Podría decirse que, a lo largo de la semana pasada, las bolsas europeas han mostrado un comportamiento positivo de manera generalizada, con la atención del mercado apuntando al inicio de una posible guerra comercial con EE.UU., tras la decisión de este último de imponer aranceles a las importaciones de acero y aluminio. El presidente estadounidense, Donald Trump, ha firmado la pasada semana formalmente la imposición de aranceles a las importaciones de acero del 25 % y del 10 % a las del aluminio, de las que quedan exentos por el momento México y Canadá. Estos aranceles entrarán formalmente en vigor en un plazo de 15 días, puntualizando que el gobierno estadounidense está abierto a conversar «país por país» para negociar eventuales exenciones. Trump había prometido que los aranceles serían «muy justos», y que el plan prevé «flexibilidad» con aquellos países que hayan mostrado ser «verdaderos amigos» de Washington. En esas declaraciones, el mandatario había adelantado que México y Canadá quedarían eximidos en estas tarifas aunque el beneficio solamente sería permanente si las conversaciones para la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte avanzan hacia un entendimiento. Mexicanos, canadienses y estadounidenses finalizaron esta semana su séptima ronda de conversaciones para renegociar el tratado comercial sin que hasta ahora las partes hayan dado cuenta de avances sustantivos.
Por su parte, la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, ha asegurado este pasado viernes que el «diálogo» sigue siendo su «primera opción» para evitar los pesados aranceles para importaciones siderúrgicas adoptados por Washington, reiterando que no son una «amenaza para [su] seguridad nacional». Por otro lado, la ministra alemana de Economía, Brigitte Zypries, ha denunciado el «proteccionismo» de las tasas sobre las importaciones anunciadas por el presidente estadounidense Donald Trump, que ha atacado enérgicamente a Alemania en materia comercial y militar. De hecho, ha denunciado que es proteccionismo y que es una afrenta hacia socios cercanos como la UE y Alemania y hacia el libre comercio.
Considero relevante señalar que el Banco Central Europeo (BCE) ha decidido esta semana mantener los estímulos monetarios expansivos (tipos oficiales en el 0%, tipo negativo del 0,4% a los bancos por aparcar su liquidez en las cuentas de la autoridad monetaria y compras de 30.000 millones mensuales en títulos de deuda para mantener bajos los tipos a largo plazo y aumentar la base monetaria) pero endureció sutilmente su discurso, lo que anticipa un posible aviso de que la ofensiva monetaria (prevista, en principio, hasta el 30 de septiembre, tras haberla prorrogado varias veces) podría acercarse a su final.
Aunque el eurobanco repitió la habitual advertencia de que la expansión monetaria podría prolongarse más allá de esa fecha si fuese necesario para que la inflación se acerque al 2%, el BCE suprimió por vez primera la coletilla de que está dispuesto a aumentar la dosis de compras mensuales si empeorase la situación. El BCE prevé por el contrario que prosiga la recuperación económica de la eurozona y que se intensifique: por ello, revisó al alza en una décima su anterior pronóstico (en diciembre predijo un crecimiento del 2,3% en 2018) y lo elevó al 2,4%. El cambio de discurso fue percibido por los mercados cambiarios como excesivamente tenue y cauteloso. En consecuencia, el euro se depreció el 0,83%: cayó de 1,2411 a 1,2307 dólares por unidad. El presidente del BCE alertó de los riesgos que entraña la desregulación financiera y las medidas arancelarias que pretender acometer EE UU.
Así mismo, el BCE dio su plácet al nombramiento de De Guindos como vicepresidente. De esta manera, Luis de Guindos sigue quemando etapas en su particular travesía hacia Fráncfort.
Esta semana, el Banco Central Europeo ha emitido un breve comunicado en el que da su plácet al nombramiento del español como futuro vicepresidente de la entidad a partir del 1 de junio de este año. La opinión, que no era vinculante sino meramente informativa, era prácticamente un trámite ya que el BCE nunca ha rechazado a un candidato propuesto por la UE. La noticia se conoció el mismo día en el que el Mariano Rajoy ha anunciado su decisión de elegir a Román Escolano como nuevo ministro de Economía. El movimiento de piezas ha llegado mucho más tarde de lo que De Guindos hubiera deseado, pero al menos no tendrá que viajar mañana lunes a Bruselas para participar en el Eurogrupo (consejo de ministros de Finanzas del euro). Tras el OK del BCE, el próximo escollo será el Parlamento Europeo, que deberá dar su plácet en la sesión plenaria que se celebra en Estrasburgo la semana que viene. Ha habido mucho ruido en torno a las quejas de la Eurocámara pero en la práctica tienen escaso valor práctico ya que la opinión de la institución no es vinculante, sólo tiene derecho al pataleo. La decisión clave y definitiva se tomará en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que se celebrará en Bruselas los días 22 y 23 de marzo. A partir de aquí, Luis de Guindos tendrá tres meses por delante para buscar casa en la fría Fráncfort, el destino que siempre quiso. Me alegro sinceramente por él.
En Europa, el resultado de las elecciones italianas devolvía la incertidumbre política; mientras en Corea del Norte, Kim Jong se comprometía a iniciar el proceso de desnuclearización. Desde la macro, se conocía el dato de PIB del 4T17 de la Eurozona, el cual reafirmaba la fortaleza de la economía europea. A nivel corporativo, todos los sectores terminaban en verde una semana en la que han surgido rumores de posibles movimientos corporativos, mientras la temporada de resultados se acerca a su fin.
Es muy importante para mí, dados los temas de investigación en los que actualmente trabajo, el hecho de que la CE vaya a crear una ‘etiqueta ecológica’ para los servicios financieros. Bruselas quiere repetir en banca y seguros el éxito de la marca verde en alimentos. El objetivo es reconducir el ahorro hacia inversiones sostenibles, que requieren 180.000 millones de euros al año.
Siempre necesito mirar a Gran Bretaña. Cada una tiene sus debilidades. En este caso para confirmar que May confía en lograr el ‘Brexit’ más suave. La primera ministra británica, Theresa May, ha llamado a los países de la UE a ‘acertar’ en la búsqueda de un acuerdo, porque «tenemos un interés compartido en lograrlo». En un discurso más detallado que los anteriores, pronunciado en la City financiera, ha sido conciliadora y optimista. A los suyos, la audiencia británica, les ha advertido que «el mundo nos está observando» y el país debe ser «un ejemplo» en su búsqueda de una sociedad «más fuerte y cohesionada».
Si la sociedad británica sigue el ejemplo de May, tendrá que emular el cambio notable entre su discurso, hace poco más de un año, en Lancaster House, y lo que afirmó esta pasada semana. Entonces, se trataba de marcharse de la mesa antes de quedarse con un mal acuerdo, y sugirió que si Bruselas no le daba lo que quería podría pilotar a Reino Unido hacia la desregulación ‘offshore’ o sería más reacia a comprometerse con la seguridad europea.
Esos eran los aspectos más desgarrados, pero ahora ni se mencionan o se contradicen. Reino Unido quiere marcharse de la UE pero mantener una cooperación de seguridad tan íntima como la actual y con algunas modificaciones formales, tal como anunció May en Múnich hace unos días, y quiere una relación económica en la que los bienes y servicios fluyan como hoy lo hacen. Aunque reconoce que “el acceso será menor”. Es partidaria de que no haya aranceles en bienes, de que un acuerdo aduanero permita que los controles fronterizos sean mínimos porque en sectores industriales las regulaciones europeas se mantendrán o mejorarán. Quiere que Reino Unido sea miembro asociado de agencias europeas que sellan productos químicos, medicinas,… para mantener la homogeneidad. En servicios, quiere mantener el reconocimiento de equivalencias y acuerdos inéditos en otros tratados europeos. Si las exigencias de la victoria de la marcha de la UE en el referéndum de 2016 son, según May, que termine el libre movimiento de personas y la jurisdicción del Tribunal de Justicia de la UE en Reino Unido, la futura relación delineada por la líder conservadora contempla un ‘marco de movilidad’ de empleados de empresas europeas y trabajadores autónomos y las sentencias de la corte europea se tendrán en cuenta en los tribunales británicos para mantener la coherencia de reglas. Ese nuevo acuerdo aduanero que propone tendrá variaciones en Irlanda del Norte para que la frontera sea mínima, pero May descartó la unilateralidad propuesta por los más firmes partidarios del ‘Brexit’, que quieren que Irlanda del Norte simplemente elimine los controles de bienes o personas procedentes del sur. Ha recordado a los socios europeos que el acuerdo que propone es único, «porque en ningún otro tratado comercial la otra parte quiere tanto acceso como la UE a nuestra pesca», por ejemplo. Ha lanzado un dardo a la Comisión, sugiriendo que en sus declaraciones públicas aparentemente proponen un régimen «en el que tenemos los derechos de Canadá y las obligaciones de Noruega», con respecto a la UE. Rechazando el postulado de la Comisión sobre la necesidad de que la relación futura sea una de las ya establecidas por la UE, May ha defendido su nuevo entramado de comercio lo más libre posible, de mecanismo de coordinación y arbitraje contestando a la acusación de que persigue un acceso al mercado europeo ‘a la carta’. Todos los tratados comerciales reflejan las relaciones existentes y los intereses comunes. “Todos son a la carta”, ha dicho. Yo, lo que afirmo es que tratarán de exprimir el acuerdo de separación hasta la última gota a su favor. Su historia les avala.
