Se han producido tímidas subidas de los índices europeos en la semana, con los selectivos de la península ibérica liderando las ganancias. Nuevas subidas de los sectores más cíclicos, entre los que destacaban el avance de materias primas, banca y oil&gas, capitalizando las perspectivas de mejora de las economías mundiales apoyadas en la campaña de vacunación. En deuda veíamos repuntes generalizados de >10 pbs en las rentabilidades ante las mayores expectativas de inflación. El petróleo cerraba la semana con una subida de c. +1,3% en la semana, impulsado por el shock coyuntural de la producción en Texas debido a las adversas condiciones meteorológicas. En referencia a la temporada de resultados, en EE.UU. y Europa ya se han conocido las cifras del 80% y 50% de las compañías respectivamente.
En lo relativo al coronavirus, mientras en el frente de contagios de las principales economías las cifras seguían dando alivio, se generaba más confianza con los avances en las vacunaciones, y la preocupación se centra en la lucha contras las nuevas variantes del coronavirus. En este frente, se publicaban los estudios de Pfizer sobre la protección de su vacuna ante la nueva variante de Sudáfrica, mostrando unos resultados inconclusos. Por otra parte, en la marcha del ritmo de vacunación de Europa preocupa las «quejas» que está habiendo por efectos secundarios en la vacunación de personal sanitario de Francia y Alemania con la vacuna de AstraZeneca.
Novedades en Italia: Draghi jura el cargo este sábado y empieza a dar a conocer su equipo de gobierno, en medio de unas elevadas expectativas y una alta aceptación entre la población. Como primer reto tiene reescribir la propuesta para el empleo de fondos del plan Next Generation EU que descarriló el gobierno de Conte, mientras el mercado espera también reformas que saquen la economía de los bajos crecimientos de la última década. Para liderar esta batalla ha tirado de un viejo aliado, poniendo al frente del ministerio de finanzas a Daniele Franco.
En el marco de la eurozona, los gobiernos del bloque probablemente decidan durante los tres próximos meses cuando y como comenzarán a reducir el apoyo a sus economías a medida que las campañas de vacunación permitan levantar las restricciones y la actividad económica acelere. Adicionalmente, la Comisión Europea y los gobiernos tendrán que decidir si restablecer en 2022 los límites de endeudamiento de la UE o prorrogar su suspensión un año más. Una de las tareas más complicadas en las agendas de los líderes europeos, es decidir qué empresas serán las más viables, dado que serán en las que se enfoque el estímulo una vez que la pandemia gradualmente esté bajo control. Un elemento clave para gestionar las esperadas quiebras será una ley de insolvencia armonizada a nivel europeo que los ministros discutirán en abril y será un paso más a favor de la unión de mercado de capitales.
Se está produciendo alarma por las burbujas del mercado. Kwon Joon es un chaval coreano de 12 años que aspira a convertirse en el nuevo Warren Buffett (el mítico inversor estadounidense). Esta semana ha saltado a la fama porque le han hecho varios reportajes contando que ha logrado una rentabilidad del 43% con los 25 millones de wones (unos 20.000 euros) que había ahorrado vendiendo sus juguetes. Lleva solo un año invirtiendo en acciones y ya no quiere ir a la universidad. Su caso, aunque extremo, es sintomático. El 70% de las 214.800 cuentas de corretaje de valores en Kiwoom Securities, un bróker surcoreano para minoristas, se crearon en enero de 2020. La mayoría por jóvenes y adolescentes que invierten en la Bolsa local principalmente. El furor de una nueva generación de jóvenes por invertir en Bolsa se extiende por muchos países. En Estados Unidos, las restricciones sociales provocadas por la pandemia y las aplicaciones de inversión gratuita, como Robinhood, han embarcado a una legión de veinteañeros en la inversión intradía. Con este formato, las posiciones se abren y se cierran en la misma jornada. Pura especulación. El 75% de estos day traders está entre los 18 y 35 años. En paralelo, han surgido grupos de inversión en la red social Reddit, que han logrado desafiar al establishment con su apuesta por la cadena de tiendas de videojuegos GameStop. Varios poderosos hedge funds habían apostado por la quiebra de la misma, pero este ejército de foreros compró sin freno acciones de GameStop y lograron que su precio volara desde los 16 dólares de inicios de 2020 a más de 400 dólares. Esto provocó pérdidas en los inversores institucionales por más de mil millones de dólares. Muchos de estos inversores no compran directamente acciones, sino opciones sobre acciones, que les permiten apalancar la apuesta, a costa de multiplicar los riesgos. Y el 44% de ellos llevaba menos de un año operando en Bolsa.
Los confinamientos han animado a millones de personas a invertir en Bolsa
En España, una nueva generación de inversores ha llegado a los mercados al calor del subidón bursátil del último semestre, y alentados por supuestos expertos que ofrecen sus consejos de inversión en Instagram, previo pago de una cuota de suscripción. A menudo, alquilan casas o coches ostentosos para hacer alarde de su modo de vida, como si ese patrimonio lo hubieran conseguido invirtiendo, y no captando incautos.
Anatomía de las burbujas. El economista Fernando Trías de Bes escribió en 2008 el libro El Hombre que Cambió su Casa por un Tulipán donde disecciona las burbujas financieras más importantes de la historia, desde la fiebre de los tulipanes en siglo XVII a la inmobiliaria de España de principios de los 2000, pasando por el crac del 29. En el epílogo del libro, el autor se pregunta cómo será la próxima burbuja: “ocurrirá en lugar próspero, donde el ahorro sea abundante, tras una época de crecimiento y los medios de comunicación hablarán de una nueva era […] Entonces, de repente, algún activo aumentará de precio. Algún agente económico empezará a prestar dinero abundante a un tipo de interés bajo. La gente se endeudará para comprar esos activos, cuyo precio subirá como la espuma […] Habrá complejidad. Muchos no entenderán nada. Los precios subirán a niveles estratosféricos.”
La Fed alerta de la elevada valoración de los activos en EEUU
El Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) debatió sobre la apreciación de las valoraciones de los activos durante su última reunión de política monetaria, celebrada en enero, según se desprende de las actas del encuentro, publicadas esta semana. El documento asegura que el personal de la Fed consideró que las presiones sobre las valoraciones de los activos eran «elevadas». Desde que se inició la recuperación económica del país, los mercados bursátiles de Estados Unidos han mantenido una tendencia al alza pese a las nuevas oleadas de contagios y la incertidumbre asociada. Las actas también recogen que varios participantes de la reunión alertaron de que los precios de las acciones habían seguido creciendo desde la última reunión y que la actividad de salidas a Bolsa era «elevada». En los últimos meses, los mercados del país han registrado un incremento de salidas a Bolsa de las conocidas como SPAC, empresas formadas única y exclusivamente para recaudar dinero mediante una salida a Bolsa para luego comprar otra compañía que todavía no sea cotizada. La reunión de la Fed tuvo lugar a finales de enero, coincidiendo con la coordinación de los foreros de Reddit para tratar de manipular el precio de las acciones de GameStop y otras compañías. Aunque las actas no especifican nombres, los miembros de la Fed alertaron de que «las valoraciones pueden haber sido afectadas por operaciones de inversores minoristas a través de plataformas electrónicas». En la mayor parte del documento, el banco central estadounidense ha mantenido los análisis que viene haciendo desde hace varias semanas: la incertidumbre económica es elevada y la recuperación depende en gran medida de la evolución del virus, del éxito de las campañas de vacunación y de la aprobación de un nuevo paquete de estímulos fiscales.
El PIB cae un 6,8% y el empleo un 1,8% en la eurozona en 2020 por el Covid-19. El producto interior bruto (PIB) de la eurozona se contrajo un 6,8% y el número de personas con empleo cayó un 1,8% en la eurozona en 2020 como consecuencia de la pandemia de Covid-19, según los datos publicados esta semana por la oficina de estadística comunitaria Eurostat. En el conjunto de la Unión Europea (UE), el PIB se desplomó un 6,4% y la tasa de empleo bajó un 1,6% el año pasado. Pese a la magnitud de las caídas, estas han sido en todos los casos menores de lo anticipado por la Comisión Europea en sus previsiones económicas del pasado noviembre, cuando proyectó un descenso del PIB del 7,8% en la eurozona y del 7,4% en la UE y una contracción del empleo del 5,3% y 4,5%, respectivamente. Tras empezar a repuntar en el tercer trimestre ambos indicadores, la irrupción de la segunda ola del coronavirus hizo que el PIB volviese a caer entre octubre y diciembre, mientras que el nivel de empleo sí logró seguir subiendo.
