La semana se presentaba como la antesala de la reunión del G20 que se celebra en Argentina este fin de semana, en la que los principales líderes europeos han lidiado con varios frentes abiertos a nivel internacional. El principal foco se centraba en la reunión entre EE.UU. y China en torno a la guerra comercial, de la que se espera lograr un marco que demore la entrada de nuevos aranceles. Durante la semana, Trump se mantenía firme en mantener el alza del gravamen que entrará en vigor en enero, y amenazaba con gravar la totalidad de los bienes chinos de no prosperar las negociaciones. En este sentido, preocupa la presencia en la reunión del asesor Peter Navarro, perteneciente al ala dura en las relaciones con China. Así mismo, la Comisión Europea podría tener un encuentro con el presidente americano con el fin de que este mantenga su intención de no gravar el sector automovilístico europeo. Por otro lado, los tres países norteamericanos rubricaban el renovado NAFTA, sin finalmente eliminar los aranceles al acero y al aluminio. La reunión tendrá lugar en una situación de tensión a nivel internacional creado por los siguientes factores: el enfrentamiento entre Rusia y Ucrania, la convulsa situación de Brexit, con el Banco de Inglaterra alertando de las nefastas consecuencias de un Brexit duro, y la presencia del príncipe saudí tras el asesinato del periodista Jamal Khashoggi.
En este contexto de incertidumbre, amable lector, las bolsas europeas se mostraban optimistas registrando avances al final de la semana, con el índice italiano Ftse Mib liderando la lista de ganancias, y el Ibex 35 mostrando sólidos avances de en torno al 2%. A su vez, los principales índices de las economías británica y alemana se quedaban más rezagados, presentando avances moderados.
Paso a referirme a los bancos centrales, en lo que parece cada vez más claro que la Fed ralentizará su ritmo de normalización en 2019. El propio Powell reconocía que las políticas llevadas hasta ahora han situado el tipo oficial cerca de su nivel neutral. Evans señalaba que es momento de ir hacia una política monetaria más neutral mientras que Bullard afirmaba que la posibilidad de una desaceleración económica entrará de lleno en el debate sobre políticas monetarias de la Fed en 2019. En lo que se refiere al BCE, Villeroy presionaba a Italia para que respete las reglas de presupuesto de la Unión Europea mientras que Draghi confirmaba que el BCE sigue esperando el final de sus programas de compras en diciembre, a la vez que aseguraba que al menos una parte de la reciente moderación económica es transitoria.
A nivel doméstico, las directrices de transición ecológica llevan al cierre a corto plazo de cinco centrales de carbón. La semana pasada Naturgy recibió el visto bueno definitivo para la clausura de su central de carbón de Anllares, en Páramo del Sil (León). La compañía, que ya contaba con el permiso previo para un cierre que solicitó en marzo del año pasado y recibió en agosto los permisos de impacto ambiental, está quemando estos días el último mineral antes de la parada final de una pequeña instalación que data de 1982, cuenta con una plantilla de 41 personas y una potencia de 347 MW. El desmantelamiento se iniciará en 2019 y en él podrían trabajar otras 40 personas y 60 en las puntas. También hace unos días, el operador del sistema, REE, recibió del Ministerio de Transición Ecológica el expediente de cierre de las centrales de Lada (Asturias) y Velilla (Palencia), propiedad de Iberdrola. En realidad, la solicitud de la eléctrica que preside Ignacio Sánchez Galán se remonta a hace más de un año, cuando la presentó ante el entonces Ministerio de Energía, cuyo titular, Álvaro Nadal, puso el grito en el cielo y decidió a raiz de ello acelerar el trámite de un decreto para endurecer las condiciones para el cierre de cualquier central eléctrica. Aunque ni esta ni otra norma similar prosperó, el ministerio de Nadal metió la solicitud de Iberdrola en un cajón y el equipo de su sucesora no lo había desempolvado hasta ahora. Los expedientes de cierre requieren de los informes positivos de REE y de la CNMC, que analizarán si este pone en riesgo la garantía de suministro. Al cierre de estas centrales (Lada y Velilla suman una potencia de 800 MW entre las dos) se sumará el de las grandes térmicas de carbón nacional de Endesa, Compostilla (León) y Andorra (Teruel), con más de 2.200 MW de capacidad instalada, cuyo cierre ha comunicado que va a solicitar antes de finalice el año de año. El director general de Relaciones Institucionales y Regulación de Endesa, José Casas, indicó que no han presentado aún la solicitud de cierre de Compostilla y Andorra porque la compañía quieren presentar de manera simultánea los planes de acompañamiento. Según añadió, Endesa está analizando la situación de las zonas donde se van a producir los cierres y garantizará el empleo del personal propio, unas 300 personas, a través de reubicaciones en otras plantas del grupo o en los trabajos de desmantelamiento de las centrales, unos trabajos que durarán entre cuatro y seis años. En cuanto al personal auxiliar, que no depende directamente de Endesa, Casas aseguró que se les quiere hacer partícipes del plan de desmantelamiento, que obligará a ampliar entre 130 y 140 personas el personal para dedicarlo a estas tareas, con puntas de hasta 200 personas. Respecto a las alternativas para esas zonas, el directivo de Endesa indicó que podrían ser energías renovables, si existe recurso renovable en esas zonas, y si no, la compañía está pensando otras actividades, que dará a conocer cuando se presente formalmente la solicitud de los cierres. El secretario de Estado de Energía, José Domínguez, considera que el cierre de las nueve centrales de carbón que no han hecho inversiones para seguir operando a partir de junio de 2020 (inlcuidas las cinco que ya han iniciado los trámites o están a punto) no provocará problemas en el suministro. Domínguez indicó que esas plantas suman una potencia de entre 5.000 y 6.000 MW, frente a una capacidad del sistema de 100.000, cuando el pico de potencia ha sido de poco más de 40.000 MW. No obstante, el secretario de Estado dijo que antes de autorizar cualquier cierre, el Gobierno estudiaría cada caso para garantizar el suministro eléctrico.
