Ha sido la pasada una semana muy activa en publicaciones de resultados en Europa y EE.UU. (50% de compañías ya han publicado en ambas geografías) y sorprendiendo al alza, situando la caída interanual de BPAs del S&P en el -11% (vs -20% esperado), y en el -17% (vs -30% esperado) en el EuroStoxx. A pesar de presentar signos de recuperación, el mercado ponía el foco en los repuntes de nuevos casos en Europa y las medidas de contención que estos conllevan, registrando caídas muy destacadas en todos los selectivos europeos. En este contexto, se daban caídas indiscriminadas en el apartado sectorial, destacando las fuertes caídas del índice tecnológico (c.-10%), autos y retail.
En lo relativo a política monetaria, en el BCE, el Consejo mantuvo sin cambios la política monetaria tal y como se esperaba, si bien mostraba una clara determinación a recalibrar todos los instrumentos de política monetaria para asegurar que las condiciones de financiación permanecen favorables para apoyar la recuperación económica y contrarrestar los riesgos de la segunda ola de la pandemia. Lagarde mostraba confianza en que dentro del Consejo de Gobierno habrá un alto consenso para actuar en la reunión de diciembre sí los riesgos del entorno actual, con claro sesgo negativo, comprometen la recuperación económica. Además, aprovechaba para enfatizar la urgencia de una respuesta fiscal ultra expansiva y reconocía que, a pesar de que el acuerdo en la respuesta fiscal conjunta ha sido un gran paso para Europa, el timing en la implementación y entrega de los fondos de EU Next Generation es crucial para favorecer la recuperación del bloque.
Las noticias sobre COVID-19, como sabe, amable lector, no son buenas. Un factor que pesaba sobre el comportamiento de los mercados en la semana, ante la escalada de medidas que se van adoptando para contener el virus en Europa, con un avance que ha hecho que Bruselas llame a la coordinación de políticas y estrategias en la contención. Europa El viejo continente sigue siendo el foco, pero EE.UU. también sufre preocupantes repuntes en el Medioeste, con el director de la Agencia para el control de la pandemia, llamando a tomar medidas severas para contener el avance.
Por su parte, China prioriza el mercado interno, la innovación y la autosuficiencia tecnológica para los próximos cinco años. China no cerrará la puerta al mundo al priorizar el mercado interno, la innovación de alta calidad y su autosuficiencia tecnológica, según ha señalado el Comité Central del Partido Comunista (PCCh) que ha fijado las claves del país para los próximos cinco años. «No cerraremos la puerta al mundo, más bien al contrario. China necesita cada vez más al mundo y este a China para mejorar su tecnología», afirmó el ministro de Ciencia y Tecnología chino, Wang Zhigang, en la rueda de prensa para presentar las propuestas del Comité Central tras su reunión anual. Wang recalcó que el desacoplamiento entre las economías de las dos mayores potencias mundiales, EEUU y China, «no es bueno para nadie» y afirmó que «sin importar cómo cambie el mundo» el gigante asiático «seguirá con su política de apertura». En este sentido, el ministro recordó que, pese al incremento de la tensión en los últimos meses entre Estados Unidos y China, en el tercer trimestre de 2020 el comercio entre ambos países creció un 16% respecto al mismo periodo del año pasado. «La profundización de la reforma y la apertura continúa siendo la clave y la inevitable opción para el desarrollo. El dinamismo liberará todas las potencialidades de la economía china», subrayó el ministro. Varios dirigentes del Comité Central recalcaron que impulsar la innovación y conseguir la suficiencia tecnológica es un asunto de crucial importancia para China.