A nivel doméstico, lo más destacable para mí es el nombramiento de Román Escolano como nuevo ministro de Economía. Tiene ante sí el reto de crear solo bancos grandes o defender a las entidades medianas. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha comunicado el nombramiento de Román Escolano como nuevo ministro de Economía en sustitución de Luis de Guindos, que se incorporará próximamente al Banco Central Europeo como vicepresidente. Escolano es actualmente vicepresidente del Banco Europeo de Inversiones (BEI). El nombramiento de Escolano supone el primer cambio que realiza Mariano Rajoy en el Gobierno durante la actual legislatura, después de las últimas elecciones de junio de 2016. Es asimismo el undécimo cambio desde que Rajoy accedió a la jefatura de Ejecutivo.
Román Escolano, nacido en Zaragoza en 1965, presidió el Instituto de Crédito Oficial (ICO) desde 2012 hasta 2014, año en el que fue nombrado vicepresidente del Banco Europeo de Inversiones (BEI), en sustitución de la exministra socialista Magdalena Álvarez, que dimitió después de su imputación definitiva en el caso de los ERE irregulares en Andalucía. Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Autónoma de Madrid, Escolano ingresó el Cuerpo de Técnicos Comerciales y Economistas del Estado como número uno de su promoción. Oposición difícil donde la haya. Desde el año 2000 a 2004, Escolano fue director del departamento de Economía del Gabinete de José María Aznar. Previamente fue asesor del secretario de Estado para las Comunidades Europeas, consejero de la Oficina Comercial de la Embajada de España en Tailandia y Asesor del Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales.
Me alegra que comenten que es de trato afable, sentido del humor a prueba de preguntas incómodas y conversación inagotable. Son características que definen a Román Escolano, pero tal vez el rasgo que él mismo destacaría sería su pasión cultural, alimentada sin descanso en sus destinos laborales (Madrid, Luxemburgo) o en las decenas de países que ha visitado como vicepresidente del Banco Europeo de Inversiones, donde ha sido responsable, entre otras cosas, de las operaciones de Financiación en España, Portugal, el Magreb (Marruecos, Argelia y Túnez) y toda América Latina.
Su principal reto como ministro de Economía, aparte de las dificultades propias del cargo, será saltar a la arena del debate público y someterse al escrutinio y las diatribas parlamentarias. Un campo minado ajeno para un tecnócrata que recorre los meandros del poder desde hace 20 años (entre 2000 y 2004 llegó a ser director del departamento de Economía del gabinete del presidente del Gobierno José María Aznar) pero que hasta ahora apenas se había expuesto a la agotadora luz de la opinión pública. El aterrizaje del hasta entonces presidente del ICO (2012-2014) coincidió, además, con uno de los momentos más bajos de la reputación de España en la Unión Europea, con el rescate de la banca española recién concluida. Escolano logró integrarse en el brazo financiero de la UE, donde ha pasado desapercibido en el buen sentido de la palabra. Por lo pronto, Portugal (que comparte el puesto del BEI con España) aceptó que el mandato fuese de seis años, sin descontar el tiempo ocupado por Magdalena Álvarez. Y una vez en Luxemburgo, Escolano se granjeó una fama de técnico serio y riguroso que le ha permitido congeniar con el presidente del BEI, el liberal alemán Werner Hoyer.
