Torpedeando la OPA al BBVA

En esta pasada semana ha destacado la noticia de que Trump prepara su próximo golpe económico con la legislación de ‘stablecoins’. Los defensores de estos activos dicen que la regulación federal otorgaría legitimidad a estas criptomonedas y que podrían servir como una forma más de inversión para los no expertos. El senador Bill Hagerty tiene preparado un nuevo marco legal para impulsar las denominadas ‘stablecoins’ o criptomonedas cuya cotización depende del precio de otros activos. Forma parte de la hoja de ruta prevista por el presidente de EEUU, Donald Trump para favorecer el desarrollo de las criptomonedas, una de las múltiples promesas de la campaña electoral. El proyecto de ley busca crear un entorno regulatorio predecible para las ‘stablecoins’, criptomonedas comercializadas que buscan ser menos inestables que las tradicionales basadas en modelos criptográficos y supervisión descentralizada basada en la denominada cadena de bloques (‘blockchain’). El precio de las ‘stablecoins’ suele estar vinculado a una cesta de divisas, dólar estadounidense incluido. Los defensores de estos activos dicen que la regulación federal otorgaría legitimidad a estas criptomonedas y que podrían servir como una forma más de inversión para los no expertos.

La legislación, denominada ley de Guía y Establecimiento de Innovación Nacional para las Stablecoins de EEUU (o ley Genius), describe las reglas para la emisión de pagos con ‘stablecoins’ y los requisitos para respaldar los pagos con moneda estadounidense, billetes de la Reserva Federal, letras del Tesoro y otros activos, según un borrador del proyecto de ley. Las monedas estables a menudo sirven como puente entre las criptomonedas y el sistema financiero tradicional. Una de las principales características de las criptomonedas típicas como el bitcóin y más en las menos utilizadas es su gran volatilidad: el precio del bitcoin era de 4.600 euros en 2020, subió a 56.000 a finales de 2021, se desplomó en diciembre de 2022 a 15.400, y volvió a subir hasta superar la barrera de los 100.000 euros en enero de este año. Algunos analistas apuntan a que podría revalorizarse hasta 200.000 euros, pero otros empiezan a dar por descontado un ajuste de entre el 40% y el 60% este mismo año. Esta volatilidad e incertidumbre puede ser un obstáculo para quienes buscan invertir o adentrarse en el mundo de las criptomonedas. Sin embargo, existe una categoría diseñada para mitigar esta incertidumbre: las ‘stablecoins’ o monedas estables.

¿Qué son las ‘stablecoins’?

Las ‘stablecoins’ son ‘tokens’ cuyo valor está asociado al de uno o varios activos es controlado a través de un algoritmo (una relación de equivalencia multivariable), lo que hace que su precio sea más estable que el de otras criptomonedas. El principal objetivo para crear una ‘stablecoin’ es tratar de dar refugio a los inversores en momentos de volatilidad. Puede estar referido a divisas o monedas ‘fiat’ (fiduciarias); ‘commodities’ o materias primas (oro, plata, café o cualquier otro activo cotizado); o activos criptográficos (otras criptomonedas, en forma de cestas, o cualquier otra referencia estable). Las ‘stablecoins’ pueden ser especialmente útiles como medio de pago y cobro en transacciones internacionales.

