Alemania hacia el pleno empleo

Las bolsas europeas cerraban la semana en positivo. Considero que la razón fundamental es que las tensiones geopolíticas han cedido protagonismo a las publicaciones de los resultados empresariales. Los sectores que mejor comportamiento experimentaban son los medios de comunicación y tecnológicas. No obstante, el mercado sigue expectante a la reunión entre Estados Unidos y China sobre política comercial, con el objetivo de negociar las políticas arancelarias. A nivel macro, la publicación del informe de empleo de Estados Unidos de abril mostraba una caída de la tasa de paro hasta el 3,9% (vs 4,1% marzo). Por otra parte, el petróleo terminaba la semana sobre los 74 $/barril a la espera de la decisión de EE.UU. en torno a posibles sanciones a Irán.

En el plano empresarial, continúa la temporada de presentación de resultados correspondientes al primer trimestre de 2018, habiendo dado ya a conocer sus cifras en torno al 50% de las compañías tanto en EE.UU. como en Europa. Muestran  crecimientos interanuales en el trimestre del 11% y del 23%, respectivamente, con los cíclicos presentando mejores tasas de crecimiento que los defensivos, destacando en este trimestre energía y tecnología. Además, el 77% de las compañías estadounidenses superaban estimaciones, mientras que en Europa el porcentaje era inferior (53%), beneficiadas, las primeras, por la reforma fiscal de Trump, así como por la debilidad del dólar estadounidense.

Me parece muy destacable, amable lector, que Alemania ha lanzado un plan para llegar al pleno empleo. ¡Qué lejos estamos de eso! Siempre se han empeñado en ser un gran país, en crecer, en hacerse grandes y lo han logrado. Mientras tanto, otros, vamos pensando y planificando como dinamitarnos, destruirnos, hacernos cada vez más pequeños, o tirándonos piedras contra nuestro propio tejado, facilitando así las críticas internacionales y provocando inseguridad jurídica: lo peor para atraer inversores o, mejor dicho, lo mejor para ahuyentarlos. Pues sí: el Gobierno alemán de Ángela Merkel se ha fijado como objetivo alcanzar el pleno empleo para 2025 a través de una estrategia nacional de formación continua y la inversión de 4.000 millones de euros en esta legislatura para volver a incorporar a los parados de larga duración en el mercado de trabajo. El desempleo está ahora en el 5,3%.

En el plano de los bancos centrales, tal y como se esperaba, la Fed mantenía sin cambios los tipos oficiales a la vez que optaba por una postura de tranquilidad y no precipitación hacia los recientes repuntes en la inflación. De momento no es necesario acelerar el ritmo previsto de normalización monetaria y la Fed no sobre reaccionará a los datos. Por su parte, en cuanto al BCE, Peter Praet señalaba que, si bien parte de la reciente desaceleración puede responder a motivos transitorios, otra parte puede ser debida a razones más serias. En cualquier caso, este retroceso macro ha llegado antes de lo esperado. A Praet le inquietan más los efectos adversos del proteccionismo que la apreciación del euro. En este sentido, la inflación subyacente caía hasta el nivel más bajo en trece meses, generando un nuevo foco de atención para el BCE. En cuanto a los mercados de deuda, tras llegar al 3% la semana pasada, la TIR del Treasury a diez años se estabilizaba en torno al 2,95%, no sin vivir ciertos momentos de volatilidad tras el informe de empleo del viernes. En Europa, la TIR del Bund a diez años caía 4 pbs hasta el 0,53% y la prima de riesgo española repuntaba ligeramente hasta los 73 pbs.

El sector bancario protagonizaba de los peores comportamientos relativos de la semana (-0,9%), perjudicado por las decepcionantes cifras correspondientes al 1T18 presentadas por importantes firmas como HSBC, BNP Paribas o Societe Generale.

Quisiera reseñar, a nivel doméstico, que la economía española mantiene un crecimiento del 0,7% en el primer trimestre. El avance del PIB en tasa anual se desaceleró dos décimas hasta el 2,9%, el ritmo más bajo desde comienzos de 2015. La economía española sigue con la misma velocidad registrada en la segunda parte del pasado año y dos décimas menos que el pico de 0,9% que se registró en el segundo trimestre de 2017, según los datos adelantados por el INE. Por su parte, el PIB en tasa anual (en comparación con el primer trimestre del pasado curso) moderó su avance hasta el 2,9%. Esta cifra es dos décimas inferior respecto al 3,1% obtenido en los tres trimestres anteriores y además el ritmo más bajo desde el inicio de 2015. Sin embargo, es acorde con una previsión de crecimiento de la economía española inferior a un 3%.

Bruselas, por su parte, se muestra optimista con España y mejora la previsión del PIB al 2,9%. La Comisión Europea ha elevado tres décimas las estimaciones para la economía española, tanto para 2018 como 2019. Ha habido noticias de todo tipo: La buena noticia es muy buena. Bruselas revisa significativamente al alza los datos de crecimiento para este año y el que viene: hasta el 2,9% en 2018 y el 2,4% en el 2019. Esto son tres décimas más que en las previsiones de febrero en cada uno de los casos, lo que permite al Ejecutivo comunitario seguir mejorando sus estimaciones para la tasa de desempleo (que bajará del 14% en 2019) y prever una subida moderada de los salarios para los próximos dos años (la remuneración de los trabajadores aumentará el 1,1% y del 1,6%, respectivamente).

