El galardón del Premio Nobel de Economía será entregado, con permiso del coronavirus, el próximo 10 de diciembre a dos veteranos economistas estadounidenses, Paul Milgrom (72) y Robert Wilson (83) por sus teorías de las subastas y por su innovador trabajo que ha sido utilizado, en particular, para la asignación de frecuencias de telecomunicaciones. Wilson fue asesor de la tesis de Milgrom y juntos diseñaron el protocolo de subasta que utiliza la Comisión Federal de Comunicaciones para distribuir las frecuencias celulares entre las compañías telefónicas. Wilson se licenció en Matemáticas en Harvard para desarrollar carrera en la Escuela de Negocios de la Universidad de Stanford hasta hoy. Milgrom, cuyo trabajo conozco mejor, se licenció en Matemáticas en Michigan, para especializarse posteriormente en Estadística en Stanford, la misma universidad en la que se doctoró en Economía. Milgrom ha hecho contribuciones fundamentales a la teoría de juegos en los años 80 y 90. Muy conocido para los estudiantes de finanzas es, desde la perspectiva de la teoría de juegos, el punto de partida para la teoría de la formación de la reputación que es el dilema del prisionero, muy largo de explicar en estas líneas, pero que lleva a un resultado ineficiente. En un artículo muy influyente que publicó en 1982 con otros dos investigadores, demostró que, si uno o dos jugadores tienen incluso una probabilidad muy pequeña de comprometerse a jugar “ojo por ojo”, entonces ambos jugadores tienden a cooperar hasta los últimos períodos. Esto se debe a que incluso un jugador no comprometido tiene incentivos para «construirse una reputación» por estar comprometido “ojo por ojo” ya que, al hacerlo, lleva a que el otro jugador quiera cooperar. Y esto dio lugar a una rama completa de la literatura de teoría de juegos sobre tales «efectos de reputación». Me hace esto pensar, en el contexto político actual, en la pérdida de reputación que tiene para las personas que deben cooperar, el hecho de no hacerlo y en escenarios que no son precisamente un juego, sino de grave riesgo para la salud pública. Milgrom tiene además contribuciones fundamentales para la comprensión de los mercados de valores. En sus trabajos abordó una pregunta importante sobre por qué las personas intercambian activos financieros y si se puede sacar provecho de la especulación. Proporcionó un modelo dinámico del proceso de formación de precios en los mercados de capitales y una explicación basada en la información para el diferencial entre los precios de oferta y demanda. Este modelo de comercio dinámico con información asimétrica ha sido uno de los modelos, caballo de batalla, en la literatura sobre microestructura de mercado, de gran relevancia en la literatura financiera académica actual.
SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA VISITANTE DE LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.