Ha sido la pasada una semana de fuertes caídas generalizadas de las bolsas europeas penalizadas por la evolución del coronavirus, donde conocíamos la detección de dos nuevos focos en China. En Europa, el ritmo de vacunación está siendo más lento del esperado, con los gobiernos extendiendo medidas de restricción de la movilidad. Por su parte, Biden presentaba su plan de estímulo económico de 1,9 billones de $. El mercado también ve dudas en su implementación y el impacto que pueda tener una posible subida de impuestos en la economía, lo que acababa penalizando en la semana. En este contexto, veíamos caídas generalizadas por sectores y, en deuda, las TIRs se mostraban más contenidas tras los repuntes de la semana pasada. El petróleo cerraba la semana con descensos, en niveles de 55$/b, tras varias semanas de subida. Desde inicio del año lleva acumulada una subida en torno al 8%. La OPEP publicó su report mensual sin modificar las expectativas de demanda 2021 (95,91 M. b/d con un incremento de 5,9 M. $/b).
En lo relativao a la política de EE.UU. que está dando mucho que hablar, el Congreso aprueba el arranque del proceso de impeachment de Trump, que se teme pueda empañar el arranque de la legislatura de Biden, retrasando tanto los nombramientos de las instituciones (ya retrasado por las trabas en el proceso de sucesión) como la puesta en marcha de los necesarios estímulos. El segundo proceso de impeachment a Trump pone a EE.UU. en aguas desconocidas, no esperando que las vistas en el Senado empiecen antes de la semana que viene, por lo que se descarta una destitución antes de la toma de posesión de Biden el próximo miércoles.
A nivel doméstico, lo que señalo en el titular del blog en el día de hoy. Calviño cree que Díaz no debe quitar importancia a una decisión trascendente como la subida del SMI. La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, ha afirmado esta pasada semana que decir, como ha dicho la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que subir el salario mínimo interprofesional (SMI) un 0,9% sólo supone a las empresas afectadas un aumento de 30 céntimos al día, es restar importancia a una decisión que sí es «trascendente» y que «quita el foco» de las cosas que son importantes, como lograr que el personal en expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) vuelva al trabajo. «Ese tipo de comparaciones o tratando de quitar importancia a decisiones que sí son trascendentes quitan el foco de lo importante, que tiene que ser centrarnos justamente en la readmisión de los trabajadores que están en ERTE, en que los jóvenes accedan al mercado laboral y en evitar el aumento del paro femenino. Esa tiene que ser nuestra prioridad», ha señalado Calviño. La vicepresidenta ha recordado que el SMI ha subido en los últimos dos años y medio casi un 30% y ha insistido en que el impacto de un incremento de esta renta mínima no es el mismo con un crecimiento fuerte que con una caída del PIB de dos dígitos como la de 2020. Además, ha subrayado que en un momento en el que el Gobierno está tratando de apoyar a las empresas y reducir sus costes «hay que ser coherentes» con las decisiones que se toman. «Yo entiendo perfectamente que los sindicatos reclamen alzas salariales, igual que entiendo que las empresas pidan un aumento de las ayudas. Pero un Gobierno tiene que tomar medidas con responsabilidad y teniendo claras las prioridades, que son recuperar el crecimiento económico y el empleo y proteger el tejido productivo», ha defendido. Precisamente, la vicepresidenta ha insistido en que la «prioridad absoluta» del Gobierno en los próximos meses debe ser, sobre todo, la de procurar que se absorba y recupere el empleo de los 1,5 millones de personas que están en paro, en un ERTE o percibiendo ayudas por cese de actividad. «La prioridad debe ser que (estas personas) no se descualifiquen, que sigan teniendo ánimo y capacitación y que podamos ayudar a su readmisión en las empresas o a su reorientación en otros sectores productivos», ha explicado. Y yo, personalmente, estoy totalmente de acuerdo con su explicación y con su enfoque económico. Entre otras cosas, es preciso reconocer que Calviño sabe de economía y la señora Yolanda Díaz, no. En cuanto a las previsiones económicas, Calviño ha reiterado que la evolución de la pandemia está introduciendo sobre ellas una «incertidumbre adicional». Aún así, ha precisado que todos los riesgos que identificó el Gobierno en el cuadro macroeconómico de octubre «han evolucionado de manera positiva» desde entonces, como las vacunas, las tensiones geopolíticas o los acuerdos para poner en marcha los fondos europeos. A pesar de que aún quedan «por delante semanas y meses complicados», Calviño ha asegurado que la previsión central del Gobierno, de un crecimiento del 7% para este año, se mantiene y tendrá como base el «intenso» avance del PIB logrado en el tercer trimestre de 2020 y el «signo positivo» que prevé también para el cuarto trimestre.