Con estas perspectivas, la Comisión Europea se sitúa como el organismo nacional e internacional más optimista con España. El propio Gobierno, que envió el lunes pasado a Bruselas el Programa de Estabilidad y Crecimiento, prevé crecer al 2,7% este año y al 2,4% el que viene. El Fondo Monetario Internacional, que justo hace unas semanas elevó significativamente las previsiones de crecimiento para España, las dejó en el 2,8% y el 2,2%. El Banco de España, por su parte, que actualizó su cuadro macroeconómico en marzo, proyectó un incremento del PIB del 2,7% en 2018 y del 2,3% en 2019. La OCDE es, con diferencia, la más pesimista, aunque se debe probablemente a que su última previsión sobre la economía española se realizó en noviembre de 2017. En ese momento auguró un crecimiento del 2,3% y del 2,1% para España en los dos años siguientes.

Pero no todo son buenas nuevas. La mala noticia es que el déficit público va a quedar en el 2,6% del PIB, cuatro décimas por encima del objetivo marcado, y que la variante estructural de esta ratio (la que trata de medir el equilibrio entre los ingresos y los gastos públicos independientemente del ciclo económico) empeorará este año hasta el 3,3% desde el 3% actual, para quedarse en el 3,2% en 2019.

Continúo con el sistema bancario para indicar que la EBA extrema el castigo regulatorio a las financiaciones con más riesgo de la banca. La exposición a firmas no cotizadas, capital riesgo o ‘project finance’, están en el punto de mira. Europa sigue con su cruzada para identificar toda inversión de la banca que implique la asunción de más riesgo del debido y para castigarla regulatoriamente en consecuencia. Aunque tampoco ha pisado exactamente el acelerador en este caso. La regulación comunitaria encomendó en 2013 a la Autoridad Bancaria Europea (la EBA, por sus siglas inglés) que redactara las directrices para especificar qué tipos de exposiciones están incluidas en la categoría de alto riesgo y en qué circunstancias, y solo ahora se acaba de publicar el documento que llevará adelante las nuevas normas.

En su redacción inicial, la directiva de requerimientos de capital penalizaba de forma general cuatro tipos de exposiciones: la inversión en capital riesgo, en venture capital (empresas recién nacidas con fuerte potencial de crecimiento), en fondos de inversión alternativos apalancados y en financiación especulativa de bienes inmuebles. A eso añadían dos categorías extra: que el riesgo de pérdida como consecuencia de un impago del deudor fuera elevado o que resultara imposible evaluar adecuadamente que eso fuera así. En caso de duda, venía a decir la norma, había que optar por la mayor penalización. Ese castigo es la obligación de ponderar al 150% el peso de esas exposiciones para calcular el consumo de capital, el máximo recargo posible. Ahora, la EBA ha sacado a consulta pública el borrador con las directrices donde concreta y amplía los supuestos considerados de alto riesgo.

La inversión, ya sea asumiendo una deuda o entrando en el capital, en capital riesgo y venture capital sigue anclada en la máxima categoría de riesgo. En principio, cualquier contacto financiero con una entidad no cotizada entra de lleno en el territorio de la sospecha regulatoria y, por tanto, mejor prevenir posibles males futuros guardando capital para ello. Solo se excluyen (y no siempre) los casos en que esa relación se produzca con la intención de desarrollar una relación estratégica con la compañía en la que se ha invertido.

En cuanto a la banca española y las nuevas tecnologías, cabe destacar que se muestra a favor del blockchain pero «reacia» al bitcoin. Parece que no tiene «predisposición» a operar con divisas virtuales debido a que su uso anónimo permite la financiación de actividades ilegales. Asi es: la banca española aboga por la cadena de bloques o tecnología «blockchain», que engloba las divisas virtuales, pero se muestra «reacia» al bitcóin por su «mala fama» y «peligrosidad», según expertos del sector. En un reciente encuentro que ha reunido en Madrid a analistas del sector financiero, que han intercambiado sus impresiones sobre el impacto de «blockchain», han coincidido que puede aportar «valor» a algunos productos financieros. No obstante, consideran que la banca no tiene «predisposición» a operar con divisas virtuales como el bitcóin debido a que su uso anónimo permite la financiación de actividades ilegales. El presidente de la plataforma de pagos apunta que la banca es «reacia» al bitcóin porque el sistema en el que se basa muestra que los particulares pueden realizar préstamos «sin la necesidad de recurrir a ningún intermediario bancario».Para algunos expertos, esta divisa «no deja de ser un uso más de la tecnología», mientras que el «blockchain» es una tecnología que aporta «mejoras» en cuestiones de seguridad, debido a su sistema.

Creo sinceramente que los grandes bancos son reacios al bitcóin porque les va a «perjudicar», entre ellos, el propio Banco Central Europeo y, de momento, no hay certezas y sí, muchas dudas sobre las consecuencias de su uso generalizado. Mal terreno el de la inseguridad en lo relativo a las monedas. Sólo es mi opinión.

SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA ASOCIADA A LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.