La semana ha estado marcada por las discrepancias entre Bruselas y Roma en torno a los objetivos de déficit que establecía el ejecutivo italiano. En este sentido, el mercado se aliviaba cuando el primer ministro Giusepe Conte confirmaba una aceleración en la reducción del déficit para los próximos años, alcanzando el 2,4% en 2019, 2,1% en 2020 y 1,8% en 2021, frente al objetivo inicial de mantenerlo en el 2,4% para 2019-2021. En el frente Brexit, se celebraba la conferencia del partido conservador en Birminghan, en la que Theresa May pedía apoyo para su plan de Brexit (Chequers plan). Parece que la primera ministra someterá a votación en el parlamento el acuerdo que alcance con la UE y este podría estar próximo a cerrarse. Por su parte, el director ejecutivo del Royal Bank of Scotland (RBS), Ross McEwan, ha dicho que una salida de la Unión Europea (UE) sin un acuerdo con Bruselas podría sumir al Reino Unido en una recesión económica. «Estamos trabajando con un crecimiento para el próximo año de entre un 1% y un 1,5%, pero si se produce un mal Brexit podría ser cero o negativo», ha explicado el directivo de la entidad. McEwan ha recalcado que ese escenario afectaría a la rentabilidad y al precio de las acciones del banco, y ha indicado que la incertidumbre sobre la salida británica de la UE ha hecho que la entidad sea más precavida con su política de préstamos y que grandes compañías hayan postergado sus decisiones sobre inversión. «Las grandes empresas están en pausa, están diciendo que dentro de seis meses volverán a mirar al Reino Unido y quizás vuelvan, pero si la situación está realmente mal invertirán en otro sitio. Esa es la realidad en la que estamos hoy», ha dicho el director ejecutivo de RBS. ¿Le suena de algo a usted, amable lector, eso de que las empresas se quieran ir de un territorio? Londres y Bruselas esperan pactar en las próximas semanas las condiciones de la salida británica del club europeo y las bases de su futura relación comercial. La primera ministra británica, Theresa May, ha indicado que prefiere abandonar el bloque el próximo 29 de marzo sin haber llegado a un pacto que con un «mal acuerdo» para su país.
Y es que, según su primera ministra, Reino Unido no tiene miedo de irse sin acuerdo de la UE». Theresa May asegura que «nunca romperemos nuestro país». La primera ministra británica, volvió esta pasada semana a lanzar un mensaje desafiante a sus socios de la Unión Europea al asegurar que «Reino Unido no tiene miedo a irse sin acuerdo de la UE» y que «nunca romperemos nuestro país», en alusión a los efectos que un Brexit duro podría tener en la región de Irlanda del Norte. La primera ministra insistió en que «los mejores días están por llegar» y que el país tiene «un futuro prometedor». Para May, que habló durante el congreso anual que el partido Conservador ha celebrado en Birmingham, se trataba de una gran prueba de fuego. Horas antes, el país había estado pendiente del discurso pronunciado por Boris Johnson, su gran rival dentro del partido. Aunque el ex alcalde de Londres no desafió directamente el liderazgo de la primera ministra, como muchos esperaban, sí que criticó duramente su plan para salir de la Unión Europea (conocido como Chequers). May, lejos de mostrarse como una líder acorralada desde varios frentes -por los euroescépticos de su partido, la oposicion laborista y sus socios de la UE-, decidió que debía ir a por todas. Su entrada en el escenario, bailando de forma robótica al ritmo de la canción Dancing Queen, de ABBA, provocó una gran ovación y mostró a una primera ministra con energía suficiente para reírse de sí misma, a pesar de la presión a la que está sometida. Si Johnson aseguró que «hay que acabar con Chequers», en un claro ataque a la autoridad de la primera ministra, May aseguró que lo más importante en estos momentos es lograr la unidad del partido. «Debemos estar unidos y asegurarnos un acuerdo que beneficie a Reino Unido». dijo. «Si todos vamos en diferentes direcciones persiguiendo nuestra idea del Brexit ideal, nos arriesgamos a acabar sin Brexit», explicó, en clara alusión al artículo publicado por Johnson la semana pasada con sus ideas para salir de la UE. May no pronunció ni una sola vez la palabra Chequers, lo que para muchos analistas supone que el plan, tal y como se concibió, ha muerto. La UE rechazó este planteamiento en la última cumbre celebrada en Salzburgo y pidió a May que hiciese cambios sustanciales para poder llegar a un acuerdo. «Nadie quiere un acuerdo más que yo, pero esto no significa que este acuerdo deba llegar a cualquier coste», explicó. May rechaza, de momento, la dos opciones que le ofrece Bruselas. Una es permanecer en la unión aduanera y aceptar la libertad de movimiento de personas y las normas comunitarias. La otra pasaría por establecer una frontera entre Irlanda del Norte y la república de Irlanda (lo que pondría en peligro los avances sociales y de paz lograda en los últimos años) si Reino Unido rompe su relación con la UE y busca una nueva relación comercial.
