4.000 millones en «cocos»

Las bolsas cerraban la semana con un comportamiento claramente negativo, con correcciones tanto en Europa, como en EE. UU. y Asia. La semana venía marcada por los temores inflacionistas, la preocupación ante el ya próximo endurecimiento de la Fed, el repunte de los rendimientos de los bonos y la subida del petróleo. Por sectores, el más perjudicado era el automovilístico (-4,2%), seguía pesando la disrupción en la cadena de suministros, seguido de los sectores banca (-4,0%) y tecnología (-2,2%), lastrados por los malos resultados empresariales 4T que se publicaban durante la semana.

A nivel empresarial, cabe destacar que Pfizer, AstraZeneca y las chinas Sinopharm y Sinovac fabricarán el 70% de las vacunas del Covid-19. La industria farmacéutica producirá 18.600 dosis este año. Se prevé un salto del 166% respecto a 2021. El consorcio formado por Pfizer y BioNTech elaborará 1.922 millones de dosis hasta junio, lo que significa que fabricará alrededor del 24,9% de todas las vacunas que se distribuyan en el mundo. Le sigue la china Sinopharm, con 1.200 millones de dosis hasta mitad de año. Tras ella, aparece la versión de AstraZeneca y la Universidad de Oxford, con 1.085 millones. En este caso, la compañía británica cuenta con socios como la india Serum para la producción. Por último, como empresa muy destacada se encuentra la china Sinovac, que comercializará alrededor de 1.060 millones de dosis. Hasta mitad de año, la industria farmacéutica producirá 7.717 millones de dosis. Se trata de una revisión a la baja de la cifra publicada a mediados de diciembre, cuando se calculaba 8.672 millones. Respecto a hace un año, será más del doble. Hay que tener en cuenta que la industria partió desde cero el pasado año en capacidad industrial en una vacuna para este coronavirus. La capacidad mundial de producción de todo tipo de vacunas era de algo más de 4.000 millones de dosis al año antes de la pandemia. Las primeras soluciones, las de Pfizer/BioNTech y la de AstraZeneca, fueron aprobadas en Europa en diciembre y en enero, respectivamente. La cifra de fabricación en 2022 alcanzará los 18.600 millones, un 166% más que las dosis producidas en 2021. Con esa cantidad, sería más que suficiente para aplicar dos dosis a toda la población mundial, aunque como se ha visto hasta ahora, en los países más pobres la administración de la vacuna cubre todavía un porcentaje de la población muy bajo.

A nivel bancario internacional, cabe señalar que el 60% de los bancos europeos considera la posibilidad de fusionarse. 

La mayoría de las principales entidades de Europa reconoce que «considera o ha considerado» en la pandemia fusiones y adquisiciones, aunque recelan del potencial para el negocio, según una encuesta de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés). Las ganas por acometer fusiones bancarias en Europa no pierden fuelle tras casi dos años de pandemia. El incentivo de los reguladores y las malas perspectivas del negocio reactivaron con fuerza la consolidación en algunos sistemas financieros europeos.