Vitalista incansable, Escolano se instaló en Luxemburgo con un entusiasmo por el pequeño país que pocos de los eurócratas obligados a trasladarse allí comparten de entrada. En poco tiempo, logró un sorprendente conocimiento de los rincones históricos del Gran Ducado (marcados dramáticamente por la II Guerra Mundial), descubrió las peculiaridades de un país que cuida con mimo su lengua vernácula para no ser asfixiada por el francés y el alemán, y se deslumbró con la vocación religiosa de un país que optó por la inmigración de portugueses porque los consideraba católicos fervientes. Y, por encima de todo, su pasión por la arquitectura, hacia la que volcó la Fundación cultural del ICO con unas exposiciones que sigue considerando como uno de sus grandes logros más allá de los números del banco. La llamada de Rajoy para sustituir a Guindos pone fin a tres años y medio de Escolano en el BEI, un período en el que ha tejido numerosos contactos en las instituciones europeas. Hace solo una semana realizaba una de sus muchas visitas a Bruselas para reunirse con miembros de la Comisión Europea. Esa red puede serle de mucha utilidad para un Ministerio cuya tarea clave es lidiar con la Comisión y con el Eurogrupo (consejo de ministros de Economía de la zona euro). Como vicepresidente del BEI, Escolano también ha prestado especial atención a la orilla sur del Mediterráneo, puerta de la inmigración irregular hacia Europa y potencial foco de inestabilidad geopolítica muy peligrosa para España. Túnez, espoleta de las primaveras árabes, ha sido objeto de un gran cuidado. Es dueño de una gran capacidad de persuasión. Este técnico Comercial y Economista del Estado deberá ahora ponerla al servicio del Gobierno de Rajoy para convencer a las instituciones europeas y a los inversores mundiales de que la economía española es una apuesta fiable y rentable.
Uno de sus primeros trabajos será decidir cómo y cuándo privatizar Bankia. La sustitución de Linde también es un reto prioritario en su agenda. Sustituye a Luis de Guindos en un momento dulce del crecimiento económico, aunque todavía esta cartera tiene algunos retos que resolver antes de que se puedan celebrar nuevas elecciones generales en 2020. Entre ellos se encuentra la privatización de Bankia, cuya fecha límite para que el Estado abandone su capital finaliza en diciembre de 2019. El Gobierno español, no obstante, tiene la potestad de volver a ampliar este plazo, como ya hizo el pasado año, si considera que el interés que despiertan los títulos de la entidad que preside José Ignacio Goirigolzarri entre los inversores institucionales son insuficientes para cubrir una parte destacada de las ayudas que este banco recibió en 2012, y que se elevan a unos 24.000 millones de euros.
El Estado, a través del FROB tiene más del 60% del capital de Bankia y, de momento, la intención es vender una parte este año para llegar a 2019 sin agobios para finalizar su colocación. El problema es que el precio actual de sus acciones no cubren las ayudas concedidas, y Bankia suma el grueso de las inyecciones de dinero público que recibieron las antiguas cajas de ahorros. Guindos aseguró en 2012 que se devolverían todas las ayudas, pero pasados los años se sabe que es un objetivo prácticamente imposible y que puede tener un coste electoral para el actual Gobierno en las elecciones generales de 2020. Bankia también puede protagonizar una fusión con otra entidad, pero esta como mínimo tendría que pagar unos 12.000 millones de euros, su precio en Bolsa, si quiere evitar que el Estado sea también accionista del banco resultante. Decidir si se necesitan o no más fusiones en el sector financiero, sobre todo entre la banca mediana, es otro de sus retos. Economía no puede imponer fusiones, pero sí puede impulsarlas. Entre tanto, el Gobierno seguirá devolviendo fondos del rescate de 41.300 millones de euros desembolsados por Europa. La deuda pendiente actual es de 26.700 millones. La factura total que queda aún por devolver es, sin embargo, mayor, más de 60.000 millones, según datos del Banco de España, en los que se incluyen ayudas del Gobierno español.
Escolano, que llevó la agenda internacional del presidente de BBVA, Francisco González, durante varios años (fue el responsable de gestionarle los actos internacionales entre 2006 a 2011), tiene muy buena relación con las cúpulas de los grandes bancos, no solo porque ha trabajado con alguno de ellos en el segundo grupo bancario español, sino también por haber firmado una serie de acuerdos con la banca cuando era presidente del ICO (2012 a 2014), y más tarde como vicepresidente del Banco Europeo de Inversiones (BEI). Su nombre, de hecho, se barajó en algún momento como potencial candidato a gobernador del Banco de España, al conocerse el sector y ser técnico comercial. Con muy buenas relaciones con Mariano Rajoy desde que este fue vicepresidente del Gobierno, y con Guindos, Escolano deberá proponer el próximo mes de junio al sustituto de Luis María Linde como gobernador del Banco de España, tras cumplirse su mandato. También tiene en sus manos intentar que los inspectores del Banco de España vuelvan a alinearse con la cúpula de la institución. Promover las fusiones transfronterizas en la banca también es un reto incluido en su agenda. Aunque antes debe cerrar la aprobación de una serie de las reformas pendientes. Entre ellas destaca conseguir aprobar en el Parlamento la nueva ley hipotecaria, aprobada por el Consejo de Ministros en noviembre, y que introduce límites a las ejecuciones, facilita la conversión del préstamos con interés variable a fijo y establece que los bancos no podrán determinar el vencimiento anticipado de una hipoteca hasta que el impago por parte del consumidor suponga el 2% del préstamo, incluidos los intereses, o alcance nueve cuotas durante la primera mitad del contrato. Otra de las reformas pendientes es la relativa a la escisión de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
Con su extraordinario c.v. tiene muchos puntos a su favor para ser un digno sucesor de Luis de Guindos y le deseo la mejor de las suertes porque esa será la suerte que correrá la economía de nuestro país.
