¡Qué peseteros somos!

En esta pasada semana se han producido ligeros descensos generalizados en los índices europeos, siendo la noticia más destacada a nivel nacional el anuncio de una posible fusión entre Bankia y Caixabank, en una operación que supondría la creación del mayor banco doméstico. En los mercados de deuda, se ampliaban las primas de riesgo ante unos registros de actividad que sugerían una recuperación económica más prolongada. En cuanto al petróleo, la debilidad de la demanda llevaba al barril de Brent a caer a niveles de 43 $/b, mientras que el oro protagonizaba también descensos hasta los 1930 $/onza. En relación al coronvavirus, un grupo de más de 75 países desarrollados se han adherido al plan COVAX, un protocolo de asignación de vacunas contra la COVID-19 entre los diferentes países para garantizar que el proceso sea justo. La OMS será codirector del mismo junto con los países. Como excepciones, EE.UU. ha mantenido su confrontación con la OMS y ha rechazado unirse, mientras que se espera que los contactos con China fructifiquen en las próximas semanas. En esta línea, Astrazeneca, en colaboración con Oxford, anunciaba el paso a la última fase de la investigación de su vacuna contra la COVID-19, en donde realizará un estudio entre 30.000 sujetos. Por otro lado, Sanoki y GSK anunciaban que comienzan la fase clínica para su candidato a vacuna basada en proteínas.

A nivel europeo, el vicecanciller y ministro de Finanzas alemán, Olaf Scholz, advirtió esta pasada semana ante la Comisión de Economía de la Eurocámara que la situación económica en la Unión Europea (UE) es «seria» y que no se ha dejado atrás lo peor de la crisis generada por la pandemia, pese a los signos de recuperación. Las cifras económicas muestran que hay esperanzas de que haya una cierta recuperación, por lo menos en algunos países, pero la evolución sigue siendo incierta y no podemos decir de ninguna manera que ya hayamos superado el valle, añadió, al recordar que las infecciones por coronavirus van en aumento. Scholz dijo que la intención de la presidencia alemana es que el fondo de recuperación de 750.000 millones de euros y el presupuesto plurianual de 1,074 billones pactados por los líderes comunitarios en julio para responder a la crisis reciban el visto bueno de la Eurocámara y sean ratificados por los parlamentos nacionales en lo que queda de año. Todo ello para que el dinero empiece a desembolsarse a inicios de 2021. Scholz se mostró a favor de introducir nuevas fuentes de recursos propios para el presupuesto europeo, con cuya recaudación se financie la deuda que emitirá la Comisión Europea para financiar el fondo, algo que reclaman los eurodiputados, que piden fijar un calendario concreto para introducir estos gravámenes. El ministro de Finanzas defendió la introducción de una tasa a las transacciones financieras a nivel europeo o la ampliación del sistema de comercio de derechos de emisión de dióxido de carbono para que cubra más sectores. Asimismo abogó por la introducción de una tasa digital y consideró que en otoño habrá avances a nivel global en la negociación que se desarrolla en el seno de la OCDE. Scholz insistió en que la presión que está ejerciendo la pandemia podría contribuir a que salgan adelante estas iniciativas.

Yendo al país de dónde ha surgido esta pandemia que nos ha afectado a todos,  la actividad industrial china toca nuevos máximos desde 2011.

 

En efecto, la actividad industrial de China volvió a crecer en agosto al mayor ritmo desde hace casi una década, según el índice gerente de compras (PMI) del sector manufacturero publicado esta semana por el diario económico privado Caixin y que muchos inversores toman como referencia para el país asiático. Al igual que el mes anterior, el PMI alcanzó en agosto su máximo desde enero de 2011, esta vez con 53,1 puntos frente a los 52,8 de julio. En este índice, que elabora la compañía de información económica británica IHS Markit, un registro por encima del umbral de los 50 puntos supone crecimiento y por debajo, contracción. La Oficina Nacional de Estadística (ONE) informó de que el PMI oficial de la industria manufacturera se situó en agosto en 51 puntos, en su sexto mes consecutivo de crecimiento. Así, tanto la cifra de la ONE como la de IHS Markit superaron las previsiones y muestran una recuperación del sector. Según el economista Wang Zhe de Caixin, «la recuperación económica post-Covid 19 sigue en marcha. Han aumentado los nuevos pedidos de exportación -por primera vez este año por encima de los 50 puntos- y la producción se está expandiendo. Además, el mercado laboral ha visto signos de mejora». «En el futuro, datos como los del empleo dependerán del desempeño a largo a plazo de la economía china, y las políticas macroeconómicas serán esenciales», añade Wang en su informe. Según la consultora británica Capital Economics, el dato, superior a su pronóstico, deja entrever que «la actividad industrial manufacturera china es robusta», y que «es de esperar que siga siéndolo a medida que otros países se vayan recuperando gradualmente de la crisis provocada por la COVID-19». En mi opinión, sería deseable que, en algún momento no lejano, esa recuperación económica que está logrando China, también la logremos el resto de países.

