Con buen pie

La marcha ha disfrutado del primer desayuno en pelotón tras dormir por vez primera todos juntos. Ha sido en el polideportivo de La Robla, y la opinión generalizada es que tanto la cena de ayer como el desayuno de hoy han sido “fenomenales”. Zumo, café caliente, bollería, bizcocho y bocadillos se han repartido entre el más de un centenar de mineros asturianos y leoneses que ahora marchan juntos.  Y por cortesía de los habitantes del pueblo. Además, las mujeres de La Robla han sido las encargadas voluntarias de servir tanto la cena como el desayuno.

Como apunta Juanjo López, que se ocupa de la intendencia del SOMA, ha habido mucho madrugador. “A las seis y media ya había quien empezaba a revolver”. Bromea con la posibilidad de que las ganas de salir del saco de dormir tuvieran que ver con un ansia irrefrenable de “echar a caminar cuanto antes, para llegar a Madrid”. Por su parte, Pedro Casielles, que se sienta al volante del furgón de avituallamiento de CC.OO, destaca que las duchas han estado “bien organizadas” y todos han estado preparados a tiempo.

La marcha ha discurrido por un itinerario diferente al previsto. Los mineros asturianos y leoneses han caminado por la antigua carretera que une La Robla con Lorenzana. De este modo han podido beneficiarse de los tramos de sombra que ofrece este recorrido, así como evitar la subida al Rabizo, donde el sol cae a plomo.

La carretera les ha llevado al pequeño pueblo de Cuadros, donde han parado a descansar, tomar un refrigerio, y algunos, curarse las heridas y rozaduras de los pies, que ya están aflorando en mayor medida según aprieta el calor. En esta localidad leonesa ha tenido lugar una imagen que, quizás, consiga limar las asperezas surgidas ayer en La Robla entre mineros y Guardia Civil.

Un integrante de la marcha del carbón saluda con un abrazo a un agente de la Guardia Civil

Desde Madrid: Un pin minero para Esperanza Aguirre

“¿Puedo darle un regalo?”. Con esta petición Paloma Gutiérrez, hija, esposa, nieta y biznieta de mineros, consiguió acercarse a la presidenta del PP madrileño para entregarle un pin. El mensaje de la insignia: “Yo soy minero”. Como relata Gutiérrez, en un primer momento Esperanza Aguirre no sabía de qué se trata y lo aceptó, pero en cuanto lo palpó “me preguntó qué que era”. Y ese fue el principio de una conversación a pie de la sede de la Presidencia de Madrid. “Al ver el mensaje, Aguirre se quedó cortada, la verdad, y dijo que claro, que tenía que entender que la situación estaba muy mal”. A lo que Paloma, ni corta ni perezosa, respondió explicando que “por eso mismo, había que defender la minería y los trabajos del carbón”. Aguirre argumentó que “era un trabajo muy peligroso”, y Paloma contestó con su experiencia personal: su padre murió en la mina cuando ella aún no había cumplido un año. Paloma continúa diciendo “que nos van a dejar sin nada en Asturias”, y no da por buena la propuesta de la presidenta popular de “buscar alternativas”, una opción expresada de forma vaga que no contentó a la mujer asturiana. ”Que no se quede en buenas palabras”, exigió.

En este punto, Ana Botella decidió acercarse a las dos mujeres, que en todo momento, según Paloma Gutiérrez, “mantuvieron la sonrisa y las buenas formas, fue algo cordial”. “Pero compromisos, claro, ninguno….”. Las dos integrantes del PP se dieron dos besos entre ellas, y la mujer del expresidente Aznar se dirigió a Paloma para preguntarle si las niñas que la acompañaban eras sus hijas. Haciendo caso omiso de la respuesta de la asturiana, “precisamente, estamos luchando por ellas”, Botella expresó “que eran muy guapas y que cómo se me parecían”.

“Seguro que terminó tirando el pin a la basura, pero yo vi como lo llevaba en la mano”. De este encuentro, Paloma saca en limpio que ha conseguido “que sepan lo que hay, que estamos luchando por Asturias”, aunque sabe que va a servir “de poco”. La familia al completo, incluido el marido de Paloma y autor de la foto Daniel Fonseca, se hallaba en la capital española gracias a que Lucía, la hija mayor, ha ganado el premio de una prestigiosa editorial por un cuento inspirado en la historia de su abuelo minero. Un galardón cuya entrega ha tenido lugar en el Ayuntamiento de Madrid, sede del organismo que ahora encabeza Ana Botella. Asimismo, Lucía fue, precisamente, la joven que en la primera etapa del camino salió al paso de la marcha del carbón para amenizarles la etapa de la subida del Pajares con su gaita.  Estos días, su padre va y viene del Pozo Santiago a la marcha del carbón para repartir su apoyo.

