Ha sido la pasada una semana de alzas generalizadas en los mercados de renta variable a nivel mundial, a pesar de un balance mixto en la evolución del coronavirus. Así, en Europa, la apertura de fronteras y la eliminación de cuarentenas en el traslado de ciudadanos entre países responden a una contención aceptable de la pandemia, mientras que, en América, principalmente en EE.UU. y Brasil, los nuevos contagios escalan a los niveles más elevados desde el inicio de la propagación y provocan el freno a las medidas de desconfinamiento. Por otro lado, los datos de empleo en EE.UU. continúan mostrando una fortaleza mayor de lo esperado, aunque se teme que este indicador empeore como respuesta a los importantes rebrotes existentes.
A nivel europeo, Bruselas avisa de que las ayudas públicas no deben estar sujetas a la repratiación de empresas. Bruselas incluyó esa advertencia en una nueva enmienda del marco temporal que flexibiliza las reglas comunitarias sobre ayudas del Estado, para que los Gobiernos de la Unión Europea (UE) puedan ayudar a las firmas que atraviesan dificultades a consecuencia del COVID-19. Con la enmienda, la Comisión ha clarificado que la ayuda no debería estar condicionada al traslado de la actividad de producción o de otra actividad del beneficiario desde otro país dentro del Espacio Económico Europeo al territorio del Estado miembro que concede la ayuda, según recalcó el Ejecutivo comunitario en un comunicado. Bruselas añadió que imponer ese requisito sería particularmente dañino para el mercado interno.
Por su parte, el negociador de la Unión Europea (UE) para la relación con el Reino Unido, Michel Barnier, aseguró esta pasada semana que las propuestas británicas para el sector de los servicios financieros tras el Brexit son «inaceptables». En concreto, dijo que el Reino Unido está tratando de mantener «tantos beneficios del mercado único como puede» y añadió que al país le gustaría «que fuera fácil seguir operando empresas de la UE desde Londres, con operaciones y personal mínimo en el continente». Asimismo, afirmó que las iniciativas del Gobierno británico también «limitarían de forma severa» la autonomía regulatoria del club comunitario y su capacidad de tomar decisiones. «¡No hay forma de que los Estados miembros o el Parlamento Europeo aceptaran esto!», constató, y recordó que el Reino Unido decidió abandonar la UE y el mercado único, lo cual, señaló, «tiene consecuencias». Insistió en que Londres no puede mantener los beneficios del mercado único sin sus obligaciones. La City londinense ha sido el principal centro financiero de la UE durante la pertenencia del Reino Unido a la Unión. Las declaraciones de Barnier se produjeron solo un día después de que comenzara una ronda de conversaciones restringida sobre la futura relación entre Londres y Bruselas en la capital belga, en la que participan los jefes negociadores y sus equipos más cercanos con el objetivo de intensificar y avanzar en el estancado diálogo.
Quisiera poder decir, amable lector, que me sorprende esto, pero no puedo hacerlo. Está dentro de lo esperado de los británicos. Hay un refrán inglés, de enunciado bastante vulgar, referido a que ellos, del plato siempre se van a quedar con la salchicha. Con la sustancia. Realmente lo intentarán hasta el último minuto porque realmente lo creen así, por una sencilla razón: porque se creen que son LA GRAN BRETAÑA y así se han llamado. Y son un isla. Y un grandísimo país que amo profundamente y que siento que se haya ido via Brexit.
A nivel doméstico, me apetecería mirar al presidente de nuestro gobierno a la cara y proponerle que me mienta. Que se atreva a mentir a esta economista que suscribe a la cara y a negar que va a subir y mucho los impuestos a las EMPRESAS, a las que crean empleo y riqueza, a las que han sido apaleadas por los parones de la pandemia. A esas mismas.