Dando un salto geográfico absoluto, hasta Australia, nada menos, a este país le sucede lo contrario, que entra en recesión por primera vez en casi 30 años por el coronavirus.

Australia registró esta semana una caída del producto interior bruto (PIB) de un 7% en el trimestre que terminó en junio, el peor descenso de su historia, y entró en su primera recesión en casi tres décadas. «La pandemia mundial y las políticas de contención conexas provocaron una caída del 7,0% del PIB en el trimestre de junio. Esta es, por un amplio margen, la mayor caída del PIB trimestral desde que se iniciaron los registros en 1959», dijo el jefe de las Cuentas Nacionales de la Oficina Australia a de Estadísticas, Michael Smedes en un comunicado. En el primer trimestre del año, el PIB australiano, que había registrado casi 30 años de crecimiento consecutivo incluso durante la crisis financiera internacional, cayó un 0,3 por ciento, con lo que acumula dos trimestres negativos seguidos, lo que técnicamente es considerado una recesión. La última vez que Australia entró en recesión fue en 1991, cuando la economía se contrajo en un 1,3 por ciento y en 0,1 por ciento en dos trimestres consecutivos. La Oficina Australiana de Estadísticas (ABS, siglas en inglés) explicó en su comunicado que la respuesta del Gobierno para apoyar a los hogares y las empresas australianas dio lugar a pagos sin precedentes del sector público al privado. Tras el brote de la pandemia, el Gobierno australiano impuso una serie de restricciones y ordenó el cierre de negocios para frenar la propagación del nuevo coronavirus a la vez que implementó paquetes de ayuda, entre ellos subsidios salariales y de desempleo, así como dio estímulo económicos que en total equivalen a un 13,3 por ciento de su PIB. También detalló que la demanda privada se contrajo en un 7,9 por ciento, que incluye un retroceso de un 12,1 por ciento en el consumo doméstico, mientras que el gasto en servicios, como el transporte, restaurantes y hoteles, se desplomó en 17, 6 por ciento. La gran caída en la economía australiana fue mitigada por el comercio neto, que aumentó en un uno por ciento y el descenso en las importaciones en 2,4 por ciento. Con unos 25.900 infecciones acumuladas desde el inicio de la pandemia, que incluye 663 fallecimientos, Australia sigue luchando con un fuerte rebrote de la COVID-19, que estalló en Melbourne en junio pasado y que desbarató los planes de reactivación de la economía en el país tras haber suprimido al nuevo coronavirus.

A nivel doméstico, y en relación al titular del blog en el día de hoy, un dato que, al menos a mí, me ha sorprendido mucho: Los españoles aún conservan 1.602 millones de euros en pesetas sin cambiar. ¿De veras somos tan nostálgicos?

Y es un dato importante, porque dentro de nada, ya no habrá canje posible. A finales de este año, el 31 de diciembre, el Banco de España dejará de canjear pesetas por euros. Los españoles aún conservan sin cambiar 1.602 millones de euros en monedas y billetes de pesetas en julio, lo que supone dos millones menos que el mes precedente, según los datos publicados esta pasada semana por el Banco de España. De esa cantidad, 813 millones correspondían a billetes, un millón menos que en junio, y 789 millones a monedas de peseta, lo que supone también un millón menos. En los últimos 12 meses, los españoles han canjeado billetes y monedas de pesetas por un valor de 8 millones de euros y de 3 millones, respectivamente (por 11 millones en total). A finales de este año, el 31 de diciembre, el Banco de España dejará de canjear pesetas por euros, 18 años después de que la peseta fuese sustituida por el euro como moneda de curso legal en España. Según los datos provisionales publicados por el Banco de España, el número de billetes de 500 euros se situó en julio en 20 millones de unidades, con lo que se mantiene en los mismos niveles que el mes previo. Este volumen de billetes no se corresponde con los que están en circulación en España, ya que en una unión monetaria no es posible determinar la circulación por países, pues un billete emitido por un banco central de un Estado puede circular libremente por toda la zona del euro y ser retirado por el banco central de otro país. El billete de 500 euros dejó de producirse a finales de 2018, aunque se mantiene como una forma de pago legal como efectivo, según la decisión del Banco Central Europeo (BCE). En cuanto a los billetes de 200 euros, su volumen se mantuvo en seis millones, y en el caso de los billetes de 100 euros, el Banco de España retiró 100 millones de unidades, un millón más que en junio. Los billetes de 50 euros ascienden a 1.283 millones, en tanto que el Banco de España retiró 2.077 millones de billetes de 20 euros y 1.513 de 10 euros. De los billetes de 5 euros, se han retirado de la circulación 209 millones de unidades.

