En esta pasada semana la Bolsas cerraban con un comportamiento claramente negativo, con correcciones tanto en Europa (-4%), como en EE. UU. (-2%) y Asia (-2,5%). Estos movimientos venían marcados por los ataques de Rusia a Ucrania iniciados a finales de semana, dejando en un segundo plano los otros drivers de la economía (como la inflación y la disrupción en las cadenas de suministro). En Europa, las mayores caídas eran registradas por la banca (-6,3), autos (-3,5 ) y ocio (-1,9). En cuanto al petróleo, el Brent se lanzaba hasta los 97,33$/b, llegando a los 100$/b durante la semana, siendo las petroleras, las eléctricas y las commodities las pocas que evitaban los descensos.
A nivel de geopolítica, Moscú anunciaba el reconocimiento de la soberanía de Donetsk y Lugansk. Pocos días después ordenaba el asedio contra Ucrania y lo hacía realidad por cielo, mar y tierra, avanzando con gran celeridad y acercándose a escasos kilómetros de la capital del país. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, recurría a la OTAN en una situación de socorro exigiendo una reacción frente al conflicto desatado. Los Aliados, por su parte, respondían de manera pacífica con sanciones que limitaban el acceso de Rusia a lo mercados financieros y a la tecnología, así como congelando bienes y limitando viajes de los altos cargos rusos. Este conflicto disparaba de nuevo el petróleo Brent, que se disparaba llegando a rebasar los 100 $/b, alcanzando niveles no vistos desde 2014. China, por su parte, no se posicionaba con total claridad. Por un lado, defendía la soberanía y la integridad territorial de los Estados demandando una salida diplomática. Sin embargo, afirmaba entender las preocupaciones de seguridad de Rusia y evitaba condenar el ataque.
Es evidente que la guerra enciende las alarmas ante el temor a una recesión y a la escalada de la inflación. Moody’s alerta de que el Brent podría subir hasta los 150 dólares. El IPC cerraría el año 2022 en el 6,5%. Las consecuencias económicas que tendrá el conflicto armado que terminó de estallar esta semana en Ucrania son todavía difíciles de anticipar de forma exacta. Lo que sí parece claro es que la escalada bélica impactará de lleno sobre indicadores clave como la inflación, echando por tierra las proyecciones macroeconómicas previstas para España y el conjunto de la Eurozona durante 2022. Los precios podrían repuntar un 6,5% a lo largo del año y el alza del PIB prevista se frenaría sin remedio. La agencia de calificación Moody’s advirtió de una posible recesión global y de la subida del Brent hasta los 150 dólares por barril en caso de que la invasión por parte de Rusia se prolongue en el tiempo. Se trata, sin embargo, de una posibilidad de calado medio, pues la apuesta de la entidad es que la guerra concluya pronto. En el peor escenario que la agencia de calificación baraja, Kiev es ocupada y Rusia instala una nueva Administración en el país, lo que produce un largo periodo de conflicto. Occidente impondría severas sanciones que incluirían prohibiciones de importación y exportación, y en respuesta las compañías rusas de petróleo y gas cortarían el suministro a Europa. Esto traería consigo efectos de segunda ronda; la inflación se dispararía hasta el 10% y retrasaría, en definitiva, la recuperación económica de la región tras la pandemia. Rusia suministra cerca del 40% de gas natural que consume la UE y una cuarta parte del petróleo. La gran dependencia que tiene la Unión del Kremlin hace que, incluso si el conflicto se resuelve pronto, Europa retrase su recuperación y mantenga una inflación por encima del 6% durante gran parte de 2022. La UE no está en su mejor momento para encararse con Rusia. Sus reservas de gas están a menos de una tercera parte de su capacidad, lo que augura un invierno difícil. La situación actual del mercado es, según la agencia calificadora, un claro recordatorio de la urgencia que tiene el bloque por diversificar sus proveedores, no en vano, diversos líderes políticos han acusado ya a Vladimir Putin de reducir el suministro con el fin de obtener una ventaja política. El papel que tiene Rusia en la economía global también afectaría la cadena de suministros. Moscú produce alrededor del 6% del aluminio a nivel global y el 7% del níquel, lo que afectaría la producción mundial en caso de que decidiera cortar el abastecimiento. A esto se suma Ucrania, gran suministrador del neón y otros materiales que se utilizan en la fabricación de chips. También está el asunto del precio de los alimentos. Rusia es el mayor productor del trigo del mundo y junto con Ucrania, representa casi una cuarta parte de las exportaciones mundiales. Sus repercusiones en la inflación a largo plazo obligarían al Banco Central Europeo a mantener en mínimos los tipos de interés hasta por los próximos tres años. Algo en lo que concuerda el banco de inversión suizo UBS, quien considera que además de mantener la tasa de refinanciación, el organismo se esforzará porque los Gobiernos aumenten su apoyo fiscal y limitará el aumento de los precios de la energía en los hogares.