Cambiando de tercio y pasando a Europa, los mercados siguen descontando que el BCE acometerá dos o tres rebajas de tipos hasta junio, lo que los situaría en el 2,25% o el 2% antes de hacer una pausa. Teniendo en cuenta el estancamiento económico de Alemania, y los potenciales efectos de la citada guerra comercial, no son pocos los analistas que incluso auguran que caerán más allá de esa cota antes de acabar el año. Esa evolución del precio del dinero es gasolina para el euríbor. Tras rebajar la hipoteca media en cerca de 1.200 euros anuales al cierre del curso pasado, en febrero el ahorro podría ser incluso mayor. De mantenerse en la media actual, del 2,393%, sería de 1.300 euros para una hipoteca media (140.451 euros a pagar en 23 años, según los datos del Instituto Nacional de Estadística), contando con un diferencial de euríbor más un punto. Para este ejercicio las predicciones hablaban de nuevas bajadas. Enero ensombreció ese horizonte, pero entre los expertos que siguen sus progresos no cundió el pánico: apuntaban a que todo había sido un tropiezo, y no contemplaban un cambio de tendencia. Febrero ha empezado dándoles la razón: el lunes, la tasa diaria bajó del 2,519% al 2,436%, y el martes aumentó ligeramente el ritmo, al caer hasta el 2,35%. Solo en 25 ocasiones desde su creación en 1999 ha habido una rebaja mayor en un día. Y en los dos últimos años casi no hay precedentes de dos sesiones seguidas tan beneficiosas para los hipotecados: solo fueron superadas a mediados de marzo de 2023 y a comienzos de agosto de 2024. ¿Qué ocurrirá a partir de ahora? ¿Cuáles son las consecuencias? Los futuros apuntan a que este año el euríbor podría rondar el umbral del 2%, aunque esa cifra está sujeta a fluctuaciones si en el camino hay turbulencias inflacionistas. Otras predicciones son ligeramente menos optimistas. Bankinter calcula que cerrará 2025 en el 2,1%, CaixaBank Research en el 2,18% y Funcas en el 2,25%. Sea cual sea la cuantía final, la caída abre la puerta a que los hipotecados a tipo variable aumenten su ahorro, lo que de rebote anima el consumo al dejar más dinero en el bolsillo de los hogares.

En relación a las relaciones comerciales ante la posibilidad de aranceles, la UE promete una respuesta contundente si Trump pone aranceles arbitrarios.  «En este momento, no tenemos conocimiento de que se impongan aranceles adicionales a los productos de la UE», indicó un portavoz de la Comisión Europea esta pasada semana.

La Unión Europea que lamentó esta pasada semana la decisión de los Estados Unidos de imponer aranceles a Cánada, México y China, prometió responder con «firmeza» si sus productos también se ven afectados por medidas arbitrarias de la administración del presidente Trump.  «La UE respondería con firmeza a cualquier socio comercial que imponga aranceles de manera injusta o arbitraria a los productos de la UE», dijo un portavoz de la Comisión Europea. Trump firmó la semana previa tres órdenes ejecutivas con las que cumplía sus amenazas de imponer aranceles del 25 % a Canadá y México y del 10 % a China, unas medidas que entrarán en vigor el martes y a las que se espera que estos países respondan con represalias comerciales. Y el viernes pasado anunció que «por supuesto» aplicará aranceles a los productos de la UE. «En este momento, no tenemos conocimiento de que se impongan aranceles adicionales a los productos de la UE», indicó el portavoz del Ejecutivo comunitario. Recordó, por contra, que la relación comercial y de inversión de la UE con Estados Unidos es «la más grande del mundo» y advirtió de que «hay mucho en juego». Por ello, los Veintisiete y los Estados Unidos deberían considerar fortalecer esta relación, ya que las medidas arancelarias generalizadas aumentan los costos empresariales, perjudican a los trabajadores y a los consumidores, subrayó el portavoz comunitario. Argumentó además que los aranceles crean trastornos económicos innecesarios e impulsan la inflación, por lo que son perjudiciales para todas las partes. Para el club comunitario, los mercados abiertos y el respeto de las normas comerciales internacionales son esenciales para un crecimiento económico sólido y sostenible. La UE cree «firmemente» que los aranceles bajos impulsan el crecimiento y la estabilidad económica dentro de un sistema comercial sólido y basado en normas, concluyó el portavoz de la Comisión. La Unión Europea y los Estados Unidos mantienen la más amplia relación bilateral de comercio e inversión y la relación económica más integrada del mundo. En conjunto, representan casi el 30 % del comercio mundial de bienes y servicios y el 43 % del PIB mundial. En 2023, el comercio transatlántico de bienes y servicios fue superior a 1,5 billones de euros (1,53 billones de dólares), según datos de la Comisión Europea.

En este mismo tema, China responde a Trump con aranceles del 10% al 15% a productos de EEUU. El gigante asiático estudia presentar una propuesta que evite la guerra comercial entre ambos países.