También le sugeriría que me mintiese a la cara y me negase que la pandemia está colocando al sistema de pensiones contra las cuerdas. Un sistema que estaba ya agonizando antes de la indeseable visita del coronavirus. En efecto, la situación de las pensiones en España no era positiva antes del Covid-19, pero después podría ser irreversible. «La crisis va a dejar las cuentas públicas con un déficit muy grande este año: si no hacemos nada para empezar a garantizar la estabilidad presupuestaria a partir de 2022, posiblemente surjan dudas sobre la sostenibilidad», según Rafael Doménech, responsable de análisis económico de BBVA Research. El peor escenario podría derivar en un «ajuste dramático» de las pensiones como sucedió en Grecia y, en menor medida, Portugal. «Para nada es ése el escenario en que estoy pensando, pero tampoco podemos descuidarnos», afirmó Doménech en un encuentro digital sobre el impacto del Covid en las pensiones. «El parón de la actividad económica, la caída de los ingresos y el incremento del paro ponen en riesgo la estabilidad del sistema de pensiones, que no pasa por su mejor momento desde la crisis de 2008. El futuro de las pensiones tras el Covid-19 es un tema de actualidad y gran trascendencia económica y social y, por supuesto, un tema que sigue sin ser abordado, con consenso y seriedad entre todos los partidos políticos, a pesar de su extrema gravedad.
Rafael Doménech subrayó que la actual crisis económica «será la más intensa desde la Segunda Guerra Mundial para la mayor parte de las economías». En el caso de España, la primera mitad del año dejará una contracción de entre el 20% y el 25%, mientras que la caída del PIB en 2020 será superior al 10%. La crisis también tendrá un impacto muy grande sobre el sistema de pensiones, sobre todo por la disminución de los ingresos por cotizaciones sociales. Aunque los problemas no son nuevos para el sistema, las consecuencias de la pandemia amenazan con agravarlos.
Y como rejón final, el agujero del Covid-19 en el Turismo será de 77.000 millones menos en ingresos en 2020. España es el tercer país más visitado del mundo y el segundo por ingresos. La crisis del coronavirus ha frenado en seco el turismo en todo el mundo y eso va a tener consecuencias económicas dramáticas en las naciones que más dependen de los flujos turísticos como España. Un informe elaborado por Naciones Unidas pone cifras al desplome y analiza cómo afectará a los ingresos país por país. Y para ello establece tres escenarios posibles, en los que parte de la hipótesis de que el turismo pare en seco durante tres meses (conservador), durante ocho meses (intermedio) o durante los doce meses de 2020 (dramático). En función de cómo se desarrolle la industria de los viajes en la segunda mitad del año, el resultado puede variar entre los 1,1 billones de euros de menores ingresos en todo el mundo en el caso del escenario conservador hasta los 2,9 billones en el del dramático. Esta última cifra, recalca Naciones Unidas, es el doble del tamaño de los ingresos de la industria turística en todo el mundo. Y España será una de las más afectadas de todo el mundo, ocupando la quinta posición en la clasificación de las pérdidas, tan solo por detrás de EE UU, China, Francia y Alemania. Teniendo en cuenta que el escenario más realista es el intermedio, con una pérdida de negocio equivalente a ocho meses, el coste de la crisis sanitaria para hoteles, agencias de viajes, alquiler de coches o transporte en España se elevaría a 77.091 millones de euros.
En el ranking de naciones perjudicadas, la primera posición es para EE UU, que en el mismo contexto de caída que el asumido para España, perdería 323.000 millones de euros este año, seguida ya muy de lejos por China (aquí también incluye a Hong Kong) con 180.000 millones. En tercer y cuarto lugar aparecen Francia y Alemania, con caídas ya muy parejas a las de España (82.138 y 79.849 millones de euros), puesto que el perfil del turismo es similar, con una gran presencia de viajeros internacionales, que han desaparecido desde el mes de marzo hasta julio por el cierre de fronteras y que ahora las tres naciones lo irán recuperando, pero de una forma muy paulatina. Buena prueba de ello es que la industria hotelera ha iniciado una desescalada muy lenta en España y apenas prevé tener abierta un tercio de la planta hotelera este verano.
Lamento tener que darle noticias tan negativas pero si dijera otra cosa, mentiría. Y no tengo ninguna intención de hacerlo.
SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA VISITANTE DE LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.