Por otro lado, parece que saldrá adelante la reforma por la que los trabajadores y sus representantes serán informados cada mes de las horas realizadas. El Gobierno y los agentes sociales podrán acordar algunas excepciones. Los trabajadores van a tener que volver a fichar a la entrada y a la salida de su puesto de trabajo. Si sale adelante la reforma laboral que ha diseñado el Gobierno de Pedro Sánchez, el Estatuto de los Trabajadores lo va a reconocer como derecho laboral básico. No me parece mala idea. Lo de forzar a la jubilación, ya no tanto, porque yo, como le oí decir en una ocasión al cantante Manolo García, considero que jubilarse es un derecho, no una obligación.
Personalmente, me declaro a favor de Francisco González (BBVA) que pide gestionar la revolución digital sin caer en ‘populismos’. El presidente de BBVA ha afirmado que una revolución industrial como la que trae consigo la digitalización crea una enorme cantidad de riqueza para todos» después de un periodo de transición en el que aparecen oportunidades para unos y retos para otros que se sienten excluidos. Francisco González defiende que toda la sociedad «gana muchísimo» después de cada revolución industrial, un proceso que se debe gestionar sin caer en ‘populismos’, según ha señalado durante su entrevista en el primer programa ‘Deep Talks’, un podcast que ha puesto en marcha la entidad. «Al final, la sociedad en general gana muchísimo y hay que ver qué trabajos se hacían a finales del siglo XVIII y lo que se hace ahora. Hoy el mundo es mucho más rico y todos somos mucho más ricos, pero hay que gestionar sin caer en el ‘populismo’. La respuesta del ‘populismo’ siempre es negar la realidad, ir en contra de la economía de libre mercado, de la libertad y de los avances sociales importantes, y esa no es la solución», ha indicado el directivo. En opinión del presidente de BBVA, el perfil de los trabajadores, y en concreto el de los empleados de banca, está en un proceso de transformación continua y los colaboradores realizan cada vez más tareas de valor añadido y menos labores repetitivas. En este camino que sigue la entidad, González ha reconocido que surgen «algunas ansiedades y problemas» debido a que se extinguirán paulatinamente algunos puestos de trabajo. «Ahí tenemos todos la responsabilidad de dar a nuestra gente los medios suficientes, que es poner a su disposición la formación para que todo el mundo tenga una oportunidad en este nuevo modelo de negocio», ha explicado. Respecto al nuevo paradigma empresarial, el directivo ha apuntado que el dato será el elemento más importante a la hora de definir quiénes ganarán o perderán. En este sentido, ha señalado que las compañías deben entender que el dato pertenece al cliente, o de lo contrario se enfrentarán a problemas reputacionales, y que el dato es el combustible de la inteligencia artificial, una herramienta que será «absolutamente relevante» en cuanto a lo que se puede y se va a hacer en el futuro. «El que tenga el dato tendrá muchísima fuerza y los reguladores tendrán que regular el uso de esos datos. No se puede dejar que el uso del dato se haga por las empresas sin un control, porque eso lleva a situaciones de monopolio desde el punto de vista de la demanda y la oferta que están creando algunos problemas de privacidad», ha indicado González, defensor de la importancia de «trabajar bajo reglas estrictas» en lo que a los datos de los usuarios se refiere. Sobre su salida como primer ejecutivo del banco el próximo 1 de enero, González ha reconocido que no sabe a qué se dedicará, pero sí ha avanzado que tratará de estar «cerca de algunos jóvenes muy inteligentes y con ganas de hacer algo interesante en el mundo de la educación o de la salud».»Son dos temas que me apasionan y serán muy importantes para que esa nueva sociedad esté muy unida y haya más oportunidades para todos», ha afirmado.
