Es la hora de Mr. Biden

Las bolsas cerraban la semana con un balance mixto, con correcciones en Europa, con la excepción de Alemania, y subidas al otro lado del Atlántico. En Europa, pesaba el previsible negativo impacto económico que tendrá las mayores restricciones que se están imponiendo en muchos países como respuesta al imparable aumento de nuevos contagios y muertos que está provocando la tercera ola del coronavirus. Además, el BCE no movía ficha, al considerar que existen factores positivos externos que van a complementar sus políticas sin necesidad de realizar nuevos estímulos. Por su parte, EE.UU. nombraba a su 46º presidente, al tiempo que se mantienen las evidentes distancias para avanzar en un acuerdo sobre los estímulos.  En lo relativo al coronavirus, crece la preocupación por el avance de la tercera ola, así como por las divergencias que se está viendo en el ritmo de inoculaciones. Así, mientras Europa trabaja con los estados miembros para que el 70% de la población haya tenido acceso a la vacuna para el próximo verano, otras partes del planeta, principalmente emergentes y países empobrecidos no han empezado. Por ello, Pfizer-BioNtech podrían anunciar un acuerdo con la OMS para el suministro de vacunas a través de la organización COVAX, canal establecido para hacer llegar las vacunas al mundo emergente, clave para conseguir la ansiada inmunidad colectiva.

A nivel de política monetaria, el BCE en la reunión de enero, como era de esperar,  mantenía sin cambios su política monetaria. A pesar de reconocer el riesgo de que la economía de la Eurozona entre en una nueva recesión técnica, con el riesgo de ver contracciones en PIB en el 4T20 y el 1T21. A su vez, reconocía que el grado de incertidumbre continúa siendo muy elevado y los riesgos de escenario macro continúan teniendo un sesgo negativo, aunque menos pronunciado. Los avances en la economía desde la anterior reunión han sido mixtos. En el lado positivo, mencionaba el comienzo de los programas de vacunación, el acuerdo del Brexit, el acuerdo final de la UE para el fondo de recuperación y la certeza acerca del color de la mayoría en el Senado norteamericano. En el lado negativo, la extensión de los confinamientos, las variantes más contagiosas del coronavirus y la debilidad de la inflación.

Hago referencia en el titular del blog en el día de hoy, a la salida de Trump y apertura de la era de Biden.

Es evidente que el nuevo presidente de los Estados Unidos tiene ante sí una labor titánica. Además de política exterior, en donde tiene que volver a tejer unas relaciones confiables con medio mundo, Biden debe hacer frente a una fuerte crisis económica y social, y, sobre todo, recomponer la unidad perdida en un país que nunca había estado tan dividido. Donald Trump ha abandonado, por fin, la Casa Blanca y Joe Biden iniciará un complicado mandato marcado por la obligación de recomponer un país dividido, crispado y cuyas instituciones corren el riesgo de colapsar frente a los ataques de unas hordas violentas y reaccionarias que demostraron, el pasado seis de enero, hasta dónde están dispuestas a llegar con el asalto al Capitolio. El nuevo presidente se enfrenta a múltiples problemas para devolver la normalidad a su país y recuperar la posición de liderazgo mundial que ha perdido en los últimos cuatro años. Su jefe de Gabinete, Ron Klain, explicaba en una nota pública, los primeros objetivos de Biden: «Tomará medidas, no solo para revertir los daños más graves se la Administración de Trump, sino también para comenzar a hacer avanzar a nuestro país». Sus asesores han señalado, además, que no tiene intención de perder ni un solo día para recuperar la agenda política y enfrentarse a las graves crisis económica, política, social y sanitaria (400.000 muertos por Covid en 2020, una quinta parte de las registradas en todo el mundo) desde 1929. Un panorama especialmente complicado por el clima de crispación y violencia de un país dividido, no solo en los votos sino también en la calle. A su favor, Biden contará con la mayoría en las dos cámaras.