Pasando del tema monetario al tema bancario, el Banco de España ve margen para más fusiones bancarias a nivel nacional y en Europa. De hecho, una de las noticias de la semana es el anuncio de una importante fusión que indicaba yo al comienzo de esta entrada.

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ve margen para que se produzcan más fusiones bancarias, tanto en Europa como en España, según ha manifestado durante la clausura del seminario ‘El sistema financiero y la crisis del Covid-19’ organizado por APIE y la UIMP en Santander. El gobernador ha advertido de que la baja rentabilidad de los bancos es «uno de los principales retos» que afronta el sector bancario europeo y el español, que deberán continuar esfuerzos para ganar eficiencia. En este sentido, Hernández de Cos ha afirmado que las entidades tendrán que recurrir más intensamente a las nuevas tecnologías para seguir reduciendo los costes de su operativa y sacar más provecho de los datos, lo que además les permitirá reorientar su negocio crediticio hacia los segmentos que generan mayores márgenes, manteniendo el riesgo asumido «dentro de unos rangos razonables». Por otra parte, ha asegurado que «existe margen para que se produzca alguna consolidación en el sector que contribuya a hacer que las entidades, y el sistema en su conjunto, sean más resistentes». Preguntado por qué margen hay para que se produzcan más fusiones sin incurrir en el oligopolio, el gobernador del Banco de España ve margen «en Europa y a nivel nacional». Asimismo, considera que el nivel de competencia en el sector «es elevado», pues las entidades financieras no compiten solo entre ellas, sino también con nuevos operadores tecnológicos que están fuera del perímetro regulatorio. Durante su intervención en el seminario, el gobernador del Banco de España ha reconocido que en los próximos meses tendrá lugar, inevitablemente, un deterioro de la calidad del crédito en los balances de los bancos, como consecuencia de la fuerte contracción de los ingresos de las empresas y los hogares en los últimos meses. Según sus previsiones, estos deterioros se concentrarán en el momento en que finalicen las moratorias o venza la carencia de los préstamos avalados. Aunque existe «una notable incertidumbre» de cara al futuro sobre cuánto aumentará la tasa de morosidad, Hernández de Cos ha apuntado que el incremento será más elevado en las empresas de menor tamaño y que operan en los sectores de mayor interacción de lo social y, en el caso de los hogares, en las exposiciones no garantizadas con hipotecas. En este sentido, ha recordado que las entidades ya están anticipando parte de las provisiones que podrían tener que realizar en el futuro. Para evitar que la crisis «dañe gravemente» la estabilidad del sistema financiero, lo que la haría más profunda y duradera, el gobernador del Banco de España ha llamado a «estrechar la vigilancia sobre los riesgos para la estabilidad financiera y estar preparados para dar una respuesta contundente, a escala europea, en caso de que se materialicen». Asimismo, ha instado a las entidades bancarias a afrontar con decisión los retos de medio plazo, entre los que ha destacado su baja rentabilidad, tanto a escala europea como nacional. Por otra parte, Hernández de Cos ha llamado a alcanzar «acuerdos amplios» para afrontar una «urgente» estrategia de crecimiento que es lo que necesita España en estos momentos. El Gobernador del Banco de España ha afirmado que, si bien en el corto plazo la respuesta a la crisis sanitaria debe acompañarse de medidas fiscales «decididas» para amortiguar su impacto, debe ponerse en marcha una estrategia global de crecimiento con un horizonte de medio plazo que incluya el diseño de un programa de consolidación fiscal para su aplicación conforme vayan superándose los efectos más adversos de la crisis y se consolide la senda de recuperación. Por otro lado, ha destacado que se ha podido observar a lo largo del segundo trimestre y del actual una mejoría de la economía, pero que la recuperación es «incompleta» y que está siendo «desigual por sectores y agentes». Aún así, ve altamente probable» que se experimente un crecimiento de dos dígitos en el tercer trimestre, en línea con lo avanzado por el Gobierno. Según Hernández de Cos, la economía española está sometida a un elevado grado de incertidumbre, derivada de las dudas sobre la propia evolución de la pandemia, «como muestran los brotes que se están produciendo». De hecho, ha resaltado que, como resultado, parece «claro» que algunos de los efectos de la pandemia «serán persistentes». En este punto, ha subrayado que la institución ha publicado sus ejercicios regulares de previsión a partir de la definición de diferentes escenarios y ha avanzado que la siguiente actualización se publicará a mediados de este mes de septiembre. En todo caso, el gobernador ha apuntado que la contracción del PIB de la economía española en el conjunto de este año será «muy sustancial, sin precedentes históricos recientes».

