiscales por valor del 1% del PIB de la Unión Europea y liquidez por valor del 10%. Todo con posibilidad de ampliarse en un futuro próximo. Lo mismo que sucedía hasta ahora, pero avalado por el Eurogrupo. Dicho de otro modo: nada nuevo. Tras más de una semana de desacuerdos, la Unión intentó mover ficha este lunes para gestionar por fin de forma conjunta las consecuencias derivadas del Covid-19. Por el momento, con estas medidas, los Veintisiete avalan las decisiones tomadas por los Estados y las instituciones europeas hasta la fecha, pero no ofrecen una solución conjunta, si bien dejan la puerta abierta a nuevas medidas en un futuro. Habrá respuestas de choque de ámbito estatal, como ha sucedido hasta el momento, que en conjunto supondrán un esfuerzo fiscal equivalente al 1% del PIB. También habrá un apoyo de 65.000 millones de euros que nacen de la Comisión Europea, así como una inyección de emergencia por parte del Banco Europeo de Inversiones (BEI) que asciende a los 40.000 millones de euros, destinada a unas 150.000 empresas europeas, principalmente entidades bancarias y pymes. Pero nada más.

A nivel doméstico, lo más claro además de la medida de ampliar el tiempo encerrados es el cierre a cal y canto del país. Marlaska solo permitirá la entrada de españoles, residentes o el transporte de mercancías y no descarta acabar cerrando también las fronteras aéreas y marítimas. España ha quedado cerrada al acceso de extranjeros por vía terrestre. Para contener la expansión de la pandemia de coronavirus y prevenir su propagación, el Gobierno central ha decretado el reestrablecimiento de las fronteras terrestres del país. El anuncio fue realizado por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, al que el decreto del estado de alarma aprobado el sábado confiere el poder para cerrar las carreteras. El ministro ha detallado que solo podrán acceder al país los españoles de nacionalidad, los residentes en España, los trabajadores en frontera o aquellas personas con causa justificada o actividad diplomática. El transporte de mercancías quedará permitido para garantizar la actividad económica y el suministro de bienes procedentes del extranjero. La medida estará vigente desde las 00.00 horas del pasado martes y hasta el final del estado de alarma, con una duración inicial de 15 días prorrogables por el Congreso de los Diputados. Marlaska estrena así los nuevos poderes que ha cobrado con el decreto del estado de alarma que el Consejo de Ministros aprobó el pasado sábado. El texto publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE) recoge que «el ministro del Interior podrá acordar el cierre a la circulación de carreteras o tramos de ellas por razones de salud pública, seguridad o fluidez del tráfico o la restricción en ellas del acceso de determinados vehículos por los mismos motivos».

Además, los españoles estamos avisados de la necesidad de quedarnos en casa, so pena de sanción. Desde 100 euros de multa a 18 meses de cárcel: así son las sanciones por saltarse la cuarentena. La Guardia Civil y los Mossos de Esquadra ya han impuesto las primeras multas a las personas que incumplen las decisiones de confinamiento tomadas por el Ejecutivo. Venir unos días de plácido descanso a una playa española y tener que quedarse en el hotel. Por imposición. Querer salir a correr y tener que volver a casa. O salir de paseo para tomar aire fresco y darse media vuelta a las cuatro paredes del hogar. Son algunas de las situaciones que viven estos días turistas y ciudadanos en las calles del país, donde ya se están imponiendo fuertes multas por no acatar el confinamiento decretado ante la crisis del coronavirus. A modo de ejemplo, en Benidorm la Policía Nacional y Local alertan a los turistas que no asuman la orden de quedarse en el hotel que pueden ser castigados con multas de hasta 700 euros. Y ya lo están haciendo. Otros casos de multas que se están viendo son para ciclistas que se han saltado la orden en la Comunidad de Madrid y Cataluña. La Guardia Civil y los Mossos de Esquadra han impuesto ya las primeras multas a estas personas.  Se suceden escenas curiosas como gente sacando a la calle a un perro de peluche, un ciudadano vestido de dinosaurio o un señor que se ha grabado un vídeo diciendo que no se quedaba en casa. Si no acatan la orden de no salir se exponen a duras sanciones. No hay broma que valga. Hay que ser consciente de la gravedad de estas actuaciones y, si se quieren conocer los importes a los que se exponen los infractores, hay que mirar a normas como el Código Penal o la Ley de Seguridad Ciudadana. El real decreto aprobado el pasado 14 de marzo de 2020, por el que se declara el estado de alarma por la crisis del Covid-19, establece una serie de sanciones legales que pueden llegar hasta 600.000 euros e incluyen penas de prisión.

La consigna es clara para las autoridades, que deben actuar con mano izquierda ante ciudadanos rebeldes.

Por su parte, la CNMV da instrucciones a las gestoras para evitar los reembolsos masivos en fondos. El regulador pregunta a las entidades sobre las salidas de dinero de sus fondos en los últimos días y les recuerda los mecanismos a seguir para evitar un ‘shock’ en los mercados. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) extrema la supervisión sobre los fondos de inversión para evitar un posible shock ante reembolsos masivos. En efecto, el supervisor se ha comunicado con las gestoras españolas en los últimos días para hacer seguimiento de la salida de partícipes que están sufriendo sus productos. Además, la CNMV está recordando a las entidades los mecanismos de actuación disponibles para frenar fuertes reembolsos en sus fondos de inversión. Una avalancha masiva de peticiones de ventas podría afectar a la capacidad que tendrían las gestoras para deshacer posiciones rápidamente en los mercados (sobre todo en los activos de mayor iliquidez).

Es evidente, amable lector, que la tensión derivada de la propagación del coronavirus está provocando la salida de inversores de los fondos. En lo que va de mes, los fondos comercializados en España han sufrido reembolsos por alrededor de 3.000 millones de euros, según Morningstar. Una cifra solo comparable (en un periodo similar) al ritmo de las retiradas de dinero de alguno de los peores meses durante el estallido de la crisis financiera en 2008. Los principios de actuación que el supervisor está trasladando a las gestoras no son más que recordatorios de los mecanismos disponibles para estos casos. Según fuentes del mercado, la CNMV está estudiando difundirlos en una nota, en función de cómo evolucione la situación.

Esperemos que se pueda parar, lo antes posible, esta sangría de muertes, de pérdida de empleo y de dinero, y que salgamos adelante. Con buen ánimo y esperanza, seguro que hay luz al final del túnel.

Salud y suerte para no pillar el coronavirus. O tal vez, si le traspasa levemente sea lo mejor para quedar inmunizado. Todo depende de la fuerza de su sistema inmunológico. Juntos (haciendo lo que nos mandan) pero no revueltos, sino cada uno en su casa, superaremos esto.

SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA VISITANTE DE LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE