TAXI: ¡en pie de guerra!

Las bolsas mundiales han cerrado la semana con un balance mixto. Por un lado está el  inicio de las negociaciones de Merkel y los socialdemócratas para la potencial reedición de la Gran Coalición en el Gobierno de Alemania y, por el otro, la atención se la lleva la posible aprobación del plan fiscal de Trump en el senado de EE.UU. En cuanto al Reino Unido, las declaraciones de May sobre la factura del Brexit (obligaciones por 100.000 M. €, aunque esperan un desembolso por la mitad) se tomaban como un paso positivo de Reino Unido en las negociaciones con Europa sobre su tratado comercial, si bien todavía queda pendiente ver la situación de frontera con Irlanda en el marco del nuevo tratado comercial entre UE y Reino Unido. Precisamente, en Irlanda, dimitía la vice primera ministra por un caso de corrupción, pese al apoyo del primer ministro.

Considero que ha sido muy positivo que esta semana se anunciase que Bruselas y Londres hayan pactado la factura del ‘brexit’ en torno a 50.000 millones. Ambas partes esperan cerrar el acuerdo definitivo la semana que viene. La primera ministra británica deberá imponer el pacto a su propio Gobierno. Bruselas y Londres han logrado desencallar las negociaciones del brexit y esperan cerrar la semana que viene un principio de acuerdo sobre la factura de la salida del Reino Unido de la UE. Las dos partes se muestran confiadas en que la cumbre europea del 14 y 15 de diciembre haga oficial un pacto que situaría el saldo neto a pagar por Reino Unido entre 40.000 y 60.000 millones de euros. El pacto debe llegar también acompañado de un principio de acuerdo sobre las condiciones de los residentes europeos británicos y viceversa, así como los términos que regularán la frontera terrestre entre Irlanda (miembro de la UE) e Irlanda del Norte (territorio de Reino Unido). La primera ministra británica, Theresa May, ya había indicado su voluntad de asumir todos los compromisos presupuestarios pendientes. Pero hasta ahora solo había ofrecido 20.000 millones de euros para cubrir las facturas pendientes hasta 2020, una cifra considerada insuficiente por la Unión Europea.

En cuanto a los bancos centrales, a la espera de las reuniones de diciembre, esta semana Jerome Powell (nuevo presidente a partir de febrero) afirmaba que la Fed mantendrá la actual línea bajo su mandato. El objetivo seguirá siendo que la inflación se mueva hacia el objetivo, basándose en la fortaleza del mercado laboral. En cuanto al BCE, el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, reconocía que la autoridad monetaria podría revisar al alza sus previsiones de crecimiento en la próxima reunión.

A mi juicio, amable lector, resulta muy reseñable que el BCE haya pedido a los bancos de la eurozona que recorten costes y se modernicen. La solvencia y rentabilidad de los bancos ha mejorado, pero todavía hay una gran diferencia con respecto a sus competidores globales. El Banco Central Europeo insiste en que el estado de los bancos de la eurozona supone una amenaza para la recuperación económica de la región y ha hecho un llamamiento para que las entidades se modernicen ya que, de lo contrario, tendrán una caída de los márgenes. El Banco Central también advirtió sobre un aumento del riesgo, sobre todo en los mercados de deuda. En opinión del BCE, los bancos de la eurozona necesitan seguir el ejemplo de los escandinavos, que han recortado el gasto y están mucho más digitalizados. Según se señala desde la autoridad monetaria, la gran diferencia entre las entidades escandinavas y las del resto de Europa son los bajos costes. Lo importante para la estabilidad de la eurozona es que los bancos cambien su modelo de negocio y recorten el gasto.

A  nivel doméstico, quisiera destacar que Deutsche Bank prevé que en 2018 la economía española crezca un 2,5% en 2018, dos décimas por debajo del escenario que contemplaba antes del conflicto en Cataluña. La entidad financiera reconoce que la situación catalana ha frenado las expectativas, pero que el efecto se va a ir diluyendo, más centrado en el tercer y cuarto trimestre de este año que en el próximo, cuando el impacto probable será de una o dos décimas, siempre a expensas de lo que ocurra tras las elecciones autonómicas. En todo caso, el crecimiento del 2,5% del PIB en 2018 es superior al 2,3% previsto por el Gobierno y a la media de crecimiento económico en la eurozona. Entre los riesgos, la economista jefe del Deutsche Bank en España, Rosa Duce, mencionó, además de Cataluña, la apreciación del euro, si se produce una retirada temprana de los estímulos del BCE, y el proteccionismo de Estados Unidos.