China ha reaccionado a los aranceles impuestos por el presidente estadounidense Donald Trump, con gravámenes del 10% al 15% a ciertos productos de Estados Unidos. Pekín también ha anunciado nuevos controles a las exportaciones de minerales clave y lanzó una investigación antimonopolio contra el gigante tecnológico Google, según recoge la agencia estatal Xinhua. Es su respuesta ante los aranceles estadounidenses a sus productos que entrarán en vigor a partir del 10 de febrero si no se congela la medida antes, tal y como ha ocurrido con México. Con todo, China estaría preparando una propuesta comercial para evitar la escalada. Trump retrasó el pasado lunes los aranceles a las importaciones de Canadá y México durante un mes después de hablar con sus respectivos dirigentes, pero aún no ha adelantado detalles sobre si implementará cambios en aquellos dirigidos a las importaciones chinas. El magnate adelantó que mantendrá conversaciones con responsables procedentes de China, por lo que es posible que también haya una pausa en esta medida. China ofrecerá en esta reunión aumentar las compras de bienes estadounidenses por valor de 200.000 millones de dólares en un período de dos años con el fin de reducir el actual déficit comercial, actualmente favorable a Pekín. China entiende que los aranceles anunciados por Trump son «una forma de ejercer presión», de ahí que su reacción fuese «sin demasiada contundencia», prometiendo represalias para «salvaguardar firmemente» sus derechos e intereses, además de presentar una demanda ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) por las «prácticas ilícitas» estadounidenses. La propuesta inicial de China se centrará en «restaurar el acuerdo comercial de 2020» y negociar sobre «qué productos puede comprar a Estados Unidos o qué inversiones puede realizar en ese país en sectores como baterías para coches eléctricos, además de prometer no devaluar el yuan o reducir las exportaciones de precursores del fentanilo. Pekín también incluiría en las negociaciones a la plataforma TikTok, si bien dejaría a los inversores de su empresa matriz, ByeDance, las negociaciones para «dividir el control de la aplicación al 50%» con socios estadounidenses. En este sentido, el presidente estadounidense ha anunciado la posibilidad de crear un fondo soberano que podría hacerse con la versión de TikTok en Estados Unidos. En su primera presidencia (2017-2021), Trump ya mantuvo una relación tensa con Pekín al imponer varias tandas de tarifas por valor de unos 370.000 millones de dólares anuales, a lo que China respondió con gravámenes a las exportaciones estadounidenses. En 2020, ambos países firmaron una tregua con un acuerdo preliminar que, no obstante, mantenía en vigor gran parte de los aranceles aplicados en sucesivas rondas. El acuerdo, que no se llegó a implementar, implicaba que China aumentaría las compras de productos estadounidenses en sectores como el agrícola.

Yendo a lo que destaco en el titular del blog en el día de hoy, está claro que Banco Sabadell está convencido que la opa no tiene sentido y que nadie va a canjear acciones para perder dinero. La entidad, que planta cara a BBVA con un beneficio récord de 1.827 millones y 3.300 millones en retribución, prevé que la operación concluya en junio.

