Las bolsas mundiales han subido esta pasada semana a pesar del rápido avance del Coronavirus en China y el cada vez más evidente impacto en su ritmo de crecimiento (estimaciones de hasta el 1,5% en el peor de los casos). También era negativa la falta de estabilidad en Alemania tras la dimisión de AKK como sucesora de Merkel, mientras que Johnson en Reino Unido apunta a un repunte del déficit. De hecho, esta semana los sectores cíclicos más castigados previamente (autos, banca y materiales básicos) lideraban las subidas, mientras que las energéticas seguían muy pesadas, a pesar de la estabilización del precio del petróleo, ante la expectativa de que la OPEP acuerde nuevos recortes en la producción para hacer frente a este escenario.
En EE.UU y a nivel político, crece la preocupación entre algunos demócratas, por las menores posibilidades de ganar en el caso de que Sanders (ganador en Iowa) se enfrente a Trump por sus posiciones más extremistas. Los próximos Estados que votan las primarias demócratas son Nevada (22 de febrero) y Carolina del Sur (semana del 24 de febrero). El super martes (3 de marzo) votan 14 Estados. Por otro lado, el Senado reitera capacidades militares a Trump para actuar contra Irán, aunque tendrá que pedir autorización al Congreso, ya que ocho republicanos se sumaron a las demandas de más control que estaba haciendo el partido demócrata. A nivel de política monetaria, el presidente de la Fed Jerome Powell en su intervención ante el Congreso de los EE.UU. declaraba que la economía norteamericana se encuentra en un buen momento, a pesar de citar posibles amenazas como la del coronavirus chino, sobre las que actuarían en consecuencia si las previsiones económicas se viesen impactadas. También afirmaba que no hay razones para pensar que la expansión económica actual (en su undécimo año consecutivo) no pueda continuar, reiterando que los actuales niveles de tipos son los adecuados.
Yendo al tema central de este blog en el día de hoy y que ha sido la noticia más impactante de la semana a nivel doméstico, es el hecho de que los costes de cancelación del Mobile enfrentan a la GSMA y a los participantes. Supone una pérdida de ingresos para la ciudad de entorno a 500 millones de euros, por lo que el impacto es muy importante.
La cancelación del Mobile World Congress (MWC) tras la salida de decenas de tecnológicas preocupadas por el brote del coronavirus supone un duro golpe al bolsillo de la GSMA, organizadora del evento y por supuesto, a la ciudad de Barcelona. Una de las partidas en las que tendrá que incurrir en las próximas semanas es el retorno del dinero del alquiler del suelo a todas las empresas que no cancelaron su participación en el congreso de móviles, que son la mayoría aunque no necesariamente las más grandes. La asociación que celebra año a año el congreso tiene una política con las empresas que define dos asuntos: las compañías que se borraron antes de la cancelación no recibirán de vuelta el dinero integrado para ocupar sus stands en la Fira, y las que no habían abandonado la cita hasta este miércoles tienen derecho al retorno del importe. El congreso suele extenderse sobre unos 120.000 metros cuadrados, y cada metro cuadrado se vendió por unos 1.150 euros. Así las cosas, y descontando espacios que puedan usarse para otros fines, la GSMA recibió desde hace varios meses más de 120 millones de euros por concepto de alquiler de suelo de las empresas, que deben pagar todo con antelación, y se ha cifrado el coste total de lo que la organización debe devoler a las empresas en 138 millones. Estos cálculos no toman en cuenta los cargos adicionales que se hacen a los expositores, como por ejemplo cuando los stands tienen varios niveles. Las fuentes también han explicado que esta factura no la costeará el seguro, pues la póliza queda anulada ante una cancelación por enfermedad, como es el caso con el coronavirus chino, razón por la que tantas empresas prefirieron ausentarse del congreso de móviles para no poner en riesgo a sus trabajadores. Las entradas también deberán ser reintegradas a los visitantes. Los boletos para ir al congreso costaban entre 799 y 4.999 euros, aunque, desde luego, la mayoría de las que se venden son las más asequibles. En 2019 fueron al MWC 109.000 asistentes. Si tres cuartas partes de esa cantidad de personas hubieran comprado la entrada más barata al congreso de este año, la GSMA tendría que devolver más de 65 millones de euros.
En definitiva, malas noticias esta semana para nuestra economía que habrá que afrontar con deportividad y poniendo los medios para tratar de superar sus efectos.
SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA VISITANTE DE LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE