Ha sido una semana de subidas generalizadas de las bolsas europeas que volvían a encontrar apoyo en las expectativas de más estímulos fiscales y avances en la materialización de políticas monetarias, a pesar del miedo de una segunda ola de la Covid-19. A nivel sectorial, prácticamente todos los sectores terminaban en positivo, destacando el buen comportamiento relativo de sectores defensivos. En lo relativo al coronavirus, arrancaba la semana con preocupación ante el riesgo de una segunda oleada del virus, donde el foco de estos días lo teníamos en el rebrote producido en Beijing y en los repuntes de contagios en EE.UU. China se veía obligada a poner en cuarentena a los barrios de Beijing cercanos a un mercado mayorista de alimentación tras detectar más de 100 casos, aunque la situación parece controlada. Por su parte, también en Alemania afloraban 400 contagios en la plantilla de una planta de procesamiento cárnico. China revelaba datos preliminares del genoma del virus, que de forma preliminar apuntan a que existe una cepa europea.
A nivel de estímulos, en EE,UU, el equipo de gobierno de Trump está trabajando en un plan de infraestructuras de 1 billón de dólares para apuntalar la recuperación mientras que en Europa, los líderes europeos no llegaban a un acuerdo sobre como estructurar la propuesta del Fondo de Recuperación tras tres horas de videoconferencia, dilatando el período de negociación a la reunión de julio. En efecto, el BCE acelera sus compras de emergencia tras ampliar la potencia de su bazuca contra el coronavirus. El Banco Central Europeo (BCE) incrementó durante la última semana el volumen de compras bajo su programa de emergencia contra la pandemia (PEPP por sus siglas en inglés), después de que en su última reunión el Consejo de Gobierno de la institución acordase ampliar en 600.000 millones de euros, hasta un total de 1,35 billones de euros, el alcance de dicho programa. De este modo, la semana pasada, la primera tras la decisión de ampliar su dotación, así como su vigencia, el BCE destinó a la compra de activos bajo el programa PEPP un total de 27.132 millones de euros, un 6,5% más que la semana precedente y el mayor importe semanal de sus compras desde mayo. Con estas compras, desde que entrase en funcionamiento el pasado 26 de marzo, el PEPP ha adquirido ya activos por importe de 287.260 millones de euros, después de que en los pocos días de marzo en que estuvo en vigor, el BCE emplease 15.444 millones de euros, mientras que en abril invirtió 103.366 millones y otros 115.855 en mayo. En las dos primeras semanas de junio, la entidad habría invertido ya unos 52.500 millones. El pasado 4 de junio, el Consejo de Gobierno del BCE decidió incrementar la dotación de su programa PEPP en 600.000 millones de euros, llevando así la capacidad total del mismo hasta 1,35 billones de euros. El instituto emisor también decidió ajustar el horizonte de finalización del programa, extendiendo por seis meses el plazo para realizar compras netas, hasta junio de 2021. Asimismo, los fondos que se obtengan de los vencimientos se seguirán reinvirtiendo hasta, como mínimo, finales de 2022. Además del programa de compras de emergencia contra la pandemia, el BCE mantiene abiertos el resto de programas que componen su plan de expansión cuantitativa o programas de compras de activos (APP), que incluye el plan de adquisición de deuda pública (PSPP), así como los programas para la compra de bonos corporativos (CSPP), la adquisición de cédulas (CBPP3) y titulizaciones (ABSPP). En concreto, en la última semana el BCE llevó a cabo compras netas de deuda pública por importe de 6.172 millones de euros bajo su programa PSPP, cuestionado por el Tribunal Constitucional de Alemania, además de 2.492 millones en bonos de empresas, 11 millones de euros a través del programa ABSPP y otros 293 millones en cédulas. De esta manera, en la semana el BCE destinó un total de 36.100 millones de euros a las compras de activos a través de sus diferentes programas vigentes.