Sobre el segundo referéndum, que llevaría a los británicos a votar de nuevo sobre el acuerdo de salida de Reino Unido, algo a lo que el Gobierno se opone, May indicó que «hay gente que lo llama el voto de la gente, pero la gente ya votó y la gente eligió marcharse», de la UE, explicó. Sus grandes críticas durante todo el discurso fueron para Jeremy Corbyn, el líder del partido Laborista, de quien dijo que era «una tragedia» para el laborismo. May también dijo que, una década después del estallido de la crisis, «la austeridad ha acabado» y prometió nuevas inversiones en servicios públicos, como el de salud. Por último, frente al clima hostil hacia las empresas provocado por el propio Johnson, May pidió «apoyarlas» porque son las que crean empleo.
Al otro lado del atlántico, EE.UU. y Canadá llegaban a un acuerdo y firmaban finalmente un tratado de libre comercio a tres bandas con México, rebautizando el NAFTA como USMCA. Este acuerdo podría acabar con las expectativas de China de alanzar un tratado de libre comercio con Canadá o con China, ya que recoge que en el caso de que uno de los miembros alcance un acuerdo de este tipo con un país no «sujeto a las reglas de mercado», es un motivo por el que los otros miembros pueden romper el USMC. En este contexto, los principales índices europeoscerraban la semana con caídas de en torno al 1,5-2%.
En cuanto a los bancos centrales, Benoit Coeure declaraba que la Eurozona todavía necesita un amplio grado de expansión para poder conseguir el objetivo de estabilidad de precios. Por su parte, Olli Rehn, se sumaba a las posturas de Praet y Coeure al señalar que el comité tiene que llevar una política monetaria dependiente de los datos, además de recalcar la importancia de preparar a los inversores para las eventuales subidas de los tipos oficiales. Por su parte, para Williams, en algún momento en el futuro, dejará de estar claro si los tipos oficiales de la Fed tienen que subir o bajar, y por lo tanto un forward guidance explícito sobre el futuro de las políticas monetarias no será apropiado. Además, para Neel Kashkari, el mercado de bonos está lanzando un aviso, señalando que los tipos de interés a largo plazo no están subiendo demasiado, como si no confiasen en que el crecimiento económico en los próximos años fuese a ser lo suficientemente fuerte.
Muy destacable me parece, amable lector, la noticia de que el FMI haya nombrado a la primera mujer economista jefe. Gopinath sustituirá a Maurice Obstfeld y estará al frente del Departamento de Investigación del Fondo. En efecto, la economista india y profesora de Harvard, Gita Gopinath, será la nueva economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI) a partir de comienzos de 2019, según anunció esta semana la directora gerente del organismo, Christine Lagarde.
«Gita es una de las economistas más sobresalientes del mundo, con unas credenciales académicas impecables, un historial probado de liderazgo intelectual, y extensa experiencia internacional», afirmó Lagarde en un comunicado. «Estoy encantada de nombrar a una persona con tanto talento como nuestra economista jefe», remarcó Lagarde. El puesto es clave en el organigrama del FMI, ya que es el encargado de coordinar los informes de previsiones globales que se publican semestralmente, considerados referencia para mercados y gobiernos.La próxima edición de estas ‘Perspectivas Económicas Globales’ será divulgada la próxima semana en la asamblea anual de la institución que tendrá lugar en Indonesia. Gopinath, de 46 años y doctora en economía por la Universidad de Princeton, es actualmente profesora de Estudios Internacionales y Economía de la Universidad de Harvard.