Pasando a lo destacado en el titular del blog en el día de hoy. Cataluña fue la autonomía que más asistencia recibió del Estado en 2020. La región acapara el 20% del gasto del Gobierno central y de los cuatro millones de ERTE. Es líder en número de empresas que han recibido avales, si bien por cuantía gana Madrid. Ante la creciente presión de autoridades y patronales para que impulse un paquete de ayudas directas que contribuya a paliar los problemas de solvencia empresarial que comienza a desatar la crisis del Covid-19 en los últimos días del Gobierno, que asevera que ultima un plan en este sentido, viene defendiendo que ya lleva casi un año adoptando medidas de apoyo. Estas, destaca, incluyen garantías de liquidez, el uso de los ERTE y la prestación por cese de actividad, o la concesión de transferencias extraordinarias a regiones y ayuntamientos para que sean ellos quienes se ocupen de subvencionar al tejido productivo más cercano. En este contexto, el Ejecutivo publicó un informe pormenorizado por cada comunidad y ciudad autónoma cuantificando la asistencia prestada en cada territorio, y detallando el calado de cada uno de sus programas de actuación.
El conjunto de documentos permite establecer que, en todo 2020, el Estado ha sostenido a más de cuatro millones de trabajadores mediante los expedientes de regulación temporal del empleo; ha inyectado a las regiones casi 5.000 millones de euros para sufragar la prestación de cese de actividad de los autónomos; ha reconocido a 457.227 personas el derecho a percibir el ingreso mínimo vital (IMV); ha concedido avales públicos por 87.194 millones de euros para facilitar financiación bancaria a 581.231 empresas; y ha realizado transferencias extraordinarias a las regiones por más de 16.000 millones de euros, sin incluir la factura de los ERTE, y otros desembolsos recibidos en la documentación pero desligados de la crisis del Covid-19. Más allá, la comparación de los documentos permite concluir que Cataluña ha sido la región más beneficiada por la red de asistencia desplegada por el Estado central para encarar la pandemia, seguida por Madrid, Andalucía y Comunidad Valenciana. A la cola quedarían La Rioja, Cantabria y Navarra. Así, la región catalana acapara el 20% del gasto regional asumido por el Estado, sumando las inyecciones realizadas desde el fondo Covid-19, el fondo social extraordinario, el pago de los ERTE y del cese de actividad. El fenómeno se explica, en parte, porque la catalana es la región que más trabajadores ha tenido con el empleo suspendido (816.331, uno de cada cinco) y la segunda por autónomos afectados, solo por detrás de Andalucía (que tiene un millón más de habitantes).
