Los riesgos ecónomicos del procés

Ha sido la pasada una semana de subidas generalizadas de las bolsas europeas motivadas por el optimismo sobre el control de la expansión del coronavirus tras las medidas adoptadas por las autoridades chinas, incluyendo nuevos estímulos económicos. Los inversores siguen expectantes a la evolución del coronavirus y sus implicaciones en el crecimiento económico mundial. También era una semana donde conocíamos numerosas publicaciones de resultados, que acaparaban parte de la atención del mercado. A nivel sectorial, todos los sectores terminaban en positivo con fuerte rebote de tecnología y banca. En los mercados de deuda, veíamos una subida generalizada de las TIRs. Por su parte, el petróleo cerraba la semana con fuertes caídas (niveles 55$/b Brent) siendo de los más afectado (junto con otras commodities) desde la alerta del coronavirus. En lo relativo al coronavirus, continuaba la alerta por la escalada de la cifra de afectados del coronavirus como principal catalizador de los mercados. La cifra de infectados superaba ya las 30.000 personas. Durante la semana, las autoridades chinas sorprendían tomando medidas para contrarrestar efectos, sobre todo por el timing, añadiendo tanto estímulos monetarios como ofreciendo ayudas para que la producción de bienes vitales se reinicie con la mayor celeridad posible. Estas medidas relajaban a los mercados, expectantes de los impactos que puede tener el virus en el crecimiento económico mundial. El viernes, el fallecimiento de uno de los médicos que alertó al mundo de la virulencia y gravedad del virus, volvía generar un sentimiento negativo en el mercado. No obstante, parece que el número de nuevos contagios empieza a disminuir desde los últimos dos días.

En lo relativo a la política estadounidense, el Senado absolvía a Trump en el proceso de impeachment con un apoyo de 52-48, gracias al férreo respaldo de los senadores republicanos, donde únicamente Mitt Rommey votó a favor del impeachment. Se zanja así el tercer juicio político a un presidente en EE.UU. Por otro lado, tras los problemas de recuento en las primarias demócratas de Iowa se confirman los malos resultados del favorito en los sondeos de opinión, Joe Biden. Así, el candidato más moderado quedaba cuarto en la liza, por detrás de Buttigieg, Sanders y Warren. Será preciso estar atentos a la semana que viene en las primarias de New Hampshire y a finales de mes en Nevada y Carolina del Sur

A efectos de política monetaria, por parte del BCE, quisiera yo subrayar que se apunta a que uno de los puntos candentes de la revisión estratégica que está llevando a cabo la autoridad monetaria está en los precios inmobiliarios, ya que es una variable clave en la percepción de los agentes del nivel de inflación y del efecto riqueza, y una de las grandes diferencias de Europa vs EE.UU. en la medición de precios. Así, se teme que la inclusión de este componente en los precios (obviando las dificultades que se ven en su implentación) podría dar una medición de inflación más cercana al objetivo del BCE y dejando sin justificación a todo el estímulo monetario que se está inyectando y que está provocando el fuerte repunte de precios del real estate.

Una novedad relativa a esta agencia de calificación, es que Moody’s prevé tipos reales negativos en la zona euro hasta 2025.

La búsqueda de rentabilidad a costa de mayor riesgo puede suponer un riesgo para la estabilidad financiera a futuro. El entorno actual de tipos bajos de interés va a prolongarse en el medio plazo pero los también bajos niveles de inflación que se esperan dibujan un horizonte de tipos reales negativos para la zona euro durante los próximos cuatro o cinco años, según avanza la agencia de calificación Moody’s. En sus previsiones, Moody’ s apunta a que los tipos de interés reales se mantendrán en niveles históricamente bajos a nivel global durante varios años y, en el caso de la zona euro, persistirán en el terreno negativo. Moody’s confía en la expansión económica y en la recuperación gradual de la inflación, si bien en la zona euro seguirá anclada en un nivel entre el 1% y el 2%, lo que determinará los tipos reales negativos.  Para la deuda estadounidense, Moody’s calcula que el tipo de interés real en el largo plazo pase del 0% actual a alrededor del 1,5% en un horizonte de cuatro o cinco años y asumiendo unas expectativas de inflación del 2%. La persistencia en el tiempo de tan bajos tipos de interés tiene importantes implicaciones en el coste de financiación, en las políticas de los bancos centrales y en la asunción de riesgos por parte de la industria financiera. Así, según advierte Moody’s, la constante pérdida de rentabilidad real va a continuar impulsando a las gestoras a buscar rendimiento en activos de riesgos, lo que puede generar preocupaciones para la estabilidad financiera en el futuro si el entorno económico cambia.  Además, factores de carácter más estructural como el envejecimiento de la población o el declive del ritmo de crecimiento económico o la compra de activos a gran escala por parte de los bancos centrales y la escasez de activos seguros de alta calidad contribuyen a prolongar el entorno de bajos tipos de interés.

Tras el Brexit, nos encontramos con que Johnson pide a la UE un acuerdo comercial sin tener que cumplir sus normas, lo cual, a mí personalmente, no me sorprende.