Continuando en el ámbito corporativo, pero no en el bancario sino en el comercial, merece destacarse el hecho de que el Corte Inglés haya sellado una alianza global con la plataforma Alibaba. Ambas compañías compartirán espacios de venta, tecnologías e incluso estrategias comerciales en los países. El Corte Inglés y Alibaba, dos grandes de la distribución, han llegado a un acuerdo de colaboración en las áreas de comercio minorista y distribución, servicios de datos, innovación digital y pagos a través del móvil. Ambas compañías quieren aprovechar sus respectivas fortalezas tanto en el mundo físico como en el virtual, y las de sus distintas unidades de negocio y empresas asociadas, incluyendo Tmall, Alibaba Cloud, Alipay y AliExpress. Por una parte, El Corte Inglés ofrecerá a los usuarios de Alibaba en China y en el resto del mundo sus marcas y productos, incluidas las marcas propias de El Corte Inglés. El objetivo sería permitir a los consumidores de Alibaba acceder a una gama más amplia de grandes marcas españolas e internacionales que se venden en las tiendas de El Corte Inglés, incluyendo los productos de la denominación ‘made in Spain’. Además, AliExpress podrá desarrollar ‘corners’ y otros espacios físicos en los centros comerciales de El Corte Inglés que permitan recrear nuevas y atractivas experiencias de compra así como dar a conocer al mercado español los últimos productos lanzados en la plataforma. Ya a principios de noviembre, AliExpress abrió una instalación en el centro comercial de El Corte Inglés de Sanchinarro (Madrid). Se trataba de una iniciativa pionera, ya que era la primera tienda temporal que la plataforma de origen chino inauguraba en un centro comercial en España con motivo de la celebración del 11.11, el Día del Soltero. Otro de los aspectos relevantes del acuerdo anunciado esta pasada semana permitirá a El Corte Inglés acceder a un paquete de soluciones tecnológicas proporcionado por Alibaba Cloud, que incluye el análisis de ‘big data’ para la toma de decisiones empresariales en tiempo real; y herramientas de inteligencia artificial que ofrecen la personalización de la oferta para una mejor atención al cliente. La cadena de distribución española ya firmó el pasado mes de marzo un acuerdo con Alipay, la plataforma de pago móvil inteligente operada por Ant Financial, compañía asociada al grupo Alibaba, para hacer más fáciles y seguras las compras a los turistas chinos que visitan España. Ahora, tras este acuerdo, esa alianza cobra mayor relevancia ya que podrán desarrollarse iniciativas conjuntas que permitan crear nuevas experiencias de compra para los turistas chinos. Para el consejero delegado de El Corte Inglés, Víctor del Pozo, «este acuerdo nos va a permitir aunar el mundo físico y el ‘online’, ofreciendo la mejor experiencia de compra al cliente».
Para finalizar y a nivel local, una noticia de pérdida de empleo que parece que no nos va afectar a los asturianos, al menos de momento: Bayer suprimirá 12.000 empleos en el mundo, pero exime a la planta de Lada. La multinacional venderá, entre otros, el negocio de veterinaria, que supone menos del 5% de la producción de la planta langreana. La multinacional químico-farmacéutica alemana Bayer suprimirá 12.000 empleos, el 10% de sus 118.000 puestos de trabajo, para mejorar sus tasas de rentabilidad y generar ahorros, parte de los cuales se destinará a planes inversores en investigación y desarrollo, dijo su presidente, Werner Baumann. El ajuste de plantilla afectará a diversos países (y de forma «significativa» a Alemania) pero eximirá a su planta asturiana. La fábrica de Lada (Langreo), que da ocupación a un centenar de trabajadores propios y entre 150 y 160 subcontratados, no se verá impactada por la decisión. Además del recorte de empleo (que culminará en 2022), Bayer pretende desprenderse del negocio de productos de salud animal, así como de las marcas Coppertone y Dr. Scoll’s y del 60% que posee en la sociedad Currenta, proveedora de servicios. De ellos, sólo el primero (los fármacos veterinarios) afectan a Lada, pero representa menos del 5% de la fabricación anual de la factoría langreana, por lo que tampoco tendrá un impacto relevante. La empresa alemana informó en un comunicado que los recursos de inversión que hubiesen sido necesarios para respaldar a la división de salud animal se destinarán a los negocios principales: farmacéutica y salud del consumidor (donde se inserta la factoría asturiana) y ciencia de los cultivos, que acaba de reforzar con la compra de la multinacional agro-química estadounidense Monsanto, por la que pagó 63.000 millones de dólares (55.340 millones de euros) y cuya anexión se consumó el pasado 7 de junio, en pleno proceso de concentración global del sector, que conllevó otras macrofusiones, como la del Du Pont y Dow Chemical. El ajuste laboral anunciado se vincula con la compra de Monsanto. Tras el esfuerzo inversor que supuso y la venta del productor de plásticos Covestro, Bayer empeoró sus resultados el 16,8% en el primer semestre. La planta de Lada, con origen en 1942, produce, entre otras elaboraciones, la totalidad del ácido acetil salicílico que precisa Bayer para producir todas las aspirinas que vende en el planeta. El grupo está invirtiendo este año 4,5 millones en Lada.
Parece que con la aspirina hemos librado, pero eso no evita que tengamos que buscar salidas urgentes para la mejora de la economía asturiana que está muy estancada.
SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA VISITANTE DE LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.