Esperanza Aguirre recibe un pin de apoyo a la minería de manos de la asturiana Paloma Gutiérrez. Autor: Daniel Fonseca

“Quemar Madrid”

En Lorenzana, los mineros tuvieron casi dos horas de alivio. Bajo unos árboles, pudieron comer, relajarse y curarse las rozaduras, cada vez más frecuentes. Tanto en Cuadros como en Lorenzana, el olor a Réflex inundaba el ambiente mientras Cruz Roja y Protección Civil iban repartiendo cuidados. En ese momento de la mañana, la de la pausa para comer,  eran ya 40 las intervenciones de ampollas, rozaduras, y molestias similares. Sin embargo, son muchos mineros también los que, ya sea por prevención o por genética privilegiada, no están teniendo el más mínimo rasguño, y a la pregunta de “Qué tal?” invariablemente responden “bien” o “fresco” en cada parada, con mucho aplomo.

La novedad de hoy es que el grupo, al ser mucho más numeroso con la unión de asturianos y leoneses, ocupa más espacio tanto en la carretera como en los pueblos en los que recalan para avituallarse o simplemente beber agua. Algo que en esta etapa está sucediendo cada tres kilómetros aproximadamente. El mercurio ha llegado a marcar 43 grados centígrados a las cuatro de la tarde, cuando a la marcha minera le faltaban seis kilómetros para entrar en León.

En el verde y a la sombra podía encontrarse a Javier Carés (Nueva Julia), Jesús Menéndez “Madreñas” (Coto Minero Cantábrico),  y Rubén Dacosta, “El Quijote”, que también es minero en Nueva Julia, a su llegada a Lorenzana. Los tres valoran muy positivamente la unión entre las dos columnas de la marcha del carbón. Por parte del primero, asegura que de la movilización del 2010, en la que también caminó hacia Madrid, ha aprendido “a hacer el equipaje y a cuidarse los pies”, algo que le está siendo “muy útil”. Junto a él, “Madreñas” afirma que “lo mejor”, el apoyo de la gente. Y lo peor, sin duda, “el calor”. “Eso, y que tenemos ganas de volver para casa, que es donde teníamos que estar, y trabajar”. Mensaje claro para el Ministerio de Industria. A su lado, “El Quijote” valora la etapa de hoy. “Fastidiado, pero contento”. Comenta que echa de menos “su cama” , y el resto añaden “y el sofá”. El césped que les hace las veces de colchón en ese momento está húmedo de un riego reciente, “pero mejor que una acera….”, recuerdan, refiriéndose a la parada de Cuadros. “Pero”, prosigue “El Quijote”, aunque asegura preferir que la marcha se suspendiera porque hubiese acuerdo, “si hay que llegar a Madrid, se llega, y entonces será para quemar Madrid”. ¿Todo Madrid? “Sobre todo, a Rajoy y a Soria”, puntualiza.

Encerrados en León

La marcha negra tenía previsto dirigirse a la Diputación de León para apoyar a los compañeros encerrados en el edificio, y lo hizo a las cinco y media, con retraso, debido a un cambio en el itinerario que les hizo dar un rodeo. Concepción Alonso, minera del pozo Carrio, apunta a la negativa del Ayuntamiento a dar permiso para entrar “más directamente”.

Dentro, Jesús González, Miguel Vélez, Juan José Naveira, Roberto Abella, Juan Manuel Gutiérrez  y Jose Enrique Porto les esperaban con los brazos abiertos. Cuando se les preguntan sus nombres, edad y lugar de trabajo, rápidamente acuden a una libreta donde, con todo lujo de detalles, han apuntado todos los datos que cualquier informador necesita para hablar de la noticia. “Es que al principio era una locura, venían de todos los medios preguntando y no nos sabemos las edades de todos ni los segundos apellidos”, apuntan de buen talante acerca de este improvisando dossier de prensa. Jesús, que cogió el micrófono desde la ventana que da a la plaza donde le esperaban no solo los integrantes de la marcha, sino muchos leoneses, pidió un minuto de silencio por la muerte de un compañero acontecida ayer. Más tarde encontró los aplausos de todos los presentes al dirigirse a ellos, pese a la baja calidad de la megafonía, que imposibilitaba que fuera escuchado a más de cincuenta metros.

Unos autobuses llevaron a los participantes de la marcha del carbón al pabellón donde van a pasar la noche, enfrente de un conocido hipermercado.