A nivel domestico, las empresas podrán sacar de la base de cotización hasta 1.380 euros al año de su aportación a planes de pensiones para el trabajador. El Gobierno da luz verde al nuevo fondo de planes de pensiones para las empresas; prorroga las actuales condiciones de los ERTE hasta el 31 de marzo, el Plan Mecuida hasta el 30 de junio y eleva el salario mínimo a 1.000 euros desde el 1 de enero. El Consejo de Ministros ha tenido un marcado acento laboral ya que el Gobierno ha aprobado en esta reunión varias importantes medidas que afectan a millones de trabajadores. Por un lado ha dado el visto bueno al real decreto que eleva el salario mínimo interprofesional de 965 a 1.000 euros mensuales (en 14 pagas) con efectos retroactivos desde el 1 de enero pasado. Asimismo ha extendido las medidas de protección social, entre ellos el Plan Mecuida hasta el 30 de junio. Y, en tercer lugar, el Ejecutivo ha aprobado también el anteproyecto de ley que recogerá la regulación del fondo de pensiones de empleo de promoción pública de nueva creación para que esté en marcha en 2023. El Consejo de Ministros lo enviará al Parlamento para su tramitación. Desde el ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones que ha capitaneado el diseño de este nuevo fondo explican que el texto legal «facilita la creación de planes colectivos (en el seno de las empresas) en el marco de la negociación colectiva y habilita la creación de los fondos de pensiones de empleo de promoción pública. Estos planes –con la nueva figura del plan simplificado, también de nueva creación– tendrán «bajas comisiones» para facilitar el ahorro para la jubilación de trabajadores con rentas medias y bajas de pymes y para trabajadores autónomos, jóvenes y empleados públicos. El proyecto de ley incorpora los incentivos fiscales recogidos en los Presupuestos Generales del Estado para 2022 para los planes colectivos de pensiones, que elevaron el límite en la deducción de la base imponible hasta los 10.500 euros, para incentivarlos, al tiempo que redujeron este límite a los 1.500 euros para los planes individuales, algo que ha sido fuertemente criticado por el sector financiero y de gestoras de estos planes. El argumento de estos profesionales es que se han incentivado los planes colectivos a costa de los individuales sin haber puesto en marcha si quiera el fondo que se aprueba esta pasada semana. Este anteproyecto incluye varias novedades, fundamentalmente para las empresas, orientadas a fomentar el desarrollo de estos planes. Entre las conocidas hoy está la elevación a 115 euros mensuales de la cantidad de aportaciones de las empresas a los fondos de pensiones colectivos que se podrán sacar de la base de cotización del trabajador. Esto supondría poder excluir de dichas bases de cotización hasta 1.380 euros anuales, lo que según los cálculos del ministerio supondrá un ahorro de casi 400 euros por trabajador al año.
El alza del salario mínimo por su parte afectará a dos millones de trabajadores a los que las compañías deberán pagarles la diferencia de 35 euros de enero y febrero, esto es 70 euros.
A nivel de mercados financieros, el 40% de las OPV españolas se frustra por la falta de demanda o la avidez del capital riesgo. La volatilidad ha aplazado las operaciones de Ibercaja y Windar. El ‘private equity’ tiene capacidad para pagar más gracias a su liquidez
Cuatro de cada diez salidas a Bolsa de empresas españolas se han visto forzadas a echar el freno en los últimos 10 años. Bien porque no tenían demanda al precio que exigían, bien porque la volatilidad ponía en jaque la operación, bien porque el capital riesgo lanzó ofertas irrenunciables a golpe de talonario. Las últimas que han aplazado sus estrenos son Ibercaja y Windar después de que el año pasado lo hicieran Opdenergy, Capital Energy y primafrio. Con todo, el importe colocado en los últimos 10 años mediante estos estrenos roza los 23.000 millones de euros. Ibercaja se dio de bruces con la escalada del conflicto entre Rusia y Ucrania, y frenó en seco su OPV ante la posibilidad de salir con unos accionistas que no eran los deseados: más hedge funds de corto plazo que inversores de largo. Pero lo volverá a intentar en abril o mayo, con la baza de la subida de tipos y la escalada en Bolsa de sus rivales, que llegan al 60%. En el caso del banco que pilota como consejero delegado Víctor Iglesias, el capital riesgo no se plantea como una alternativa. Pero el elevado poderío de estas firmas –con una liquidez solo entre las españolas de 5.000 millones de euros, el máximo en 14 años– es una opción que las empresas miran con mucha atención. Son los denominados procesos de dual track: quien pague más se queda la empresa. Las operaciones con fondos suelen contar con mejores valoraciones y con un aliciente extra: la empresa se vende al 100%. No quedan restos que haya que ir colocando en el mercado, que pueden bajar de precio si el mercado o la evolución de la empresa no acompañan.