Según destaco en el titular del blog en el día de hoy, la banca española se prepara para rescatar 4.000 millones en ‘cocos’ este año. El sector europeo podrá amortizar hasta 21.000 millones en este tipo de deuda. Santander, BBVA, CaixaBank y Sabadell tienen este año ventanas para amortizar algunas de sus emisiones de deuda anticrisis que abonan intereses mucho más elevados que lo que han pagado en las últimas colocaciones realizadas el pasado mes de septiembre. Así, las entidades se preparan para refinanciar esos bonos. Los bonos contingentes convertibles (cocos, en la jerga) son por definición eternos, y cuentan con capacidad para absorber pérdidas de las entidades en caso de que la solvencia baje de un determinado nivel, pues se convierten automáticamente en acciones. A pesar de su carácter perpetuo, en el mercado se da por sentado que serán amortizados por adelantado en la primera ocasión que haya, tradicionalmente a los cinco años, para ser sustituidos por otras emisiones de nuevo cuño. Una teoría que se cumplió siempre hasta 2019. Ese año, Santander puso en vilo al mercado de deuda corporativa al renunciar a rescatar una emisión de 1.500 millones en cocos colocados en marzo de 2014. Algo que sí accedió a hacer meses después. La decisión inicial del banco forzó al sector a rehacer sus cálculos y los precios asignados al cambiar una regla no escrita. En el mercado apuntaron entonces que las condiciones económicas no respaldaban en ese momento la racionalidad de canjear la emisión en la primera ventana. Santander es la primera entidad que tendrá este año una fecha de compra anticipada de deuda perpetua. Cuenta con una emisión de 2017 de 750 millones de euros en cocos que tiene la call a finales de abril. Por ella, la entidad presidida por Ana Botín paga un cupón del 6,75%, muy superior al 3,625% que abonó en septiembre del año pasado por una colocación de 1.000 millones de euros. Si decide no rescatarla, pagará a partir de entonces 680,3 puntos básicos sobre el tipo de interés libre de riesgo (midswap) a cinco años. La entidad también tendrá en junio la opción de canjear otra emisión de deuda contingente convertible emitida por su filial Santander UK, en este caso de 750 millones de libras, que pagan un interés del 7,375%. A lo largo del mes de mayo podrán hacer lo mismo Sabadell y BBVA. La primera entidad podrá amortizar una colocación de 750 millones emitida en 2017 y que paga un cupón del 6,5%. Pero tendrá que esperar hasta noviembre para hacer lo propio con otra de 400 millones al 6,125%. En el caso de BBVA, a finales de mayo podrá amortizar 500 millones de una emisión de cocos por la que abona un interés del 5,875%. CaixaBank, por su parte, podrá recomprar una emisión de este tipo de deuda emitida en junio de 2017. Entonces colocó 750 millones al 6% frente al 3,625% que pagó en septiembre por otra emisión del mismo tipo. Las primeras fechas de vencimiento de estas emisiones de AT1 o deuda de casi máxima calidad llegan en un momento en el que se espera un endurecimiento de las condiciones de financiación. En marzo finalizará el programa de compras de deuda antipandemia impulsado por el Banco Central Europeo, mientras que la Reserva Federal ha optado por acelerar la retirada de sus compras de deuda para adelantar la primera subida de los tipos de interés en Estados Unidos ante la escalada de la inflación. EE UU y la zona euro juegan con calendarios muy distintos en política monetaria por la distinta evolución de sus economías pero el mercado ya ha empezado a descontar que el tapering traerá consigo un repunte de las rentabilidades de la deuda.  Con todo, quedan lejos los tiempos en los que las entidades españolas llegaron a pagar hasta un 11,5% por emisiones de deuda de alto riesgo vendidas en 2013. Y ello a pesar de que en ese momento la prima de riesgo española se había alejado de los máximos registrados un año antes–llegó a situarse por encima los 600 puntos básicos– ante el rescate europeo del sector bancario.

También a nivel bancario, destaca el hecho que más de 27.100 empleados de banca han pedido dejar el sector con los ERE de 2021. El ajuste de oficinas y de plantilla llevado a cabo durante el ejercicio que acaba de finalizar en la banca española bate récords. En 2021 se han aprobado y en parte ejecutado planes para que dejen la banca más de 18.627 empleados. Pero a este elevado número se le podía haber añadido otros más de 8.500 trabajadores si se suman las peticiones de salida de los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) negociados con los sindicatos. En total, más de 27.200 empleados del sector pidieron adherirse a los respectivos ERE de sus bancos, pero no pudieron acogerse a ellos al estar limitadas las salidas, tras unas negociaciones que derivaron, por primera vez en décadas, en manifestaciones y huelgas en entidades como BBVA o CaixaBank, entre otras. Los planes iniciales de la banca, sobre todo de Santander, CaixaBank y BBVA, superaban la cifra final de salidas, pero la intervención de los sindicatos, e incluso, en esta ocasión del Gobierno a través de Economía o del Ministerio de Trabajo, pusieron veto al número de bajas voluntarias y prejubilaciones.