A mi entender, 2017 ha sido un año excepcionalmente bueno y, por primera vez, se está produciendo una recuperación sincronizada de la economía mundial. Para 2018, la entidad se muestra optimista sobre el crecimiento en Estados Unidos (2,3%), zona euro (2%, por encima de su crecimiento potencial del 1,5%), Japón (1,5%) y las economías emergentes (5,2%). Por otro lado, el banco considera que la Reserva Federal subirá los tipos de interés en Estados Unidos hasta tres veces el año que viene (para este ejercicio pronostica un alza de 25 puntos básicos en diciembre) y que el Banco Central Europeo finalizará su programa de compra de deuda en la segunda mitad del ejercicio, aunque no espera una subida de tipos por parte del BCE hasta mediados de 2019.

Creo que también es algo de lo que debemos felicitarnos que la banca extranjera aconseja comprar Bolsa española en sus apuestas para 2018. Esta recomendación no puede ser considerada otra cosa más que un éxito de la reciente política económica seguida por nuestro país.

A nivel bancario nacional, resulta muy reseñable que el Banco Santander ha sido elegido «Banco Global del Año» por la revista «The Banker», perteneciente al grupo Financial Times, por el fantástico crecimiento de los beneficios en Latinoamérica, especialmente en Brasil, el uso innovador que hace de la tecnología para ofrecer productos más ajustados a las necesidades de los clientes y la compra de Banco Popular, que refuerza su posición de liderazgo en España. «The Banker», que celebró en Londres su ceremonia anual de premios al sector de la banca, también nombró al Santander banco del año en Latinoamérica y en cuatro de sus nueve países principales: España, Brasil, Chile y Portugal. Es la primera vez que un banco español recibe el premio a mejor banco del mundo desde que el propio Santander ganó el premio en 2009 y es también la primera vez que esta publicación reconoce a la entidad cántabra como la mejor de Brasil. A lo largo de la última década, Santander Totta en Portugal fue nombrado banco del año por «The Banker» nueve veces y Santander España, cinco. La revista económica británica subrayó la nueva manera de relacionarse que plantea el banco español a sus clientes, a menudo aprovechando su experiencia en los distintos mercados nacionales en los que está presente el grupo financiero que preside Ana Botín.

Como bien sabe, amable lector, una polémica que se ha presentado esta semana es la relativa al taxi. Miles de taxistas de toda España se han manifestado en contra de Uber y Cabify. Los paros provocados han producido severas retenciones, especialmente en Madrid, generando hasta 14 kilómetros de atasco en la A-6. La manifestación convocada por las organizaciones y las federaciones nacionales de taxistas contra la actividad de los Vehículos de Alquiler con Conductor (VTC) que intermedian Cabify o Uber ha tenido lugar esta semana. La marcha, que ha partido de la glorieta de Atocha, ha estado encabezada por 35 taxis y, a continuación, miles de taxistas a pie tras la pancarta ‘No a la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia) y sus mutinacionales: Por el servicio público del taxi’. El país entero amaneció sin taxis en la jornada de huelga, y en las calles se produjo un paro de 24 horas convocado por las asociaciones del gremio, en contra la actividad de los VTC que intermedian Cabify o Uber.

La legislación vigente contempla que por cada 30 licencias de taxi pueda coexistir 1 de VTC. Sin embargo, los taxistas insisten en que esa ratio se ha vulnerado. Incluso, tras la reciente sentencia del Tribunal Supremo que permitirá 80 nuevas concesiones de licencias VTC, creen que en los próximos meses podrían circular 10.000 coches más con pegatina VTC y «poner aún más en peligro» el marco legal. De hecho, el secretario de Estado de Infraestructuras, Transportes y Vivienda, Julio Gómez-Pomar, reconoció que en algunas comunidades autónomas se ha rebasado el número permitido de licencias de VTC. Ha cifrado el número de licencias de taxi actuales en 65.000, mientras que las de VTC rozan las 6.000, lo que arroja una ratio aproximado de 1 VTC por cada 15 autorizaciones de taxi. El secretario de Estado lo ha justificado por el vacío legal que sobre la materia de las VTC se produjo entre 2009 y 2012, cuando hubo una liberalización del sector que dio paso a cientos de peticiones de licencias y recursos judiciales.

Por ello, los taxistas claman a las administraciones por un mayor control sobre esta actividad competidora. Se quejan de sus precios más bajos que rompen el mercado, de eludir las obligaciones fiscales, de una falta de seguridad, de intrusismo y de prácticas ilegales en la recogida de viajeros, entre otras cuestiones. Uber y Cabify, en cambio, mostraron su satisfacción por la decisión del Supremo y dijeron que favorece a los ciudadanos y a su derecho a elegir entre diferentes alternativas de movilidad.

Yendo al marco más local, en Asturias, las licencias siguen a la baja en el Principado: de las 1.470 en 2015 se pasó a las 1.459 el año pasado. Considero que hasta la fecha, el sistema de transición a la competencia se ha revelado ineficiente, con una ratio muy elevada de licencias VTC respecto a las del taxi (una a treinta para un colectivo que acaba de nacer). Y no es tanto por la sobre-emisión de las primeras, sino por la escasez de las segundas. He aquí el punto más polémico: una buena parte de los taxistas han comprado sus cartillas en un mercado secundario paralelo donde han llegado a cotizar por encima de los 200.000 euros. Lo mismo ha sucedido con las pocas licencias VTC concedidas, para las que también se ha creado un mercado informal.