A pesar de que el coronavirus procede China, el PIB de este país creció un 2,3% en 2020, el menor ritmo desde 1976, pero ha crecido. No obstante, en el último trimestre del año, la economía creció a un 6,5% interanual. La cifra es la más baja desde 1976; sin embargo, de cumplirse las previsiones a nivel mundial, situaría a China como una de las pocas economías mundiales en registrar expansión económica y, especialmente, como la única de las potencias globales en conseguirlo. En el último trimestre del año, el PIB chino se elevó un 6,5% interanual, consolidando el camino de la recuperación tras el desplome del 6,8% entre enero y marzo, los meses más duros de la pandemia en el gigante asiático, que vinieron acompañados de semanas de parálisis económica tras el Año Nuevo lunar. Tras ello, la economía repuntó un 3,2% en el segundo trimestre y un 4,9% en el tercero. El avance del 2,3% supera también las expectativas de instituciones internacionales, cuyos últimos pronósticos rondaban el 2%. En términos nominales, la riqueza total de China ascendió el año pasado a 101,6 billones de yuanes (15,68 billones de dólares, 12,98 billones de euros).

Por lo que se refiere a medidas contra el coronavirus, el tercer confinamiento en Reino Unido, lamentablemente, no hace caer los contagios por Covid-19. Los investigadores no han encontrado «evidencias de descenso» en los primeros días en los que se han reimpuesto las restricciones, algo que preocupa mucho ya que que hasta que la incidencia no se reduzca sustancialmente, los servicios de salud seguirán estando bajo una enorme presión y la mortalidad no parará de crecer rápidamente, señalan los investigadores del Imperial College de Londres que lideran el estudio de prevalencia REACT-1 (Real-time Assessment of Community Transmission). Los Servicios Nacionales de Salud de Gran Bretaña (NHS) están bajo una fuerte presión a medida que las admisiones hospitalarias continúan aumentando en todo el Reino Unido, con más de mil fallecidos al día por la enfermedad y renovando récords diarios. Esta semana se ha registrado un nuevo máximo de muertos diarios por covid (1.820), mientras que se reportaron 38.905 nuevos casos de covid-19 en el país en las últimas 24 horas, una cifra que supera considerablemente a la comunicada el miércoles (33.355), aunque también muy por debajo del pico de 68.053 infecciones nuevas declaradas el pasado 8 de enero. «Por el momento las cifras de pacientes con Covid-19 (en los hospitales) son extremadamente altas y no podemos esperar hacerlas caer hasta que esos niveles de prevalencia bajen», ha señalado un experto en dinámica de enfermedades infecciosas y coinvestigador principal en el estudio. «El hecho de que no baje al prevalencia tiene potencialmente serias consecuencias». El pasado 5 de enero el Primer Ministro, Boris Johnson, impuso de nuevo el cierre de bares, restaurantes, muchos colegios y comercios salvo los de primera necesidad y llamó de nuevo a la población a quedarse en casa para no saturar los hospitales y dar tiempo a las autoridades a poner en marcha las campañas de vacunación para los mayores y personas de alto riesgo. Pero los últimos datos analizados, que cubren desde esta fecha hasta el 15 de enero, muestran que las tasas de prevalencia estaban en el 1.58%, las más altas reportada al estudio REACT-1 desde que comenzó la pandemia el pasado mes de mayo: un aumento que se ha elevado en un 50% desde la última lectura de mediados de diciembre.  El epidemiólogo Paul Elliott, director del programa REACT, añade que estos niveles tan persistentes de la pandemia pueden estar influidos por la nueva variante identificada a finales de año pasado, por lo que llama a redoblar esfuerzos en seguir las indicaciones de salud pública ya conocidas: mascarillas, distancia social y lavado de manos. Lo cierto, amable lector, es que es muy desmoralizador que el confinamiento no resulte útil en esta contención.

A nivel doméstico, no menos problemas. Estamos en picos de deuda pública. La deuda pública española marcó un nuevo hito en noviembre, con 1,31 billones. La caída de ingresos y el alza de gastos por el covid sitúan los débitos en el 114,5% del PIB. La deuda del conjunto de las administraciones públicas españolas se situó en noviembre en un nuevo máximo en la historia del país, con algo más de 1,31 billones, 124.606 millones por encima de un año antes, lo que equivale a un incremento interanual del 10,48%. Tras la leve reducción de octubre, el endeudamiento volvió a crecer en noviembre, según avanzó  el Banco de España. Este organismo no precisó el peso de la deuda respecto al producto interior bruto (PIB), pero la proporción se sitúa en torno al 114,5%, un nivel no visto desde 1902. El coste de la pandemia por el desplome de los ingresos y el alza de los gastos es el factor determinante de una remontada de la deuda en los países que están aplicando medidas de compensación y cobertura por el impacto del covid en la economía y el empleo. Por esta razón la Seguridad Social lidera el incremento con un alza de la deuda del 55,1% en doce meses, hasta los 85.000 millones. El mayor volumen de débitos los soporta la Administración central del Estado con 1,168 billones (el 11,1% más interanual), a los que se suman otros 25.000 millones (el 11,9% menos) en cuatro entidades dependientes de esa misma administración. Las comunidades autónomas suman 304.000 millones (2,3% superior a un año antes) y las corporaciones locales aglutinan otros 23.000 millones (el 7,8% inferior a noviembre de 2019). Pese a ello, el tipo exigido al bono español a diez años apenas suponía ayer el 0,08% y la prima de riesgo se sitúa en 61 puntos básicos por la acción compradora del Banco Central Europeo.