A nivel bancario, Hernández de Cos aboga por cambiar los ICO por ayudas directas para las empresas.
El gobernador del Banco de España insiste en combinar reformas estructurales y un proceso de consolidación fiscal apoyándose en los fondos europeos. El gobernador del Banco de España ha defendido una estrategia de política económica que incorpore ya la aplicación de reformas estructurales y un diseño anticipado del proceso de consolidación fiscal, y ha apostado por que los fondos europeos ayuden a financiarlas. Lo ha dicho en una sesión del ciclo ‘España en el contexto geopolítico de la pospandemia’ organizado por el Círculo de Economía, en la que han participado el profesor de Economía y Finanzas del Iese Xavier Vives, la consejera de Cosentino Isabel Martínez-Cosentino y la consejera del Banco de España, Nuria Mas. Considera que esta estrategia permitiría potenciar los efectos expansivos de las medidas de apoyo público de corto plazo, las cuales ve «todavía necesarias», y ha advertido de que no se debe infravalorar el impacto positivo de la misma. En concreto, ha defendido que esta estrategia generaría un impacto positivo sobre la credibilidad de la política económica de España, sobre las expectativas de los agentes acerca de la capacidad de crecimiento del país y sobre las decisiones de gasto e inversión de los agentes incluso en el corto plazo. Ha insistido en que se trata de una crisis que requiere de una política fiscal muy contundente «todavía hoy» y ha defendido que conviene preservar lo máximo intacto posible el tejido productivo que había antes de la llegada de la pandemia. De Cos ha constatado que ha habido una socialización de esa pérdida a través de la política presupuestaria, pero ha defendido que desde el punto de vista de las consecuencias para el endeudamiento y el déficit fiscal, ese apoyo presupuestario a la política fiscal ha sido positivo «porque sino las consecuencias en términos de destrucción de tejido productivo hubieran sido significativamente mayores». Sobre los fondos europeos, ha señalado que tienen que seguir para financiar proyectos de inversión pero ha advertido de que también pueden ayudar a financiar reformas estructurales. «El principal ‘handicap’ para su implementación tiene que ver con la existencia de costes de transición. Entonces usemos también, creo que se puede y se debe, utilizar los fondos europeos también para financiar algunos de esos costes de transición».
Subvenciones directas
Por ello, ha defendido preservar el impulso fiscal, pero cree que quizá los instrumentos ahora tienen que cambiar: «La línea de financiación del ICO ha sido absolutamente fundamental, pero nos encontramos en una situación ocho, nueve meses después, en que las empresas se encuentran mucho más endeudadas». Ante la financiación de las posibles dificultades financieras que puedan tener las empresas los próximos meses, para De Cos «probablemente no tenga sentido» seguir acumulando endeudamiento para esas empresas y que las acabe poniendo en situación de insolvencia. «Tenemos que pensar más en capitalizaciones directas o incluso en subvenciones directas de las empresas. A lo mejor hay que cambiar el énfasis de los instrumentos», ha añadido.
Armonización fiscal
Hernández de Cos ha sostenido que el federalismo fiscal tiene entre sus preocupaciones delegar los impuestos que generan menos problemas desde el punto de vista de la potencial descoordinación que se puede producir. «Esto es lo que provoca que el impuesto de sociedades no sea un impuesto descentralizado. Creo que hay que identificar aquellos impuestos que pueden generar problemas de competencia y evidentemente armonizarlos completamente», ha añadido. Respecto a los otros, para el gobernador del Banco de España es importante guardar un margen de actuación por parte de las comunidades autónomas.
A nivel regional, la producción industrial asturiana es el 6% inferior a antes de la pandemia.
Asturias es la séptima región con mayor caída de su producción industrial en noviembre respecto al mismo mes de 2019, antes de la pandemia, con un descenso interanual del 6%, el triple que la media española (2%), según el Instituto Nacional de Estadística (INE). En España se constata una mejora relativa respecto al -6,2% de octubre, aunque, corregido el efecto estacional de calendario, noviembre acentuó la caída desde el -1,6% al -3,8%. En Asturias casi todos los sectores han retrocedido, en particular el energético, con una caída del 25,8%. La industria manufacturera cedió el 1,6%. Los bienes intermedios son los únicos que crecieron (3,2%).
Nos encontramos pues en un inicio de año 2021 muy complicado, con un nivel lento de vacunación y donde es preciso priorizar, más que nunca, lo más urgente y necesario. Todo lo demás, es un error: error económico y error de gestión de esta dura pandemia.
SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA VISITANTE DE LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.