Esta pasada semana se ha producido una corrección de los índices de renta variable en Europa y, en menor media, en EE.UU., país donde se volvían a alcanzar nuevos máximos a lo largo de la semana. El primer año de gobierno de Trump se cerraba con una subida de los índices estadounidenses superior al 20%, si bien no ha conseguido cumplir ninguna de sus promesas estrella, incluyendo la tan esperada rebaja impositiva. De hecho, los líderes republicanos del Senado presentaban su propio plan de reforma fiscal que mostraba diferencias importantes con el plan que está ya negociando el Congreso y cuya votación será la semana que viene. Sobre el Brexit, May reiteraba que la fecha prevista de desconexión se mantiene (29 marzo 2019), pese a la falta de avances en las negociaciones y la dimisión de dos ministros en la misma semana.
Pasando al terreno doméstico, el Ibex-35 cerró la semana con caídas salvando levemente los 10.000 puntos. En los mercados de deuda, la prima de riesgo española se situaba en los 113,8 puntos básicos y con la rentabilidad del bono a diez años en el 1,478%. El indicador encadenó una semana de sesiones consecutivas de descensos en su peor racha desde que en abril sumara cinco sesiones consecutivas de pérdidas. La anterior peor racha tuvo lugar en diciembre de 2015, cuando registró una secuencia de diez sesiones consecutivas de caídas.
Como he comentado, las primas de riesgo vuelven a ampliarse. En el mercado de deuda, las fuertes bajadas de las rentabilidades de los bonos de pasadas jornadas se dieron la vuelta. Así, la rentabilidad del bono español a diez años pasó del 1,40% hasta el 1,46%, mientras que la de los títulos portugueses subió desde el 1,90% hasta el 1,96% y la de sus comparables italianos, desde el 1,69% hasta el 1,73%. El rendimiento de los bonos alemanes, mientras tanto, se mantuvo en el entorno del 0,33%. Ello implicó que las primas de riesgo se volvieron a ampliar. La de España, desde los 107 hasta los 114 puntos básicos. La de Italia, desde los 137 hasta los 141 puntos básicos.
La evolución del índice patrio contrasta con el hecho de que Bruselas eleva la previsión de crecimiento para España pese a la crisis catalana. No obstante, advierte que la situación en Cataluña puede tener un impacto en la economía que aún no puede calcular. La Comisión Europea (CE) ha mejorado sus previsiones de crecimiento para España hasta el 3,1 % en 2017 y el 2,5 % en 2018, pero advirtió del riesgo de que la crisis de Cataluña tenga un impacto en la economía que todavía no puede calcular. En comparación con sus previsiones de primavera, la Comisión ha elevado tres décimas la proyección de crecimiento para este año, al 3,1 % del PIB, la misma cota que prevé el Gobierno español, y una décima la del próximo, al 2,5 %, superior al 2,3 % que estima el Ministerio de Economía.
Me parece importante destacar que el Gobierno de España sí ha puesto cifras a la crisis catalana y prevé que reste entre cuatro y cinco décimas de crecimiento del PIB en 2018, unos 5.000 millones de euros, dado que de no haberse producido el contencioso el alza hubiera sido de entre el 2,7 % y el 2,8 % del PIB, según el ministro de Economía, Luis de Guindos.
En el informe presentado esta semana por la Comisión Europea prevé que en España el crecimiento «se mantenga robusto» impulsado por el consumo privado y las exportaciones, pero que «se reduzca en adelante» por la ralentización del consumo, aunque admite que podría también darse un impacto positivo por una contribución «más fuerte de lo esperado» de las exportaciones. Para 2019 prevé un crecimiento del 2,1 %. Por otra parte, el Ejecutivo comunitario espera que el déficit público se rebaje del 4,5 % en 2016 al 3,1 % en 2017, en línea con el objetivo pactado con Bruselas, y al 2,4 % en 2018, una cota por encima del objetivo del 2,2 % pero que permitiría a España salir del procedimiento por déficit excesivo al dejar atrás la cota del 3 %. Por su parte, eleva la previsión en la eurozona al 2,2 %.
Y concluyo con lo que considero, amable lector, dos pésimas noticias de esta semana. Una para España y otra para Asturias, que también es España. Barcelona ha perdido la posibilidad de convertirse en la sede de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés). Según informó Financial Times, Bratislava (Eslovaquia) y Milán (Italia) son las ciudades favoritas para albergar el macro-complejo, aunque la votación final tendrá lugar el próximo 20 de noviembre. La ciudad condal se había posicionado como una de las finalistas más prometedoras para convertirse en sede de la EMA pero el desafío independentista y la inestabilidad política han provocado las autoridades europeas la hayan sacado de la lista, afirmaron fuentes diplomáticas consultadas por el medio. Esta pérdida junto con la fuga de Cataluña de más de 2.000 empresas son las consecuencias económicas más visibles de las ilegales acciones de los independistas de Cataluña. El problema no es sólo que la haya perdido Barcelona y Cataluña. Es que la ha perdido España.
Y por aquí no andamos mucho mejor. Asturias mantiene su crisis demográfica con 5.258 habitantes menos en lo que va de año. ¿Y quién era aquel que hablaba de que la salida de población y, en concreto de jóvenes, de esta Asturias patria querida era una leyenda urbana? Ahora no caigo, amable lector, ahora no caigo. ¿Y usted?
SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA ASOCIADA A LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.