El apoyo a la mujer siempre ha sido preconizado por Christine Lagarde y predica con el ejemplo. El FMI alerta de que la deuda global ha alcanzado un nivel récord de 157 billones de euros. La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, advirtió esta pasada semana de que la deuda global ha alcanzado un nuevo récord, situándose en los 182 billones de dólares (157 billones de euros). La deuda global -ambas, la pública y la privada- ha alcanzado un récord histórico de 182 billones de dólares, casi un 60% por encima de la registrada en 2007″, apuntó Lagarde en un discurso en la sede del FMI, en Washington.. La directora del FMI explicó que después de una década de condiciones financieras «relativamente fáciles», los niveles de la deuda han alcanzado nuevos máximos en economías avanzadas, emergentes y en países con ingresos bajos. Este contexto, según Lagarde, ha dejado a los Gobiernos y las compañías de alrededor del mundo «más vulnerables» ante un endurecimiento de estas condiciones financieras. Las economías emergentes y en desarrollo están ya sintiendo la presión a la vez que se ajustan a la normalización monetaria en el mundo avanzado», apuntó. Lagarde alertó, además, de que este proceso de ajuste «podría ser todavía más desafiante» si se acelera de manera inesperada, lo que podría causar correcciones de los mercados, fuertes movimientos de los tipos de cambio y un mayor debilitamiento de los flujos de capital. De acuerdo a las estimaciones del FMI, las economías emergentes -excluyendo China- podrían afrontar potencialmente una deuda de hasta 100.000 millones de dólares. Por otra parte, Lagarde alertó de una posible rebaja de la previsión de crecimiento mundial en 2018 como consecuencia del aumento de las tensiones comerciales. En concreto, Lagarde advirtió de que los riesgos económicos están comenzando a «materializarse». Así, aseguró que la previsión de crecimiento mundial se ha vuelto «menos clara» que cuando estimaron en julio que el PIB mundial crecería a un ritmo del 3,9% en 2018 y 2019. Lagarde emplazó a la semana que viene para comprobar los nuevos datos, que es cuando el FMI presentará la actualización de octubre del informe ‘Perspectiva Económica Mundial’. «Si las actuales disputas comerciales sufren una escalada, podrían provocar un shock económico en un mayor número de economías emergentes y en desarrollo», aseguró la directora del organismo internacional. Ante este entorno, Lagarde recomendó a los países que trabajen juntos para construir un sistema de comercio mundial que sea «más fuerte, más justo y más adecuado para el futuro». «Hay mucho en juego porque la ruptura de las redes de suministro globales tiene un efecto devastador en muchos países, incluyendo las economías avanzadas. También podría evitar que los países emergentes y con bajos ingresos alcancen todo su potencial», alertó. En este sentido, el FMI aseguró, en base a sus cálculos, que una reducción del 15% en el precio del comercio transfronterizo de servicios podría aumentar el PIB del G20 en más de 350.000 millones de dólares (301.000 millones de euros) en un solo año.