Es evidente que la economía global, como señalo en el título del blog para el día de hoy, se encuentra en una difícil situación, con una demanda muy lastrada por los rebrotes del coronavirus y las crecientes restricciones sanitarias. Entre los grandes países, España será el que sufra una mayor recesión este año, una caída del 12,8%. Además, es muy probable que la incertidumbre entre los empresarios y la caída de la facturación lleve a un mayor incremento del desempleo en la recta final del año, lo que provocará un golpe añadido sobre el consumo. La economía global se enfrenta a la que, muy probablemente, será la mayor crisis de los últimos 75 años. Lo que en un principio parecía una crisis muy profunda pero muy breve se antoja ahora una muy profunda, pero de consecuencias muy duraderas, ya que es muy posible que el PIB y el empleo anteriores al coronavirus no se recuperen hasta al menos dentro de varios años. Y, lo que es peor, el colapso de 2020 dejará «cicatrices hasta bien entrado el medio plazo», según el Fondo Monetario Internacional (FMI), especialmente en los países de bajos ingresos, que cuentan con un menor colchón de protección social. Sin embargo, la situación también es muy grave en algunas economías desarrolladas, como España, dado que el país sufrirá la mayor caída económica del mundo, según los cálculos del Fondo.
Después de que el confinamiento laminara el PIB en un 21,5% en el segundo trimestre, la paupérrima temporada turística de verano, lastrada por los rebrotes de coronavirus y el desplome del turismo extranjero, ha llevado a que la recuperación vista hasta la fecha sea muy incompleta. Según las distintas previsiones, la economía apenas recuperaría en el tercer trimestre entre un 40% y un 45% del terreno perdido frente a los niveles precrisis, y la mala noticia es que el trecho que queda para volver a alcanzar las cifras de 2019 será mucho más costoso de recorrer. Es más, algunos analistas empiezan a hablar ya de una segunda recaída económica a raíz de los rebrotes del Covid-19 y el creciente número de restricciones sanitarias en toda Europa. Las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) son demoledoras ya que apuntan a un desplome económico del 12,8% este año con un severísimo golpe en todas las áreas clave de la economía: el consumo privado caerá un 14,8%, la inversión, un 16,2% y las exportaciones, un 25,5%. Sólo el gasto público, con un alza del 3,7%, se mantendrá en ascenso, aunque será insuficiente como para impulsar el conjunto de la actividad. De hecho, un vistazo a las perspectivas de crecimiento en los grandes países del mundo muestra que España no sólo queda muy por debajo de otros países de nuestro entorno sino el último de todos ellos, con un desplome que triplica al de Estados Unidos y duplica el de Alemania. Y esto no sólo se debe al elevado peso turístico, ya que países como Italia acusan un golpe inferior al español. Por el momento, el mercado laboral parece haber contenido el golpe, pero todo parece apuntar a que se encuentra en una situación similar a esos últimos instantes de los dibujos animados en los que la gravedad espera a que el coyote se dé cuenta de que está flotando en el vacío antes de dejarle caer en picado. Las últimas cifras de empleo muestran que los empresarios han dejado de recuperar a los trabajadores del ERTE a la actividad y, dadas las elevadas restricciones a buena parte del sector servicios, es muy probable que la reincorporación se detenga. Es más, dada la dificultad para aumentar la facturación en los próximos meses, muchas compañías pueden optar por despedir definitivamente a sus trabajadores, estén en ERTE o no. De hecho, el CIS alerta de que cada vez hay un mayor número de trabajadores que temen perder su empleo, lo que está retrasando el consumo de bienes duraderos. Y esto, junto con los rebrotes de la pandemia y las mayores restricciones sanitarias, ensombrece las previsiones del último trimestre del año. Aunque la mayoría de los pronósticos apuntan a una cierta alza del PIB (el Gobierno espera un avance de cerca del 5% entre octubre y diciembre), algunos analistas ya vislumbran una posible recaída. Es más, buena parte de los negocios están sufriendo un problema añadido a la caída de la facturación: el derrumbamiento de los márgenes de beneficios. Por un lado, la situación sanitaria les obliga a implementar medidas que suponen un sobrecoste, como es el caso de la reducción del aforo o el uso de geles hidroalcohólicos, pero por otro el colapso económico les impide repercutir estos incrementos a los clientes, lo que hace que muchos negocios dejen de ser viables. Y todo ello puede generar un reguero de quiebras, morosidad e impagos que arrastre a las compañías que hasta ahora estaban saliendo adelante y golpee los balances de los bancos. En este sentido, aunque la industria atraviesa una mejor situación, está paralizando inversiones y contratos por la posibilidad de que la situación se complique todavía más. Además, la difícil situación internacional tampoco ofrece buenas perspectivas ni a la exportación ni al turismo.