El nuevo Govern encara el reto de levantar una de las economías más castigadas por el Covid. Cataluña cerró 2020 con una caída del 11,4%, peor que la media española. La crisis sanitaria y económica del coronavirus ha puesto el remache final a la debacle económica iniciada en Cataluña tras el procés soberanista de octubre de 2017. El nuevo Gobierno tendrá la difícil tarea, común al resto de Ejecutivos autonómicos, de levantar la economía regional tras el golpe de la pandemia. Pero también el reto, esta vez único y adicional, de intentar volver a situar a la Generalitat como motor económico de España tras el sostenido sorpasso logrado por la Comunidad de Madrid, que según las estimaciones preliminares cerrará el año 2020, indudablemente marcado por la pandemia, como la principal economía del país. Tras el referéndum independentista del 1 de octubre de 2017 y la activación del artículo 155 de la Constitución –que dio paso a los comicios autonómicos de aquel diciembre–, al barullo político le acompañó una sensación de inseguridad jurídica que se tradujo en una relevante fuga empresarial y, con el tiempo, en un lastre para la economía. Esta mantuvo aún buen ritmo en el inicio de la legislatura. El PIB catalán creció un 3,4% en 2017, cuatro décimas por encima del nacional. A partir de ahí, se desaceleró al 2,6% en 2018 y al 2% en 2019, en línea ya con lo que sucedía en el resto del Estado, según los datos oficiales. Todo esto, además, teniendo presente que la Generalitat tuvo que funcionar buena parte de la ya de por sí convulsa legislatura con los Presupuestos de 2017, aprobados en marzo de aquel año, y que cuando por fin consiguió sacar adelante las nuevas cuentas públicas, a comienzos de 2020, se encontró con una coyuntura impredecible debido a la crisis sanitaria que acababa de estallar, convirtiendo los nuevos Presupuestos en papel mojado. El golpe del coronavirus ha herido de muerte a una economía fuertemente dependiente del turismo, los servicios y las exportaciones, que ha aguantado mínimamente el tirón gracias al peso de la agricultura y, sobre todo, la industria en el conjunto del PIB regional. Aunque todavía no se conoce oficialmente cuánto se desplomó exactamente la economía catalana durante el año de la pandemia –el Govern y el Institut d’Estadística de Catalunya (Idescat) calculan que el batacazo se situará en torno al -11,4%–, sí que hay estimaciones de diferentes analistas que cifran el hundimiento entre el -11% y el -14%. La Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas) proyecta la caída en torno al -13,5% y la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) lo hace en el -11,6%. En los tres casos, previsiblemente, los retrocesos serían mayores que la del PIB nacional, que fue del -11%. El departamento de estadística catalán avanzó que en el último trimestre del año pasado la economía de la región cayó un 9,6% interanual, un dato también peor que el de la media española (-9,1%). Además, a diferencia del conjunto del Estado, que en el cuarto trimestre registró un alza del 0,4% respecto al verano, en Cataluña la actividad se vio mucho más afectada por la crisis y las restricciones hasta descender un 0,5% con respecto a los meses estivales, según los datos del Idescat. Debido a las restricciones de movilidad, la región, que suele acumular uno de cada cuatro euros que deja el turismo en todo el país, ha perdido una de sus grandes bazas. Tampoco son muy halagüeñas las previsiones de las exportaciones para una economía fuertemente dependiente del intercambio de bienes. Tras los crecimientos anuales del 7,3% en 2017, el 2,8% un año después y el 3,4% en 2019, el ejercicio pasado cerró con un hundimiento en las exportaciones próximo al -11,6%, según los datos de Estadística. En esta línea, si se cumplen las proyecciones dibujadas recientemente por la Airef, Cataluña será de las pocas comunidades autónomas en cerrar el otoño con un retroceso interanual peor que el del conjunto del país, junto a los dos archipiélagos y, en menor medida, la Comunidad Valenciana. En el terreno laboral, y pese a que el mercado del trabajo se ha comportado tradicionalmente mejor en Cataluña que en el conjunto del país, el nuevo Gobierno se enfrentará a una tesitura en la que la crisis del Covid destruyó durante 2020 unos 137.600 empleos en la región. El número de parados, a su vez, ha aumentado en 132.100 personas hasta casi el medio millón, lo que redunda en una tasa de paro del 13,87%. Entre las grandes incógnitas en materia laboral, el nuevo Govern deberá tener en cuenta a los cerca de 175.000 catalanes sujetos actualmente a un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) y, a su vez, al cierre de las plantas catalanas de Nissan, entre ellas la de la Zona Franca, un movimiento que afectará directamente a 2.500 puestos de trabajo y, de rebote, a varios cientos más. En esta situación, el nuevo Govern deberá tratar de aprobar unos Presupuestos adaptados al nuevo escenario de crisis y seguir invirtiendo recursos tanto en gasto sanitario como en ayudas para los sectores más afectados. Presión por parte de Foment del Treball Nacional, la patronal catalana, no falta. Su presidente, Josep Sánchez Llibre, ha pedido a lo largo de las últimas semanas “medidas urgentes” para que “miles de empresarios no se vean abocados al cierre de negocios”. También solicita un escenario fiscal “más atractivo”, pide que se inyecten 50.000 millones de euros a los sectores más expuestos, y reclama que las Administraciones se endeuden para hacer frente a la crisis económica. Por contextualizar, a lo largo de la legislatura terminada, la Generalitat ha logrado levantar el control financiero adicional que el Estado aplicaba sobre sus finanzas desde 2015, si bien sigue adherida al Fondo de Facilidad Financiera y continúa dependiendo en gran medida del Estado, que ya controla casi el 80% de su deuda. A su vez, los niveles de endeudamiento se han disparado por la crisis sanitaria a cotas récord que rozan el 36% en términos de PIB, algo más de 78.000 millones de euros, según los últimos datos a cierre del tercer trimestre de 2020. Por su parte, el déficit regional ha aguantado ligeramente el embiste de la crisis, y cerró en noviembre en el 0,34%. Y eso pese a tener una de las presiones fiscales más altas del país.