Desde la CNMV se repite como un mantra la necesidad de facilitar la llegada al mercado de nuevas empresas. Las exigencias de transparencia deben marcarse por el tamaño, no por si cotiza o no, y el proceso de la puesta de largo debe simplificarse. La salida a Bolsa lleva meses, mientras que una operación con un inversor financiero se puede cerrar en tan solo unos días.
A nivel local, Asturiana de Laminados espera duplicar su producción en cinco años. La empresa, única en el mundo capaz de fabricar cinc prepatinado y de colores de hasta 1.350 milímetros, quiere vender en Sudamérica y África. Constituida en 2006, Asturiana de Laminados, bajo la marca comercial el Zinc, se ha convertido en uno de los tres mayores productores mundiales de cinc laminado gracias a su amplio conocimiento del sector y su apuesta por la última tecnología en los procesos de fabricación. Gracias a este exhaustivo conocimiento del sector de la construcción, unido a su dominio tecnológico y al compromiso de los profesionales que conforman el Zinc, la empresa con base en el polígono de Villallana (Pola de Lena) cuenta con presencia en más de cincuenta países. La evolución de la firma se asienta en una constante inquietud por avanzar y satisfacer las necesidades más exigentes del mercado. Hoy en día, el Zinc propone una de las gamas de aspectos de superficie más amplias del mercado, ofreciendo además su ayuda técnica a los profesionales que la requieran. Gracias a todo ello, el Zinc pude decir con orgullo que actualmente es la única empresa del mundo con capacidad para fabricar cinc prepatinado y de colores de hasta 1.350 milímetros de ancho.
Salir a Bolsa para crecer, el reto de las empresas asturianas
Principado y FADE animan a compañías de la región a utilizar los mercados para reforzar su posición como hicieron GAM e Izertis
“Si no dimos el salto antes es porque no estábamos preparados, pero me pregunto ¿por qué no lo dan más empresas? Es una decisión capaz de transformar por completo una organización y una manera fantástica de crecer”, reflexionóen Gijón el presidente de Izertis, Pablo Martín. La empresa tecnológica gijonesa cotiza en el mercado alternativo BME Growth. La jornada “Herramientas de financiación del crecimiento empresarial”, organizada por la Federación Asturiana de Emprearios (FADE) y Renta4Banco, puso nombre y apellidos a empresas asturianas con una historia de crecimiento a través de los mercados bursátiles.
El presidente de GAM, Pedro Luis Fernández, habló desde la experiencia de empresa cotizada. Al tiempo que la Comisión Nacional del Mercado de Valores publicaba los resultados de la compañía, Fernández puso sobre la mesa los “deberes” que tienen que asumir las empresas que se lanzan al mercado: transparencia, auditorías, comunicaciones y limitaciones en ciertos ámbitos. Unos hándicaps que, aseguró, solo lo son en apariencia pues, a su juicio, se trata de “un mecanismo dinamizador brutal”. La presidenta de la Federación Asturiana de Empresarios, María Calvo, inauguró una jornada que supuso la vuelta a la presencialidad de los actos de la patronal. Calvo hizo un alegato a favor del crecimiento de las empresas de la región: “Solo el 0,54% de las empresas asturianas tiene más de 50 empleados”, señaló la presidenta. “Estos hechos hablan por sí solos de la necesidad de fortalecer Asturias con un mayor tejido de empresas medianas y grandes”, añadió la empresaria, que llamó a las compañías a crecer para “competir en una economía altamente especializada y globalizada”. La multinacional asturiana General de Alquiler de Maquinaria (GAM) ganó el año pasado 2,7 millones, el 132% más que en 2020. La cifra de negocio de la compañía creció el 26% hasta los 168,3 millones. Y el “ebitda” alcanzó los 44,2 millones el 16% superior y supone el 26% sobre ventas, con lo que supera los niveles prepandemia, lo cual es, evidentemente, una gran noticia para la empresa y para Asturias.
No podría estar más de acuerdo con esta postura de las empresas asturianas dado que buen parte de mi carrera académica e investigadora ha estado dedicada al estudio de los efectos de la cotización bursátil y de la salida a bolsa de las empresas.
SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA Y CONTABILIDAD DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA VISITANTE DE LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.