Por su  parte, Montero afirma que la legislatura durará cuatro años y que la reforma fiscal puede hacerse en 2021 o 2023. A mí lo que me sorprende es que se preocupe más de este empeño que de otras cuestiones.

Tras la pandemia de Covid-19, «lo inteligente es adaptar esa agenda fiscal al momento», ha afirmado la ministra de Hacienda. La ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, ha asegurado que, de cara a negociar los próximos Presupuestos Generales del Estado, habrá que decidir «cuándo hay que poner en marcha» la reforma fiscal contemplada en el acuerdo de coalición: «Si justo en el año 2021 es cuando hay que ponerla en marcha, o en 2022, o en 2023», ha dicho. En rueda de prensa tras la reunión entre el presidente Pedro Sánchez y el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, Montero ha dejado claro que «el compromiso del Gobierno es abordar la reforma fiscal» contemplada en el acuerdo de Gobierno entre PSOE y Unidas Podemos, pero que, tras la pandemia de Covid-19, «lo inteligente es adaptar esa agenda fiscal al momento». Tras defender Montero en las últimas semanas una adaptación de los cambios fiscales acordados en el pacto de coalición, el vicepresidente Pablo Iglesias aseguró que las próximas cuentas incluirán una revisión de la fiscalidad «en un sentido progresivo y redistributivo». Su portavoz en el Congreso, Pablo Echenique, rechazó una rebaja de lo contemplado en el acuerdo y defendió ir más allá incluso, ante la necesidad contar con más recursos.

La situación económica en nuestro país es muy negativa y todos los datos que se van conociendo lo indican. El coronavirus hunde más del 40% la compra de casas y reduce las hipotecas un 18%

Entre abril y junio se inscribieron en los registros de la propiedad 76.545 compraventas de vivienda. El impacto económico de la pandemia del covid redujo el 42,2% las compraventas de vivienda registradas en el segundo trimestre del año respecto a un año antes, un porcentaje que se situó en casi el 18% en el caso de las hipotecas, según los datos publicados esta pasada semana por el Colegio de Registradores. En concreto, entre abril y junio se inscribieron en los registros de la propiedad 76.545 compraventas de vivienda, lo que arroja además una caída de casi el 40% sobre el trimestre anterior. Atendiendo al conjunto de las compraventas, éstas se redujeron el 46,1% en el periodo (un porcentaje que fue ligeramente inferior -del 42,2%- en las transacciones de vivienda). En el caso del número de hipotecas constituidas, su número cayó en menor medida con un 17,4% y un descenso similar, del 17,8%, en aquellas sobre vivienda. Por lo que respecta a la vivienda nueva, en el segundo trimestre se registraron 14.286 compraventas (el 41,1% menos que el trimestre anterior), mientras que en aquellas usadas las operaciones alcanzaron la cifra de 62.259, con un descenso trimestral similar al anterior (del 39,6%). Con todo ello, en los últimos doce meses se han inscrito 443.829 compraventas de vivienda, retrocediendo a niveles anuales de mediados de 2017. Las restricciones de movilidad entre países durante buena parte del segundo trimestre se han dejado notar en la compra de vivienda por extranjeros, que se situó en el 10,7% sobre el total del trimestre, frente al 12% que representaron el trimestre anterior. En términos absolutos se pasó de las 15.000 viviendas del primer trimestre a unos 8.000, siendo los británicos los que siguieron encabezando esta clasificación con el 12,3% de las compras totales de extranjeros, seguidos de alemanes (7,2%), rumanos (6,9%), franceses (6,7%), marroquíes (6,4%) y belgas (5,8%). Finalmente, por comunidades autónomas, la mayor parte de las compras de vivienda por parte de extranjeros se registraron en Baleares (24,6%), Canarias (24,5%), Comunidad Valenciana (21,7%), Región de Murcia (17,7%), Cataluña (11,1%) y Andalucía (11%).

A nivel local, una noticia que puede representar algo de alivio. El paro desciende en 335 personas en agosto en Asturias. El Principado cuenta con un total de 77.298 personas desempleadas, un 18% más que en 2019. El número de parados registrados en las oficinas de empleo de Asturias bajó en 335 personas en el mes de agosto, por la temporalidad del empleo en el sector turístico lo que supone un -0,43% respecto a julio, y por contraste con la media nacional que experimenta un incremento del paro del 0,78% según datos publicados por el Ministerio de Trabajo y Economia Social. Sin embargo, respecto a agosto del 2019 representa un incremento del 18%.

Me temo, amable lector, que no es ninguna sorpresa que todas las noticias laborales y económicas en general, sean negativas en relación al pasado año. Tomar las medidas oportunas es, en situaciones de tanta dificultad como la que nos ocupa, más necesario que nunca.

SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA VISITANTE DE LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.