En esta semana hemos visto que el sector cripto se ha disparado a lomos de Donald Trump, el gran influencer de los activos digitales. Con la vuelta del republicano a la Casa Blanca el bitcoin ha repuntado un 35%, hasta superar los 93.000 dólares por unidad. Dogecoin, la moneda alabada por Elon Musk, ha escalado hasta un 120%. Inmigración, aborto, inflación, guerra son los temas que han centrado la campaña electoral en Estados Unidos y se han repetido en estos años con más o menos prioridad. Pero en los últimos comicios, un asunto hasta ahora casi ignorado, cobró cierta importancia: las criptomonedas. Donald Trump ha centrado parte de su campaña en apoyar estas divisas digitales basadas en la tecnología blockchain. El republicano, de hecho, se ha convertido en el primer criptobro presidente de EE. UU no solo por invertir en estos activos, sino también por sus promesas al sector, como la de convertir al país norteamericano en la “capital cripto del planeta”, tal y como afirmó en la conferencia Bitcoin 2024 celebrada el pasado julio en Nashville. La posibilidad de que EE UU sea un hub de los activos digitales ha disparado al sector en los mercados. Fibrilación, euforia, bum: estas palabras describen lo que ha vivido la industria desde el pasado 5 de noviembre. El precio de las principales criptomonedas se ha disparado, especialmente el bitcoin, la pionera, que ha superado los 93.000 dólares intradía por primera vez en su historia. Las empresas ligadas a estos activos han experimentado un alza de sus cotizaciones de doble dígito, hasta marcar máximos históricos. A esto, se han sumado también entradas récord de dinero en los ETFs al contado de bitcoin, unos productos de inversión creados por entidades tradicionales de Wall Street que replican la valoración del activo y permiten invertir a fondos o inversores particulares de manera más sencilla. El efecto Trump ha impactado de lleno en el ecosistema cripto, un escenario poco previsible hace tan solo cinco años, cuando el republicano despreciaba estos activos considerándolos un timo. En tan solo un lustro ha dado un giro de 180 grados y se presenta ahora como el salvador de la industria ante la “cruzada anti-cripto” de la Administración saliente y de los reguladores, un cambio que tiene fácil explicación: si bien no hay cifras precisas, el número de personas que poseen criptomonedas en Estados Unidos ronda los 50 millones, todo un granero de votos y potenciales donantes. Sea real o impostado, el discurso trumpista encaja con las prioridades de buena parte de la comunidad cripto: una profunda desconfianza en el sistema financiero tradicional, el Estado y los bancos centrales. Por eso, Trump también encontró en este grupo de inversores una vía para atraer fondos, como el millón de dólares en bitcoins aportados por cada uno de los gemelos Winklevoss, inversores y empresarios en el universo cripto, que se hicieron famosos por la batalla legal que libraron con Mark Zuckerberg sobre la idea original de la red social Facebook.
El efecto Trump no ha sido solo gasolina para las criptomonedas. Las firmas del sector también han experimentado un fuerte repunte al calor de la vuelta del republicano a la Casa Blanca. Simon Peters, analista de la plataforma de inversión y trading multiactivo eToro, lo recalca: “Las acciones relacionadas con el sector cripto, como las empresas de minería, se posicionaron como los activos con mejor rendimiento en los mercados bursátiles tras el resultado electoral”. MicroStrategy es el ejemplo emblemático. Desde hace cuatro años, la compañía de software, fundada en 1989, ha apostado todo al bitcoin. El 10 de agosto de 2020, su fundador y actual presidente, Michael Saylor, firme defensor de las criptos, empezó a comprar este activo, en teoría para cubrirse de la inflación. En poco tiempo, convirtió la compañía en un acumulador de bitcoin: vende deuda para poder comprar este activo digital. Ninguna empresa es dueña de tantos como ella: con unos 18.000 millones de dólares en bitcoin en su balance, acaba de anunciar su intención de multiplicar la cifra vendiendo hasta 42.000 millones de dólares en acciones y deuda. Por ello, los títulos de esta compañía son muy sensibles a los movimientos de la moneda y desde aquel 10 de agosto repuntan un 2.500%. Desde la victoria de Trump, avanzan más de un 40% y han marcado nuevos máximos históricos en 356,59 dólares por acción.