Garamendi afirma que las empresas ya tienen un «problema de solvencia y no solo de liquidez». 

Por otro lado, Garamendi ha asegurado que en Seguridad Social la negociación sobre los ERTE y la proporcionalidad en la interpretación de las cláusulas para la devolución de las excepciones va «bien». El presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Antonio Garamendi, ha manifestado esta semana que las empresas en España tienen ya un «problema de solvencia y no solo de liquidez», al contrario de lo ocurrido al inicio de la crisis sanitaria. Así lo ha expresado el presidente de la patronal cuando ha presentado el plan de la CEOE ‘Sumamos Salud+Economía’, que incluye medidas como la realización de test en los centros de trabajo y propuestas como incluir en la estrategia covid a las mutuas. De este modo, Garamendi ha asegurado que en Seguridad Social, la negociación sobre los ERTE y la proporcionalidad en la interpretación de las cláusulas para la devolución de las excepciones va «bien». «No estamos diciendo que no haya que devolver esas excepciones, sino que no se haga un planteamiento restrictivo para que no se lleve a esa empresa a la quiebra», ha expresado. En cuanto al resto de reformas, el presidente de las organizaciones patronales ha subrayado que es «evidente» que Bruselas va a reclamar «reformas», ya que las futuras ayudas están ligadas a una serie de «condicionantes» para su llegada. Precisamente, sobre estas reformas, el presidente de la patronal ha avanzado que será «vital» abordar planteamientos como la «dualidad» del mercado laboral español y la excesiva dependencia del sector servicios, que es el que se ha visto «muy castigado» durante esta crisis. «Con estas ayudas se dispone de una liquidez extraordinaria, pero, ¿qué pasará en 2022?», se ha preguntado Garamendi, quien ha asumido que todo este año las empresas y la sociedad en general tendrá que convivir con la covid. Sobre estas empresas afectadas por la pandemia en España, el presidente de la CEOE ha recordado que en noviembre el Instituto Nacional de Estadística (INE) cifraba en 80.000 las empresas que han tenido que bajar la verja por la covid, cifra que «posiblemente irá a más a lo largo de este año». De este modo, ha pedido que las administraciones hagan uso de la liquidez que llegue desde Europa para adoptar medidas como la supresión del Impuesto a los Bienes Inmuebles (IBI) u otras que puedan ayudar a «aliviar la carga fiscal» de las empresas. En este contexto, ha reconocido que le preocupa la situación de los 800.000 trabajadores que aún están en situación de ERTE en España que, aunque es inferior a los tres millones que llegó a haber en marzo y abril, es un número «muy alto» donde hay que poner «todos los esfuerzos para que consigan reincorporarse en sus puestos de trabajo».

A nivel regional, las exportaciones asturianas caen el 16%, pero mejora el saldo comercial. Las exportaciones de Asturias ascendieron entre enero y noviembre de 2020 a 3.617,8 millones de euros, lo que supone una caída del 16,1% respecto al mismo periodo del ejercicio anterior, según los datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. Se trata del mayor retroceso entre las comunidades autónomas tras Canarias (-30,6%) y País Vasco (-18,5%). Además supera con creces la media nacional de caída, que fue del 10,9% y está motivada por la crisis sanitaria del covid-19. Por su parte las importaciones asturianas cayeron con mayor intensidad, un 24,6%, hasta 2.789,6 millones de euros. Con ello, Asturias se anotó entre enero y noviembre un saldo comercial exterior (diferencia entre exportaciones e importaciones) positivo de 828,1 millones de euros, un 35,1% superior al contabilizado hace un año.

Realmente,  el lento proceso de vacunación dificultará salir de esta tremenda situación económica que, de momento, no hace otra cosa que empeorar. No se puede extraer ninguna otra conclusión veraz.

SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA VISITANTE DE LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.