Dos días después de consumada la ruptura del Reino Unido con la Unión Europea, ambas partes han comenzado la batalla sobre su futuro acuerdo comercial, con 11 meses por delante que pueden provocar el temido Brexit duro si no hay un acuerdo antes del 31 de diciembre, cuando expira el acuerdo provisional que evitó una ruptura abrupta el sábado. El pesimismo sobre las negociaciones ha provocado que la libra cotice con caídas. Boris Johnson ha asegurado en un discurso que Reino Unido ya ha elegido: quiere un acuerdo similar al que la Unión mantiene con Canadá, es decir, permitiendo el comercio pero sin que el país tenga que seguir las normas comunitarias. «Hemos elegido, queremos un tratado de libre comercio similar al de Canadá pero, en el improbable caso de que no tengamos éxito, entonces nuestro comercio tendrá que estar basado en el actual acuerdo de retirada de la UE», ha afirmado. La Unión Europea (UE) ha ofrecido al Reino Unido negociar para la futura relación entre ambas partes un acuerdo comercial «altamente ambicioso» sin aranceles ni cuotas para todos los bienes que entren en el mercado único. «Estamos preparados para ofrecer un acuerdo comercial altamente ambicioso como el pilar central de esta asociación, incluidos cero aranceles y cero cuotas en todos los bienes que entren en nuestro mercado único de 450 millones de personas», declaró el negociador comunitario para la relación con el Reino Unido tras el Brexit, Michel Barnier, durante una rueda de prensa. El político francés presentó ante los medios de comunicación  la propuesta de directrices de la Comisión Europea para la negociación con Londres en los próximos meses. Una incógnita es hasta qué punto Johnson quiere un acuerdo con la UE; parte de su partido preferiría cortar todos los lazos, y el equipo de Johnson rechazado con firmeza las que considera demandas injustas por parte de la UE. El punto de fricción principal es si Gran Bretaña debe firmar las regulaciones del mercado único del bloque, a cambio dar acceso a los productos británicos a un mercado de 450 millones de personas. «No es necesario que un acuerdo de libre comercio implique aceptar las normas de la UE sobre política de competencia, subsidios, sociales protección, el medio ambiente, o cualquier cosa similar», afirmó Johnson. Los funcionarios británicos quieren que la UE trate al Reino Unido como un igual en las negociaciones. La UE ha ofrecido a Gran Bretaña la posibilidad de elegir entre el acuerdo al estilo de Noruega (pertenencia al mercado único que requeriría mantener las regulaciones de Bruselas), o un libre comercio al estilo canadiense, opción preferida por Londres. Johnson quiere exhibir que estaría dispuesto incluso a una relación aún menos estrecha, bajo las normas de la OMC y aranceles sobre la mayoría de las mercancías y solo se pactarían procesos para reducir algunos obstáculos reglamentarios.

En lo relativo al titular del blog en el día de hoy, Brookfield cita el ‘procés’ como un riesgo para su negocio. El mayor fondo de infraestructuras menciona a España en su nuevo vehículo. Aunque a millones de kilómetros de distancia, los grandes fondos internacionales también observan con preocupación los vaivenes de la política española. Brookfield ha mencionado el proceso independentista iniciado en Cataluña como uno de los riesgos para su negocio en el folleto para el lanzamiento de un nuevo vehículo que ha remitido a la SEC en estos días.

En concreto, y dentro del apartado de riesgos, el mayor fondo de infraestructuras del mundo menciona la inestabilidad en la Unión Europea. Un apartado en el que menciona a España en dos ocasiones. Por un lado, en el grupo de países (junto a Austria, Bélgica, Chipre, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Portugal u Ucrania) en los que una ralentización más acusada de lo esperado en el crecimiento económico o un incremento en los niveles de deuda pública. En este sentido, Brookfield también alerta de las recetas que han aplicado los Gobiernos europeos para solventar este tipo de situaciones, fundamentadas en la austeridad. En su opinión estas «pueden no tener los resultados deseados». Teme que provoquen revueltas sociales que terminen por dañar la rentabilidad de sus activos. El otro aspecto sobre los que el gigante de la inversión llama la atención es sobre los movimientos independentistas en Cataluña y Escocia. Según este documento, estos acontecimientos, así como las posibles respuestas de los Gobiernos de Madrid y Londres «pueden crear inestabilidad e inseguridad en la región». «Además, la política nacional de estos países de la Unión Europea ha sido impredecible y está sujeta a la influencia de grupos políticos disruptivos. Los gobiernos de los países de la UE pueden estar sujetos a cambios y estos países pueden experimentar agitación social. Eventos políticos y sociales inesperados en estos países pueden provocar cambios repentinos y pérdidas significativas para nuestras inversiones», reza el documento, en alusión a la situación política española.

El otro evento geopolítico del que advierte Brookfield es el Brexit. Afirma que el referendum ha introducido «inestabilidad» en los mercados financieros, así como las negociaciones entre Bruselas y Londres para las futuras relaciones de las dos partes. El fondo afrontará riesgos asociados con la potencial inestabilidad y las consecuencias de la situación que siga al Brexit. incluyendo la volatilidad en las divisas y los tipos de interés. También alerta de la inestabilidad jurídica que se puede derivar del nuevo estatus que adquieran la UE y el Reino Unido. Y que este vacío jurídico –sobre cómo regulará el Gobierno británico espectos reglados por diversas directivas europeas– es donde el fondo teme consecuencias negativas para sus participadas. A corto plazo, el documento prevé que los mercados financieros experimenten un alza de la volatilidad, también en países de fuera de Europa. Afirma que no puede cifrar el efecto concreto en el corto plazo, pero que en el largo plazo trabajan con la hipótesis de un largo tiempo de inestabilidad política, regulatoria y comercial.

Indudablemente ambos procesos suponen un riesgo que nuestras economías tendrán que encajar. Esperemos que lo logren de la mejor forma posible.

SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA VISITANTE DE LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE