En esta semana, la creciente posibilidad de que el BCE baje los tipos 50 puntos básicos en su reunión de diciembre, en lugar de los 25 descontados, dio un impulso a las bolsas europeas, a pesar de la complicada situación de Alemania y Francia. En Alemania, el delicado escenario político se une el castigo que sufre su industria automovilística. Pero ello no ha impedido al Dax marcar máximos históricos y acercarse en los máximos al nivel de los 20.000 puntos. Lo cierto es que las bolsas siguen poniendo de manifiesto la discrepancia entre la fortaleza de la economía en EEUU frente a la eurozona, que también ha propiciado que el dólar se fortalezca y se sitúe de nuevo por debajo de los 1,05.
En lo que destaco en el titular del blog en el día de hoy es que la CNMV europea saca tarjeta amarilla al sector financiero no bancario, lo cual no es nada buena noticia. La institución advierte de los riesgos existentes como problemas de apalancamiento o posibles tensiones de liquidez. En efecto, la CNMV europea (ESMA por sus siglas en inglés) acaba de publicar un informe a petición de la Comisión Europea donde advierte de los riesgos existentes en el sector financiero no bancario. Estamos hablando de un sector que ha multiplicado su tamaño en la última década pasando de los 18 billones de euros en la anterior crisis financiera a los 45 billones actuales. Me estoy refiriendo a los fondos de inversión, fondos de pensiones, aseguradoras, vehículos de titulización, family office, etc. Son sector financiero no bancario y por tanto con mucha menor regulación. Es probable que, precisamente, sea el exceso de regulación bancaria el que explique el crecimiento del sector financiero no bancario. El dinero busca alternativas menos rígidas. Pero también es verdad que el fenómeno genera nuevos retos y nuevos riesgos. La ESMA apunta a problemas de apalancamiento. En algunos casos como los llamados hedge funds, el apalancamiento puede suponer 20 veces el valor del activo. Una cosa es el factor multiplicador del dinero y otra que se eleve a la enésima potencia. Y sin colchón de seguridad ni advertencias de riesgo para los inversores. Por eso desde la CNMV europea se propone establecer límites de apalancamiento. ¿Estricta regulación bancaria en el sector financiero no bancario? Este es el debate. Sobre todo cuando es probable que la llegada de Trump a la presidencia de Estados Unidos suponga una mayor desregulación y un rápido crecimiento económico. ¿Seguiremos los europeos anclados a unas rigideces que nos dan seguridad pero nos restan competitividad? La advertencia de la ESMA se suma al informe Draghi que conocimos hace algunas semanas: ¿Qué queremos ser de mayores los europeos? Otro de los riesgos que advierte la CNMV europea es la posible tensión de liquidez. Hay fondos inmobiliarios, por ejemplo, que ofrecen liquidez inmediata cuando sus activos son prácticamente 100% ladrillo. Obviamente si la petición de liquidez crece, siquiera ligeramente, es muy probable que haya dificultad para atenderla. El riesgo de la posible falta de liquidez también se presenta en los fondos de alto riesgo. Por eso desde la ESMA sugieren herramientas de gestión de liquidez, elevar las exigencias de liquidez y quizás, establecer ventanas menos generosas para acceder a ella. Se trata de evitar las ventas de urgencias que puedan desencadenar movimientos de pánico en el mercado. Por último, el informe de la ESMA advierte también de la interrelación del sistema. Eso significa que los problemas de liquidez o solvencia que pudiera tener un operador podría generar un efecto en cadena y un riesgo de contagio. Obviamente que haya interrelación es un factor positivo porque da estabilidad al sistema. Pero genera un riesgo cierto: las irresponsabilidades de uno se terminan socializando. Y eso es un riesgo para todos. Por eso desde la ESMA proponen nuevos test de estrés y mayor coordinación y reciprocidad entre jurisdicciones. El problema europeo es que conviven supervisiones laxas con exigentes. Todo el mundo sabe que las exigencias de Chipre, por poner un ejemplo, no son las de Alemania. Pero las 27 supervisiones están interconectadas lo que de facto supone un incentivo para la laxitud: el menos rígido sabe que puede descansar en los mecanismos más ortodoxos. Por eso la ESMA apuesta por una mayor integración y también una mayor regulación. La clave (y este es el arte) es que esa mayor regulación no termine ahogando la creatividad y la competitividad del sector. En todo caso, la CNMV europea está apuntando a los problemas que afrontaremos en el futuro inmediato. Si hasta ahora se ha judicializado la mala praxis bancaria es muy probable que en el próximo futuro se vaya a judicializar las malas praxis del sector financiero no bancario. Menos regulación y mucha más actividad es igual a mayor conflicto. Un conflicto que -como siempre y como debe ser en toda democracia- se terminará resolviendo en sede judicial. Luxemburgo tendrá la última palabra. Por eso la ESMA previene con esta tarjeta amarilla: ante el conflicto que viene mejor tratemos de adelantarnos y evitarlo en la medida de lo posible. Ahora la pelota está en las instituciones europeas. Un buen reto para la nueva Comisión Europea.