Así, se ha generado una dinámica de «ganadores» y «perdedores», en la que los primeros han vendido sus licencias obteniendo una importante plusvalía, mientras que los segundos, en muchas ocasiones hipotecando sus casas, las han comprado a precios exorbitantes. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, correspondientes al 31 de julio de 2016, el número de licencias de taxi en España se redujo un 0,4% interanual. Exceptuando el caso de Baleares, donde se ha experimentado un espectacular crecimiento del 5,57%, y Navarra, con un 1,56% más que en 2015, el resto de regiones muestran una tendencia de estancamiento o de reducción de concesiones. En el caso de Asturias se pasó de 1.470 licencias hace dos años a 1.459 el pasado.

Por tanto, al mantenerse la escasez, las barreras a la competencia siguen siendo elevadas y, en consecuencia, persisten las rentas monopolísticas de los taxistas mediante tarifas reguladas, lo que origina conflictos con los nuevos entrantes. Urge buscar una alternativa, que bien podría pasar por un sistema de ‘compensación de costes de transición a la competencia’, en el que una parte de la tarifa cobrada, como el IVA del servicio, se destine a un fondo que palíe los gastos en que incurrieron los taxistas para hacerse con su cartilla. De esta forma, se preservaría la seguridad jurídica para ambas partes ante un cambio en las reglas del juego que se ha producido a mitad del partido.

Es preciso subrayar que Cabify subió sus tarifas un día después de la huelga de taxis. La compañía rebaja el precio del trayecto mínimo pero añade un coste adicional si la demanda del servicio es alta y sube su tarifa por kilómetro en los trayectos cortos. Es curioso que en esta polémica, los taxistas asturianos hayan permanecido al margen de la protesta contra Uber y Cabify y no hayan secundado la huelga, dando una imagen de total normalidad en un día que dejó sin servicio a Madrid.

Para no variar, voy a terminar mencionando el inevitable tema catalán: las ventas del comercio minorista se desplomaron un 3,9% en Cataluña en octubre. El retroceso fue más del triple que la caída del 1,2% registrada de media en toda España.

Quisiera dejar buen sabor de boca en el lector, con una buena noticia, al menos para mí. El incremento del gasto en cultura: esa es la mejor parte de la noticia. El gasto en cultura de los hogares españoles crece un 7%, hasta los 764 euros.  Las plataformas de televisión, tratamiento de la información e Internet se llevan la mayoría del gasto. Esa es la parte mala; que no es en libros o entradas de teatro. Cada español gastó 306,7 euros en Cultura en 2016. Los hogares españoles gastaron una media de 764,4 euros en cultura durante 2016, un 6,9 por ciento más que en el ejercicio anterior, mientras que cada persona gastó el pasado año 306,7 euros, un 18 por ciento más que en 2015, hasta alcanzar un total de 14.099,4 millones de euros, lo que supone el 2,7 por ciento del total de gasto de bienes y servicios, según el Anuario de Estadísticas Culturales 2017 que elabora el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y que ha publicado este lunes 27 de noviembre. El mayor destino del gasto de los hogares españoles en este sector fue en cuotas de plataformas de televisión y radio, tratamiento de la información e Internet (47,9%), seguido de libros y publicaciones periódicas (22,2%) y de servicios culturales (16,3%). De estos últimos, el mayor destino del gasto es acudir a espectáculos y al cine (12,4%). Por comunidades autónomas, los hogares madrileños son los que más gastan en bienes y servicios culturales (357,2 euros por persona), seguidos de Aragón (336,9 euros), Navarra (335,8 euros), Cataluña (334,1 euros), Asturias (332,7 euros), País Vasco (329,3 euros), Baleares (324,3 euros) y La Rioja (309,1 euros).

Por otro lado, este anuario recoge también la Encuesta de Hábitos y Prácticas Culturales en España, cuyos resultados de la edición 2014-2015 indican que las actividades culturales más frecuentes en términos anuales son escuchar música, leer e ir al cine, con tasas del 87,2, el 62,2 y el 54 por ciento, respectivamente, seguidas por la visita a monumentos, que realiza cada año un 41,4 por ciento de la población, la asistencia a museos o exposiciones, 33,2 por ciento y 23,8 por ciento respectivamente, o la asistencia o acceso por Internet a bibliotecas, el 25,6 por ciento.

En una versión u otra, lo importante, a mi juicio, es seguir invirtiendo en cultura. Es una inversión que siempre sale rentable. Al menos, para mí.

SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA ASOCIADA A LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.