Cabe preguntarse ahora: China, Europa y Trump: ¿avanza el mundo hacia una economía global más fragmentada? El triunfo electoral del líder republicano ha puesto en alerta a los principales socios comerciales de Estados Unidos. En esta línea, los expertos temen que sus políticas proteccionistas desencadenen nuevas guerras comerciales con China y Europa. La victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses reaviva las preocupaciones sobre el futuro de la economía y el comercio mundial. Ante una posible vuelta de las políticas proteccionistas a Washington, los analistas ven cada vez más probable una deriva hacia un escenario global fragmentado en el que las grandes potencias estén cada vez más confrontadas. No obstante, el panorama que encontrará Trump esta vez es muy distinto a 2016, con guerras en Ucrania e Israel que suponen complicaciones geopolíticas y con rivales que ya conocen su estilo de negociación. La mayoría de los economista coincidimos en que una vuelta a las imposiciones arancelarias es altamente probable. Sin embargo, no existe tanto consenso respecto a la manera en que el Gobierno republicano podría implementar estas medidas ni a la inestabilidad que generarán. La cuestión clave ahora es si el presidente Trump será el mismo que el candidato Trump. Su mandato anterior estuvo marcado por la incertidumbre en cada una de sus acciones, que fueron poco previsibles. En este sentido, los mercados están cotizando esa incertidumbre.
En relación a lo que destaco en el titular del blog en el día de hoy es que los nacimientos caen un 2,6% en 2023 y marcan la cifra más baja desde 1941. España registró un total de 320.656 nacimientos en 2023, un 2,6% menos que el año anterior (8.595 menos) y un 24,7% menos que hace una década (cuando fueron 425.715), según los datos de ‘Movimiento Natural de Población (Matrimonios, Nacimientos y Defunciones)’, publicados esta pasada semana por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El número de nacimientos continúa así con la tendencia a la baja de la última década, sólo interrumpida en 2014, y se alcanza un nuevo mínimo histórico desde el comienzo de la serie, en 1941, según el INE. De los 320.656 nacimientos que tuvieron lugar en España, 78.330 fueron de madre con nacionalidad extranjera, lo que supuso el 24,4% del total (frente al 23% en 2022). Si se considera el país de nacimiento, hubo 100.438 nacimientos de madre nacida en el extranjero, lo que supuso el 31,3% del total (frente al 29,5% en 2022). En cuanto al número medio de hijos por mujer, el indicador coyuntural de fecundidad se situó en 1,12 en 2023, cuatro centésimas menos que el registrado en 2022. Por nacionalidad, el número medio de hijos por mujer se redujo en ambos casos: tres centésimas entre las madres españolas (hasta 1,09) y siete centésimas entre las madres extranjeras (hasta 1,28). Además, la edad media a la maternidad se mantuvo en 32,6 años en 2023. En los últimos años, según el INE, se observa que la disminución del número de nacimientos se ha visto acompañada de un retraso en la edad de maternidad. Por nacionalidad, la edad media a la maternidad no varió, y se mantuvo en 33,1 años para las madres españolas y en 30,5 años para las madres extranjeras. Otro indicador que refleja el retraso en la maternidad es el número de nacimientos de madres de 40 o más años, que ha crecido un 19,1% en los 10 últimos años. En términos relativos, mientras que en 2013 el 6,8% de los nacimientos fueron de madres de 40 años o más, en 2023 ese porcentaje se elevó hasta el 10,8%. El porcentaje de nacimientos de madres no casadas asciende al 49,9% en 2023 frente al 50,1% de 2022. En años anteriores, fue del 49,2% en 2021; 47,6% en 2020; 48,3% en 2019; 47,2% en 2018; 46,7% en 2017; 45,8% en 2016 y 44,4% en 2015. Por otro lado, de los datos del INE se desprende que, durante 2023 fallecieron en España 436.124 personas, un 6,1% menos que en el año anterior. Por edad, se observó un descenso en las defunciones de personas entre 85 y 89 años (del 11% respecto a 2022), y tanto en hombres (del 12,1%) como en mujeres (del 10,1%). Por su parte, la tasa de mortalidad infantil aumentó tres centésimas y se situó en 2,63 defunciones infantiles por cada 1.000 nacidos vivos.