Cambiando de tercio, la Agencia Tributaria alerta de sanciones. El 31 de diciembre es una fecha marcada en rojo en el calendario de los contribuyentes para Hacienda. El calendario del contribuyente, de inexcusable cumplimiento para todo ciudadano español, es algo que hay que tener muy presente año tras año. Si no, se corre el riesgo de incumplir con las obligaciones fiscales y tributarias y, en definitiva, el alto riesgo de caer en problemas con Hacienda. Y nadie quiere entrar en la lista de sancionados o en litigios con la Agencia Tributaria. A veces, o mejor dicho con relativa frecuencia, el asunto de los impuestos y las contribuciones a la Agencia Tributaria resulta un auténtico quebradero de cabeza para el ciudadano. Ni qué decir tiene la cantidad de españoles que necesitan de asesoramiento cada vez que se inicia, anualmente, la Campaña de la Renta. Pero a eso hay que añadir un sinfín de impuestos a los que hay que hacer frente, y no todos dependientes de la Agencia Tributaria, pues hay obligaciones fiscales que dependen de la comunidad autónoma de turno o del ayuntamiento en cuestión. En cualquier caso, la complejidad del asunto fiscal se multiplica exponencialmente en el caso de autónomos o de empresarios con plantillas a su cargo. Para ellos, el calendario fiscal o de contribuciones que les marca la Agencia Tributaria es algo a tener todavía más presente. El ejercicio fiscal de una empresa esta plagado de fechas límite para presentar papeles, autoliquidaciones o declaraciones. Estar debidamente asesorados en materia fiscal resulta pues absolutamente imprescindible si no se quiere tener problemas con Hacienda. Además, la propia Agencia Tributaria emite comunicados y notificaciones respecto al calendario con el fin de facilitar que los contribuyentes no se olviden de hacer frente a sus obligaciones. No en vano, el desconocimiento o la involuntariedad no eximen de responsabilidad, y si un ciudadano o un empresario no hacen frente a un pago a la Agencia Tributaria porque se les olvidó o se les pasó la fecha, tendrá que hacer frente a una sanción o multa igualmente. Es por ello que la Agencia Tributaria ya ha lanzado el aviso de las autoliquidaciones y declaraciones que hay que hacer antes de que termine este año, antes del 31 de diciembre de 2024. Si no se hace frente a esas obligaciones, quienes las tengan se expondrán a una posible sanción, multa o castigo.
A nivel local, sigue dando que hablar la situación de Duro Felguera que re-expresará sus cuentas desde 2022 para anotar una provisión de 100 millones por el litigio con Sonelgaz. La ingeniería asturiana defiende que la energética argelina cometió sucesivos incumplimientos del contrato firmado en 2014, por los que presentó dos reclamaciones por un valor conjunto de 178 millones. Duro Felguera ha hablado, al fin. Después de pasar casi toda la semana con su cotización suspendida por la presentación de una solicitud de arbitraje por parte de la energética argelina Sonelgaz, la compañía asturiana ha informado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que reexpresará sus cuentas de 2022 y 2023, y reformulará las del primer semestre de 2024 para añadir una provisión de 100 millones de euros. “A pesar de la dotación de la provisión expuesta, el patrimonio neto de la Sociedad dominante a 30 de junio de 2024 se mantiene positivo a efectos mercantiles”, ha señalado la ingeniería en su comunicado, en el que ha resaltado que presentará su escrito de oposición a la solicitud de Sonelgaz antes del 10 de diciembre. La compañía española se encuentra contra las cuerdas por la reclamación de la argelina, que asciende a 413 millones por la suspensión de un contrato en junio para la construcción de una central de ciclo combinado en Djelfa. Duro Felguera ha defendido que la argelina cometió varios incumplimientos del contrato desde la firma del mismo en 2014, lo que motivó que la española presentara dos reclamaciones: una por valor de 65 millones en 2019; y otra de 113 millones en 2020, haciendo un total de 178 millones. En su comunicado, donde la compañía española hace una cronología de los hechos acaecidos, indica que en marzo de 2020, como consecuencia de la pandemia de Covid-19, Duro Felguera notificó la suspensión del contrato, “como situación de fuerza mayor”, lo que fue rechazado por Sonelgaz. Al no alcanzarse un acuerdo, en julio de ese año, la española interpuso una solicitud de arbitraje ante la Cámara de Comercio e Industria de Argelia (que es lo mismo que hizo la energética este mes). Sin embargo, la situación entre ambas empresas se recondujo y en julio de 2021 firmaron la paz con un protocolo de acuerdo en el que Sonelgaz se comprometió a estudiar las reclamaciones de Duro Felguera, algo que finalmente no pasó.
SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA Y CONTABILIDAD DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA VISITANTE DE LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.