Termino con un apunte que siempre me resulta más morboso que verdaderamente interesante. Las personas ricas no me interesan per se. Pues resulta que ahora Jeff Bezos ha destronado a Bill Gates como el multimillonario más rico del mundo.
El fundador de Amazon ha duplicado su fortuna en un año mientras que Amancio Ortega cae al sexto puesto de la lista. El fundador de Amazon, el estadounidense Jeff Bezos, se coronó como el hombre más rico del mundo, arrebatándole el prestigioso título al creador de Microsoft, Bill Gates, según la lista de grandes fortunas que publicó la revista Forbes este pasado martes. El creador del imperio Zara, el español Amancio Ortega, cayó al sexto puesto, tras bajar dos posiciones, por delante del empresario mexicano Carlos Slim, que ocupa la séptima posición, una menos que el año pasado. Jeff Bezos, de 54 años, le arrebató la corona a su compatriota de 62 años gracias a un aumento de 59% de las acciones de Amazon en el último año, que prácticamente multiplicó por dos su fortuna, valorada en 112.000 millones de dólares (97.400 millones de euros). El genio de la informática, hoy más conocido por su fundación centrada en temas de salud y educación, se tendrá que conformar con el segundo lugar, con un patrimonio estimado en 90.000 millones de dólares (73.000 millones de euros). El también estadounidense Warren Buffett, descrito por Forbes como «uno de los inversionistas más exitosos de todos los tiempos», conserva el tercer puesto y cierra el podio (84.000 millones de dólares o 75.240 millones de euros). Le sigue el francés Bernard Arnault, el dueño del imperio del lujo LVMH, que se convierte en el europeo más rico, con una fortuna estimada en 72.200 millones de dólares (58.600 millones de euros). El fundador de Facebook, Marck Zuckerberg, de 33 años, cierra la lista de las cinco mayores fortunas del planeta, con 71.000 millones de dólares, 1.000 millones de dólares más que Ortega y 3.900 millones más que Slim. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es uno de los más grandes perdedores de la clasificación de este año. El mandatario, que amasó su fortuna en el sector de bienes raíces, cayó de la 544º posición a la 766º. Su riqueza ahora está valorada en 3.100 millones de dólares, 400 millones menos que hace un año.
Hay que bajar hasta el décimo sexto puesto para encontrar a la primera mujer de esta lista, Alice Walton, la heredera de la cadena estadounidense de supermercados Wal-Mart, con 46.000 millones. Detrás de ella se encuentra otra heredera, la del imperio de la belleza L’Oreal, Françoise Bettencourt Meyers, con 42.200 millones, y mucho más atrás la alemana Susanna Klatten (BMW), con 25.000 millones. Dos millonarios chinos entraron también por primera vez entre las mayores 20 fortunas del mundo: Ma Huateng, dueño del gigante de internet Tencent, que se corona como el hombre más rico de Asia, y Jack Ma, el fundador del gigante chino del comercio en línea Alibaba.
A quien pueda interesar, estos son los 10 hombres más ricos del mundo:
- Jeff Bezos $112.000 millones – Estados Unidos
- Bill Gates $90.000 millones – Estados Unidos
- Warren Buffett $84.000 millones – Estados Unidos
- Bernard Arnault $72.200 millones – Francia
- Mark Zuckerberg $71.000 millones – Estados Unidos
- Amancio Ortega $70.000 millones – España
- Carlos Slim $67.100 millones – México
- Charles Koch $60.000 millones – Estados Unidos
- David Koch $60.000 millones – Estados Unidos
- Larry Ellison $58.500 millones – Estados Unidos
SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA ASOCIADA A LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.