A nivel doméstico, cabe reseñar que el Consejo General de Economistas ha constatado esta semana la desaceleración de la economía española, principalmente por efectos como el menor crecimiento de Europa y la subida del precio del petróleo, aunque su presidente, Valentín Pich, ha instado a no «ser tan pesimistas». España solo atraviesa una «pérdida del ritmo de crecimiento», ha señalado Pich, que ha subrayado que este es todavía significativo, durante la presentación de los resultados del Observatorio Financiero del consejo relativo al segundo cuatrimestre del año. El Consejo ha mantenido sus previsiones de crecimiento en el 2,5% para este año y el 2,3% el próximo, con un repunte del consumo del 1% y el 3%, respectivamente. La moderación se produce por la ralentización tanto de las exportaciones -en un entorno de menor dinamismo internacional por los altos precios del petróleo y los aranceles- y el consumo, que se ha visto afectado por la pérdida de poder adquisitivo por la inflación, la «atonía» de los salarios y el bajo nivel de ahorro. A esto añade el presidente de la Comisión Financiera del CGE, Antonio Pedraza, que el turismo se está ralentizando ante el resurgimiento de destinos competitivos -aunque esto podría facilitar una apuesta hacia perfiles más rentables- mientras que «la construcción va bien». El Consejo descarta una nueva burbuja inmobiliaria, principalmente por las mayores exigencias de la banca a la hora de financiar los proyectos de nueva construcción. En este entorno, la previsión del Gobierno de crecer un 2,7% este año es todavía «factible» para el Consejo -pese al lastre de las subidas «alarmantes» del gas y la electricidad, el petróleo o la atonía de la economía europea-, aunque cree más probable que ronde el 2,5% o el 2,6%. La inflación será del 1,8% este año y el 1,9% en 2019 -un repunte derivado de la evolución del precio del petróleo y las restricciones arancelarias-, mientras que la tasa de paro caerá al 15 % este año y el 14% el próximo, de acuerdo a sus estimaciones. Una de las coordinadoras del estudio, Montserrat Casanovas, ha explicado que los mercados bursátiles están «muy vulnerables» como efecto de la política arancelaria estadounidense, las turbulencias en los mercados cambiarios de Turquía y Argentina y las dudas sobre la política presupuestaria italiana. El petróleo sigue con su «tendencia alcista» en los precios, al contrario que el oro, que no se recupera, mientras que la retirada progresiva de estímulos por parte del Banco Central Europeo no ha influido «de manera notoria» en los intereses de la deuda pública. En ese sentido, Pedraza ha confiado en que «posiblemente siga manteniéndose la postura laxa» del BCE hasta bien entrado el año que viene, aunque ha advertido de que el fin del mandato del presidente Mario Draghi podría ir seguido de un perfil «del grupo ahorrador», menos beneficioso para los países periféricos como España. El Consejo ha insistido en la necesidad de cumplir los objetivos de déficit público y controlar la deuda, ya que es la base de la confianza de los mercados, y sobre la política del Gobierno, Pich se ha limitado a señalar que la eventual subida de impuestos «es bueno acotarla, explicarla muy bien y ejecutarla». Entre los posibles riesgos, Casanovas ha advertido que «si la rivalidad entre los Estados Unidos y China va mas allá de la política arancelaria y se lía con el tema militar puede que tengamos más complicaciones».
Para terminar, una agradable noticia a nivel local: la premiada Laura D. Anadón señala que «hasta hace poco, China inauguraba una térmica cada semana». Detrás de la innovación energética siempre están los gobiernos, destaca la investigadora. Laura Díaz Anadón, ingeniera química ovetense, comentó esta pasada semana durante una conferencia ante alumnos y profesores de la Facultad de Economía y Empresa, a la que asistí, un rasgo de su biografía que explica su vocación por investigar sobre las políticas que contribuyen a frenar el cambio climático: «De niña acudía con mi familia al Aramo, a los lagos de Covadonga, a las playas de Asturias… lugares en los que, junto a mis padres (ambos profesores de la Universidad de Oviedo), a menudo también hablábamos de las fábricas que había cerca de algunos de ellos; quizás de ahí me venga el interés por estudiar cómo compaginar la riqueza natural con las sociedades industriales». Anadón, catedrática en Cambrigde y recién distinguida con el premio de economía Fundación Sabadell-Herrero, hizo un repaso de los propósitos y métodos de sus investigaciones sobre las formas de estimular la innovación tecnológica en el sector energético, trabajos centrados en las políticas de países como EE UU y China, pero cuyas conclusiones generales son válidas para otras partes del mundo. «Detrás de los cambios tecnológicos en la energía siempre están los gobiernos», dijo en referencia al desarrollo primigenio de la generación nuclear, solar o eólica. «Hasta hace poco, en China se inauguraba una térmica de carbón cada semana», dijo en otro momento sobre un país que, remarcó, ya es industrialmente mucho más que un gran fábrica de media y baja tecnología. «Hace años que han superado a Europa en gasto en innovación», subrayó.
No queda sino tener en cuenta sus investigaciones, así como estar orgullosos de que una mujer ovetense haya llegado tan alto en el mundo académico.
SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA VISITANTE DE LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.