El problema de la inflación está presente, sin duda, ya que la escalada del IPC en 2021 se come el 40% del poder de compra ganado en diez años.  Los empresarios y los sindicatos esperan cerrar en breve una fecha para iniciar las negociaciones del próximo pacto de convenios y política de rentas.  El poder adquisitivo de los salarios se halla midiendo la evolución de lo que suben o bajan los sueldos y restándole o sumándole el comportamiento de los precios. De esta forma se determina si con el nuevo salario se pueden comprar más o menos cosas en función de cómo hayan evolucionado los precios. Según esto, eligiendo como indicador salarial la evolución de los sueldos pactados de media en los convenios colectivos, que afectan cada año a más de once millones de asalariados, se observa que en los últimos diez años completos, las retribuciones acordadas en la negociación colectiva han avanzado un 12,7% entre 2012 y 2021. Mientras que en esos diez años, los precios crecieron, algo menos un 10,13%. Esto permitió que los salarios ganaran 2,6 puntos de poder de compra. Sin embargo, el fuerte repunte de la inflación experimentado en el cuarto trimestre de 2021 ha mermado notablemente este ya estrecho margen de poder adquisitivo ganado por los salarios en los últimos diez años. En concreto, el IPC medio del año pasado fue del 3,1% frente al 1,47% que avanzaron los salarios pactados en los convenios, con lo que casi ocho millones de asalariados protegidos por la negociación colectiva –esta cifra de empleados aumentará a lo largo de este año por el retraso en el registro de convenios– experimentaron un pérdida de poder de compra de 1,6 puntos, la mayor en un ejercicio en los últimos 30 años.

Por otra parte, los supermercados españoles se ponen a tiro de los fondos para acelerar su concentración.  El sector aguarda más operaciones tras las de Uvesco y Condis. La fragmentación y los regionales atraen al capital internacional. El 2022 se presenta como un año de intensa actividad corporativa en la distribución alimentaria. El sector, uno de los más reforzados a raíz de la pandemia, y particularmente fragmentado entre decenas de operadores, ha levantado un intenso interés por parte de los inversores para acelerar su concentración. La última gran operación de este tipo, la toma de la vasca Uvesco por parte de PAI,  puede provocar un efecto dominó durante los últimos meses, especialmente entre los supermercados regionales. Hay contactos constantes entre inversores, especialmente fondos, con operadores relevantes del ámbito regional, sobre todo de capital familiar, y que necesitarán de apoyo financiero para navegar la ola de transformación digital que sacude al sector.

A nivel local, Capsa se alía con la catalana Liquats para crear nuevos productos de alimentación vegetal. Las dos compañías aseguran que la alianza responde a la necesidad de innovar para dar respuesta a las nuevas tendencias del mercado. La asturiana Corporación Alimentaria Peñasanta (Capsa) y la catalana Liquats Vegetals –especialista en bebidas vegetales– han firmado una alianza para comercializar nuevos productos ligados con la alimentación vegetal, en respuesta a las nuevas tendencias del mercado. El objetivo de ambas compañías es fortalecer sus proyectos de innovación ligados a esos productos mediante sus marcas Central Lechera Asturiana y Yosoy. La directora general de Liquats, Laura Erra, aseguró que “este acuerdo nos permitirá afianzar el valor de la etiqueta limpia para una alimentación más sana en nuestros estándares de vida y en el liderazgo y desarrollo de las categorías “plant based” (un estilo de dieta próximo al vegetarismo en el que se permite el consumo de algún producto de origen animal) en España”.  La catalana Liquats Vegetals cuenta ya con más de 30 años de experiencia elaborando bebidas cien por cien vegetales. Tiene su sede en Viladrau, una pequeña localidad del Parque Natural de Montseny, y es líder del mercado de esas bebidas vegetales a través de sus marcas Yosoy, Almendrola y Monsoy. Según apunta, su oferta de productos sin aditivos ni azúcares añadidos ha sido clave para llegar a un consumidor cada vez más interesado en la salud a través de la alimentación. La compañía destaca que siempre ha estado muy comprometida con los valores de la transparencia, la honestidad y el respeto por el medio ambiente, y, además, es una empresa certificada por los más altos estándares de calidad alimentaria.

Pues que sea para bien de ambas empresas esta alianza asturiano-catalana.

 SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA Y CONTABILIDAD DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA VISITANTE DE LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.