A nivel doméstico, lo más cacareado de la semana, el plan para el turismo, ha sido percibido como insuficiente y un error por el sector. De hecho, el plan de 4.250 millones para salvar al turismo se apoya en un 93% en crédito. Más de la mitad del plan, 2.500 millones en avales del ICO, están reciclados del pacto con Cs para continuar el estado de alarma. Si no va acompañado de la extensión de los ERTE, advierten los empresarios, habrá quiebras. A veces en política, cuando un anuncio viene con mucho envoltorio es porque tiene poco contenido. Siete ministros acompañaron esta semana al presidente, Pedro Sánchez, en la presentación del esperado Plan de impulso para el sector turístico, al que el Gobierno destinará 4.252 millones de euros, según anunció el propio Sánchez. El problema es que más de la mitad del plan está reciclado, porque forma parte del acuerdo al que el Ejecutivo llegó con Ciudadanos hace semanas para sacar adelante la última prórroga del estado de alarma. Además, el 93% de las ayudas son vía crédito, por lo que aumentarán la deuda de las empresas y su probabilidad de caer en impagos si no vienen acompañadas de otros recursos y de la madre de todas las ayudas: la extensión de los ERTE para el sector hasta por lo menos fin de año. Más de un millón de empleos cuelgan de esta medida, sin la cual, todo plan de impulso será insuficiente. En definitiva, el turismo, el sector más castigado por la crisis del coronavirus, se encuentra en situación límite, después de que el confinamiento y las barreras a la movilidad nacional e internacional hayan aniquilado toda actividad en los últimos meses. «Es el momento de dar un paso más, de volver a impulsar el sector», dijo Sánchez en la presentación del plan. De los 4.252 millones anunciados, casi 4.000 millones vienen en forma de créditos o avales, y sólo algo más de 275 millones se corresponden con algún tipo de ayudas, pero con forma de campañas de márketing o programas de formación, no de transferencias directas a las empresas. «Ya no necesitamos más préstamos, sino transferencias directas para aliviar las pérdidas ya sufridas… y queda todavía muchísimo partido por jugar este verano, necesitamos aguantar», explica el vicepresidente ejecutivo de Exceltur, José Luis Zoreda. Ni un sólo visitante extranjero entró en España en abril, y el verano, la temporada más importante en el país, se antoja en el mejor de los casos un experimento a medio gas para recibir turistas. La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, adelantó el plan a los empresarios. El regusto, entre los empresarios, es agridulce. Agradó ver a tantos ministros en el acto, explica Zoreda, «permite que el sector esté un poco más presente en la agenda». Todo lo demás, sin embargo, «es un déjà vù; calderilla. Con los 83.000 millones de euros que calculamos en pérdidas no tenemos ni para empezar», añade.
Más noticias negativas sobre la economía española, y que reflejan los sucesivos errores en las decisiones económicas que se están tomando. La mayoría de economistas valencianos creen que el paro va a superar el 21%. Una encuesta realizada por el Colegio de Economistas de Valencia (COEV) muestra que estos profesionales auguran un fuerte aumento del desempleo, cuya tasa superará el 21%. Concretamente, el 53,5% de los economistas encuestados esperan que se rebase esa tasa. Hay un 40,7% que sitúan la tasa de paro entre el 21% y el 25% al final de este año, y hay un 12,3% de ellos que prevén que ncluso se pueda sueprar el 25% de desempleo sobre la población activa en la Comunidad Valenciana. De hecho, el paro se presenta como la preocupación más importante para los economistas en este momento. En la primera pregunta de la encuesta, se solicitaba a los economistas que seleccionaran de una lista de nueve impactos, cuales eran a su juicio los más importantes. Las cinco respuestas más destacadas son el incremento del paro (62,6%), la disminución de la demanda o caída de las ventas (60,8%), la falta de liquidez de las empresas y los autónomos (60,0%) y el posible cierre de empresas (59,8%). En cuanto al producto interior bruto (PIB), más del 90% de los economistas esperan un impacto relevante, auqnue con matices, ya que el grupo de respuestas más grande, superior al 55%, deja una horquilla entre el 5% y el 15% de descenso en la economía de la región. A la hora de evaluar las medidas adoptadas, las laborales son las mejor juzgadas en cuanto a eficacia obtenida y agilidad de las administraciones en su implementación, en especial los ERTEs por fuerza mayor. También es considerado muy importante el fondo de 100.000 millones avalados por la UE para paliar el paro aunque su eficacia y agilidad es más discutida. Entre las medidas financieras, destaca la escasa valoración de la línea de avales de 100.000 millones de euros del ICO, muy por debajo en la consideración de su eficacia y agilidad de los préstamos del BCE a empresas o la línea del Banco Europeo de Inversiones para créditos a pymes de la UE. En lo que se refiere a las medidas fiscales, el aplazamiento en el pago de impuestos de empresas y autónomos hasta 30.000 euros, no es considerada ni singularmente importante ni eficaz, aunque se reconoce una mejor evaluación en términos de agilidad. En el apartado de recomendaciones, se proponen medidas a adoptar por las administraciones como son mejorar la eficacia de la administración pública – con menos burocracia y más agilidad en los trámites – acelerar la desescalada y recuperar sectores estratégicos como el turismo o la hostelería, reducir los gastos públicos innecesarios, agilizar los pagos públicos a los proveedores y crear un sector de material sanitario. El Banco de España señala que la actividad económica cayó un 34% en la última quincena de marzo. Entre las economías de mayor tamaño de la zona Euro, Francia, Italia y España fueron las más perjudicadas en el primer trimestre.
