Ayer se comunicó, como hecho relevante a la CNMV, una operación muy importante para una compañía asturiana, que supone, en definitiva, un cambio de control accionarial para que un socio con vocación industrial y de permanencia otorgue el necesario apoyo financiero al grupo GAM. Sin entrar en detalles del precio de la operación que se relatan en la noticia y en el hecho relevante, me voy a las que creo que son las razones últimas de la misma: la necesaria restructuración de capital y la toma de control por parte de quien sabe de qué va el negocio y está dispuesto a quedarse con él. En este caso, se trata de Halekulani, S.L, el oferente que ha formulado a las diversas entidades bancarias que estaban en posesión de acciones una oferta vinculante, que supone la compra por el oferente de la totalidad de las acciones de las mismas (20.988.923) representativas del 63% del capital social. A partir de ahí, el oferente formulará una OPA (oferta pública de adquisición) dirigida al resto de titulares de la sociedad. Al margen del cambio de control corporativo, quiero subrayar, amable lector, lo que me parece más importante desde el punto de vista financiero para la supervivencia de la compañía y la continuidad del empleo de los trabajadores de la misma y es, por un lado, la intención del Oferente de que la Sociedad continúe cotizando en las Bolsas de valores españolas y, por otro, el aumento de capital al precio por acción de la compraventa (necesariamente redondeado a un euro por ser el valor nominal de la acción). Tras la liquidación de la OPA, Halekulani, S.L ejercitará sus derechos como accionista, para que se produzca la aprobación por parte de la Junta General de la ampliación de capital con aportaciones dinerarias, en la que el Oferente garantizaría su suscripción y desembolso en un importe de al menos €25,5 millones que se habrán de aplicar a la cancelación de deuda. En definitiva, a mi juicio, todo buenas noticias si sale adelante.
Se queda con la compañía un socio industrial que se siente en condiciones de sacarla adelante y se da oxígeno al pasivo de la entidad con una ampliación de capital y con la voluntad de cancelación de deuda, además de la salida de accionistas bancarios y el sostenimiento de la cotización de la empresa en los mercados de valores. Si una empresa está bien gestionada, los bancos no tienen por qué tener la propiedad y el control de la misma. En definitiva, una operación que, de salir adelante en los términos expuestos por el hecho relevante, entiendo que será muy positivo para la supervivencia de la empresa y del empleo.
SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA VISITANTE DE LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.