La fuga de empresas que se inició tras el referéndum soberanista de 2017, con una sangría de más de 3.000 solicitudes de traslado hasta diciembre del mismo año, ha continuado a lo largo de la legislatura. Según los datos de traslados de sede social confirmados entre las diversas autonomías, proporcionados por el Colegio de Registradores, Cataluña ha perdido desde 2018 cerca de 4.500 compañías, a las que habría que sumar las operaciones que están todavía en proceso o en trámite. Destaca, tras el parón ocasionado por los meses de confinamiento, el repunte registrado en el último trimestre de 2020, con un total de 666 marchas. Del total, más de 2.000 han ido a parar a la Comunidad de Madrid. Comunidad Valenciana, Aragón, Baleares, Andalucía y País Vasco también acumulan varios cientos de mudanzas. Entre las grandes pérdidas se encuentran dos grandes grupos financieros, CaixaBank y Sabadell, y Naturgy. Son muy pocos los que, como Agbar, retomaron el camino de vuelta. Uno de los grandes retos que tendrá el nuevo Govern pasará por la correcta absorción y gestión de los fondos europeos. En este terreno, Cataluña será una de las comunidades protagonistas, tanto en el reparto regional que el Gobierno ha previsto principalmente para sufragar gastos de índole social, como la educación o la sanidad, como en la distribución definitiva del dinero pensado para sufragar inversiones y reformas, cuyos planes y proyectos continúan diseñándose y analizándose. El plan delineado por la Comisión Europea, por el que los desembolsos se prolongarán hasta el año 2026 –con dos pagos por ejercicio– abarcará por ello la totalidad de la nueva legislatura. El reparto de los primeros 10.000 millones de euros, oficializado a finales de 2020 por el Ministerio de Hacienda, reserva para Cataluña unos 1.706 millones, el 17,1% de todo el montante. Con esta cifra, destinada “a reforzar con partidas adicionales las políticas públicas en un contexto de crisis en el que se han demostrado como la red de seguridad para millones de ciudadanos”, explica el departamento que dirige María Jesús Montero, Cataluña se afianza como la segunda región de España que más fondos recibirá, solo por detrás de Andalucía (18,8%) y muy por delante de Madrid (12,8%). La cifra, pese a ser la segunda mayor de España, queda lejos de los más de 4.600 millones que el Govern saliente calcula que se necesitarán para poder sufragar todos los estragos causados por la crisis.
A nivel local, un pequeño alivio. Asturias fue la tercera región en la que menos disminuyó la creación de empresas en 2020 (-11,1%, frente al -15,8% en España) y fue también la tercera en la que más retrocedió la disolución de sociedades, con un descenso del 24,9% frente al -13,1% de promedio. Cantabria y Murcia tuvieron mejor comportamiento que Asturias en el primer caso y Castilla-La Mancha y Murcia en el segundo.
Como no soy catalana, sino asturiana, no puedo hacer otra cosa que alegrarme por mi tierra y entristecerme por toda la violencia desplegada estos días en territorio catalán y en la bella Barcelona.
SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA VISITANTE DE LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.