Por su parte, el Banco de España (BdE) señala en un informe de previsiones publicado esta pasada semana que la actividad económica cayó un 34% en las dos últimas semanas de marzo, tras decretarse el confinamiento para frenar la crisis del coronavirus. Así, sitúa al país entre las economías de mayor tamaño, junto a Francia e Italia, que registran en el primer trimestre un mayor impacto, como consecuencia de la “severidad” de las medidas de contención. La cifra es todavía más llamativa en el caso de los servicios de mercado, cuya actividad disminuyó un 50% de media. Dentro de este sector, el área de comercio, el transporte y la hostelería es la más perjudicada (-71%), así como la rama de las actividades artísticas, ocio y otros servicios personales (-73%). Las actividades profesionales, científicas y auxiliares cayeron un -52%, mientras que la actividad en el área de información y comunicaciones bajó un 36%. Por otro lado, la construcción bajó un 52% y las manufacturas, un 21%. El estudio del órgano supervisor apunta que la contracción del VAB del área del euro durante el primer trimestre fue del 3,2% intertrimestral, considerando que la actividad económica de esta zona se redujo en las dos últimas semanas aproximadamente un 20%. En el caso de ltalia, el desplome fue, al igual que en España, de un 34% de media y el de Francia, de un 32%, frente a un 13% en Alemania. De esta forma, el Banco de España asegura que aunque la crisis sanitaria es una perturbación con un origen común, sus efectos a corto plazo han sido diferentes en cada uno de los países miembros de la Unión Económica y Monetaria (UEM) de la UE, teniendo en cuenta que el impacto negativo sobre la actividad ha sido muy asimétrico entre sectores. El análisis del BdE desprende que la rama de servicios de mercado, que representa cerca del 55% del total de la economía en la UEM, experimentó una caída cercana al 4% en el primer trimestre, según la Contabilidad Nacional, lo que sería coherente con un descenso de la actividad superior al 25 % durante el período de confinamiento estricto. El impacto sobre la actividad de los servicios fue notablemente superior a la media en España (-50%), mientras en Alemania fue de tan solo un -12%.
Por terminar con buen sabor de boca, o al menos intentarlo, le dejo amable lector, una noticia que me parece positiva: el Gobierno aprueba ayudas de entre 1.900 y 5.500 euros para la compra de vehículos eléctricos. El Consejo de Ministros ha aprobado el real decreto que regula el Plan Moves II, que prevé ayudas de entre 1.900 y 5.500 euros para la compra de turismos eléctricos e híbridos enchufables por parte de particulares, que, previsiblemente, podrán solicitarlas para adquisiciones hechas a partir del jueves de esta pasada semana. Adicionalmente, los concesionarios darán un descuento de hasta 1.000 euros, según las bases del plan, en el que las ayudas varían en función de la autonomía del vehículo nuevo y de si se entrega o no un coche usado para su acharramiento, condición que ha dejado de ser obligatoria a petición del sector y las autonomías. Así, las ayudas a particulares y autónomos para la adquisición de turismos con autonomías de entre 30 y 90 kilómetros serán de 1.900 euros sin achatarramiento y de 2.600 euros con achatarramiento. Para autonomías de 90 kilómetros o más, se elevan a 4.000 euros sin achatarramiento y a 5.500 euros con achatarramiento, las mismas que para los vehículos de hidrógeno. El precio de venta del turismo a adquirir no podrá superar los 45.000 euros y los usuarios privados sólo podrán beneficiarse del plan para la compra de una unidad, límite que se eleva a 30 en el caso de las empresas.
En mi opinión, toda decisión que vaya encaminada a buscar la sostenibilidad del planeta me parece adecuada. Ignorarlo sería perpetuarse en el error, algo que no es propio ni de personas, ni de sociedades inteligentes.
SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA VISITANTE DE LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.