A nivel doméstico, el Ejecutivo congela el salario mínimo tras subirlo un 29% en los dos últimos años. El Presupuesto no modifica, «de momento», las bases mínimas y máximas de cotización mientras que revaloriza un 1,8% el ingreso mínimo vital. El plan presupuestario aprobado por el último Consejo de Ministros y presentado ante el Congreso de los Diputados es el más expansivo de la historia y goza de un marcado carácter social. Sin embargo, las cuentas contemplan la congelación del salario mínimo interprofesional (SMI), después de que este haya experimentado un alza del 29% en solo dos años a cuenta de los actuales dirigentes del Gobierno. En concreto, el Ejecutivo monocolor de Pedro Sánchez lo incrementó un 22%, de los 733 a los 900 euros mensuales, en 2019, mientras que el Gobierno de coalición formado ya por PSOE y Unidas Podemos arrancó su mandato incrementando la cuantía este año de los 900 a los 950 euros en 14 pagas. El proyecto presupuestario, sin embargo, no recoge ninguna modificación de las bases mínimas de cotización, cuya oscilación marca el umbral del salario legal más bajo a pagar en España. Las cuentas tampoco incorporan modificación alguna de las bases máximas, fiando la mejora de ingresos en este campo a la mejora del empleo. En concreto, el plan contempla que los ingresos por cotizaciones sociales crezcan el próximo año un 3,8%, hasta alcanzar los 125.144 millones de euros, lo que permitirá financiar el 72,6% del presupuesto de la Seguridad Social.
Y cierro con una noticia que no es buena, sino peor que las anteriores. El sistema sanitario está en riesgo de colapso, según el Ejecutivo. El Gobierno admite que la situación actual en España por la segunda ola de la pandemia en España es «grave y excepcional» y con unos altos niveles de contagios que «vuelven a tensionar nuestro sistema sanitario». Así lo reconoce el Ejecutivo en el preámbulo del real decreto por el que se declara el estado de alarma para contener la propagación de infecciones del Covid-19 que aprobó con carácter extraordinario el Consejo de Ministros. En el texto que firma la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, el Gobierno justifica la toma «urgente de medidas de control que eviten cualquier impacto negativo de esta situación sobre la atención sanitaria a otras patologías diferentes a Covid-19, previniendo desde un primer momento cualquier riesgo de potencial colapso del sistema asistencial». Lo hace tras repasar que las últimas cifras de contagios de este coronavirus hablan de 349 casos por cada 100.000 habitantes, «muy por encima de los 60 casos por 100.000 habitantes que marca el umbral de alto riesgo de acuerdo a los criterios del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades». En la actualidad, según señala el Gobierno en el texto normativo, la ocupación media en España de camas de hospitalización por COVID-19 supera ya el 12%, con máximos por encima del 20% en algunas comunidades autónomas. La ocupación media de camas de Unidades de Cuidados Intensivos es del 22,48%, superando en algún caso el 60%. Por ello, consideran que «para hacer frente a esta situación, grave y excepcional, es indispensable proceder a la declaración del estado de alarma». El Gobierno que preside Pedro Sánchez entiende que las medidas del real decreto son «las imprescindibles para hacer frente a la situación, resultan proporcionadas a la extrema gravedad de la misma y no suponen la suspensión de ningún derecho fundamental». En esta ocasión, el Ejecutivo deja en manos de las comunidades la adopción de las medidas salvo para estos primeros quince días que establece la prohibición de circular entre las 23.00 horas y las 6.00 de la mañana, aunque los ejecutivos regionales podrán modular entre las 22.00 y las 00.00 horas y la hora de finalización de dicha limitación sea entre las 5.00 y las 7.00 horas. En cumplimiento de la Constitución, el Gobierno decreta el estado de alarma por 15 días con «una respuesta inmediata, ajustada y proporcional», en un marco de cogobernanza, pero considera que «necesariamente deberá ser superior» e «imprescindible prorrogar esta norma por un periodo estimado de seis meses».
También es una llamada a la responsabilidad individual y a un comportamiento que ayude a no propagar, aún más, este terrible virus. ¡Salud!
SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA VISITANTE DE LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.