Incremento de la esperanza de vida hasta los 83,77 años
Además, la esperanza de vida al nacimiento aumentó casi siete décimas en 2023, hasta situarse en 83,77 años. Por sexo, la de los hombres subió 0,75 años, hasta 81,11, y la de las mujeres subió 0,60 años, hasta 86,34, cifra que se supera por primera vez. De acuerdo con las condiciones de mortalidad del momento, una persona que alcanzó los 65 años en 2023 esperaría vivir, de media, 19,65 años más si es hombre y 23,49 años más si es mujer. En 2023, y por primera vez en la serie histórica del INE, las personas de 65 y más años representan más del 20% de la población total (un 20,2% en 2023; un 17,7% en 2013; un 17,0% en 2003; un 14,4% en 1993 y un 11,5% en 1983). Asimismo, la edad media de la población de España asciende a los 44,2 años en 2023 frente a los 41,8 años de 2013, mientras que era de 40,1 años en 2003; 37,4 años en 1993 y 34,4 años en 1983. Además, España tuvo un saldo vegetativo de -113.590 personas en 2023. Esta diferencia entre nacimientos y defunciones es la tercera más negativa desde que existen datos (1941) tras las de 2020 y 2022.
Cambiando de tercio, Yolanda Díaz cita el 29 de noviembre a los expertos gubernamentales para fijar el salario mínimo de 2025. La vicepresidenta segunda llama a los sindicatos a «volcarse» en la reducción de la jornada laboral durante el sexagésimo aniversario de CCOO de Cataluña. Trabajo pone así en marcha la maquinaria para fijar cuál será el sueldo mínimo que regirá a partir del año que viene. Actualmente, la referencia para este año es de 1.134 euros brutos al mes (en 14 pagas). Los expertos del Gobierno, formados por economistas del Ministerio de Trabajo, pero también del de Economía o Hacienda, así como representantes de los sindicatos, empezarán a pulir una horquilla de subidas que luego el Gobierno discutirá con patronal y sindicatos. Con el objetivo de alcanzar un acuerdo y poder llevar la subida a un Consejo de Ministros antes de acabar el año. Si bien en ejercicios anteriores ha sido habitual seguir negociando ya entrado el año siguiente y acabar aplicando de manera retroactiva la subida. El Gobierno no está obligado a acordar la subida, si bien sí a consultar con los agentes sociales. Más de 2,5 millones de asalariados se rigen en España por el SMI. El año pasado el Gobierno decidió subir un 5% esta referencia. Díaz, hija de uno de los fundadores de CCOO de Galicia, ha participado del aniversario de CCOO de Cataluña. “No soy neutra, sé a quien represento. […] Soy hija de las CCOO. Me siento en casa”, ha afirmado. La ministra ha llamado a las centrales a «volcarse» en la defensa de la reducción de jornada, que entra ahora en su «tramo final» y enfila el complicado trámite del Congreso, donde todavía no tiene mayorías claras. Junts presumiblemente jugará un papel clave a la hora de posibilitar o la mayoría necesaria para aprobar o no la norma y las visitas de Díaz en los últimos meses a Cataluña para presionar desde allí han sido múltiples.
A nivel local, destacar una noticia: el Principado es la región con mayor caída de exportación en lo que va de este año. La entrada de carbón extranjero se redujo el 45%, pero su reexpedición se desplomó el 81%. Asturias fue en septiembre la comunidad con mayor descenso de las exportaciones en tasa interanual (-23,7%), fundamentalmente por la menor contribución de semimanufacturas no químicas y bienes de equipo, aunque siguen siendo los dos tipos de bienes, junto con la energía, más vendidas en el exterior.
También es la comunidad en la que más retroceden las ventas al exterior en los nueve primeros meses: 8,2% en relación al mismo periodo de 2023. Aunque en septiembre Asturias incurrió en déficit comercial a causa de la energía (las importaciones de carbón para el consumo «in situ» y su reexportación duplicaron las ventas en el exterior), en el acumulado de los nueve primeros meses el Principado sigue arrojando saldo comercial positivo (358,4 millones), aunque el 35,3% menor que un año antes. Sin los productos energéticos (la entrada de carbón cayó el 45%, pero las salidas se desplomaron el 81%), el superávit de Asturias con el exterior es de 1.080,4 millones, el 3% menor que doce meses antes. La atonía del crecimiento europeo también impacta en las exportaciones asturianas: cayeron el 16,9% a la UE y el 17% en la Eurozona, territorios que concentran la mitad de las ventas de la región.
SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA Y CONTABILIDAD DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA VISITANTE DE LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.