El Sabadell gana un récord de 1.827 millones y eleva a 3.300 millones el pago al accionista para torpedear la OPA del BBVA. González-Bueno afirma que el banco ha devuelto su sede a Catalunya porque es «donde debe estar» e insiste en que la oferta de su rival no saldrá adelante. La entidad hará este año una recompra de acciones de 1.002 millones y eleva el dividendo el 246% para disuadir a sus propietarios de aceptar la propuesta de compra. El año pasado fue un ejercicio de máximos históricos de beneficios para la banca española gracias al retraso con que los recortes de los tipos oficiales se trasladan a su negocio y a la buena evolución de la economía. Al igual que muchos de sus competidores, el Sabadell obtuvo en 2024 el resultado más alto desde su fundación en 1881: ganó 1.827 millones de euros, un 37,1% más que los 1.332 millones de 2023, que también fueron un récord. Como había anticipado, el banco ha aprovechado la buena evolución del negocio para anunciar este viernes un aumento de la retribución que prevé brindar a sus accionistas como palanca para disuadirles de aceptar la oferta de compra (OPA) lanzada por el BBVA: ha elevado de 2.900 millones a 3.300 millones la cantidad con que espera remunerarles con cargo a los resultados de 2024 y 2025. Pese a ello, sus acciones están cayendo en bolsa en torno a un 1%. Su consejero delegado, César González-Bueno, le ha quitado importancia. «Un 1%, después de multiplicar por ocho nuestro valor bursátil desde 2021, no nos puede poner nerviosos», ha afirmado antes de achacar el descenso a la salida de los «pocos» inversores especulativos a corto plazo que tenía el banco. El ejecutivo, en esta línea, ha insistido en su idea de que la OPA no saldrá adelante con el argumento de que el Sabadell vale más tanto instrínsecamente como en bolsa de lo que ofrece el BBVA y puede generar más valor a sus accionistas si sigue en solitario: «A este precio esta operación no tiene sentido porque nadie va a cambiar sus acciones para peder dinero».El banquero, asimismo, ha evitado precisar si la reciente vuelta de la sede del banco de Alicante a Sabadell se ha debido a la normalización política en Catalunya tras la llegada de Salvador Illa a la Generalitat y a la OPA. «Estamos donde debemos estar llamándonos Banco Sabadell», ha argumentado tras afirmar que el traslado no ha provocado ningún impacto comercial positivo o negativo en la comunidad y el resto de España, así como que el banco mantuvo «conversaciones con todo el mundo y a todo el mundo le ha parecido bien». González-Bueno también ha refutado algunas de las valoraciones sobre el proceso de la OPA apuntadas recientemente por el presidente del BBVA, Carlos Torres. Así, ha calculado que el periodo de aceptación de la oferta no comenzará hasta junio, al tiempo que ha negado que la cláusula legal que permite al Gobierno modificar las condiciones que previsiblemente imponga la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) a la OPA establezca que solo puede suavizarlas. «La oposición a esta OPA no es política, es social, y eso lo que ha hecho es reconocerlo la opinión política de derechas, izquierdas y nacionalista», ha remachado, confiando veladamente en que el Ejecutivo pueda echar al traste la oferta del BBVA. El Sabadell ha concretado cómo comenzará a cumplir su compromiso, anunciado antes de la OPA, de distribuir a sus propietarios el exceso de capital que genera por encima de su objetivo autoimpuesto del 13%. Como se esperaba, será mediante una recompra y amortización de acciones extraordinaria por valor de 755 millones de euros, que se sumará la reactivación del importe pendiente (247 millones) del programa de recompra que tuvo que paralizar el año pasado por imperativo legal a causa del lanzamiento de la OPA. Además, el banco ha anunciado un segundo dividendo a cuenta de los resultados de 2024 de 12,44 céntimos de euro por acción. Sumados a los ocho céntimos pagados en octubre como anticipo, el dividendo total del año asciende a 20,8 céntimos, un 246% superior a los seis céntimos pagados en 2023.

El desembolso total en dividendos será de unos 1.100 millones, lo que equivale a repartir a los accionistas el 60% del beneficio del banco, el máximo de la banda que fija su política de dividendos (entre el 40% y el 60%) y frente al 50% de 2023. Además, la entidad ha anunciado que el dividendo de 2025 será «igual o superior» al del año pasado, además de que prevé pasar a pagar dos dividendos adelantados (a finales de agosto y diciembre), en lugar de uno como hasta ahora (octubre). Sumando recompras y dividendos, el banco remunerará a sus accionistas con unos 2.100 millones contra los resultados de 2024, frente a los 666 millones de 2023, lo que implica que contra los resultados de 2025 prevé repartir al menos otros 1.200 millones en dividendos y recompras (un nivel que espera mantener en el futuro) para alcanzar los 3.300 millones anunciados. Esos 2.100 millones, ha resaltado González-Bueno, equivalen al 16% de su valor bursátil, frente al 8% que suponen los 5.027 millones anunciados por el BBVA.

El Sabadell, además está preparando un plan estratégico para probar que será más rentable sin el BBVA.

La nueva remuneración se someterá a aprobación en la próxima junta de accionistas de la entidad, que se celebrará el próximo 20 de marzo. Será la primera en ocho años que tendrá lugar en Catalunya. Como también adelantó este diario, el banco ha anunciado que presentará sus previsiones financieras hasta 2027 con posterioridad a los resultados del primer trimestre y antes de que pueda comenzar el periodo de aceptación de la OPA para que los «accionistas, antes de tomar su decisión, conozcan los planes de Sabadell y BBVA». De momento ya ha adelantado que prevé que su rentabilidad, que subió al 14,9% el año pasado, baje al 14% en 2025 (el nivel de 2024 sin resultados extraordinarios, lo que implica que el beneficio del año será previsiblemente menor al del pasado ejercicio) y se sitúe por encima de ese nivel en 2026. Pese a ello, el banco confía en que su mayor retribución al accionista haga fracasar la OPA. «En 2024, hemos triplicado el dividendo en efectivo, y en los próximos 13 meses, los accionistas tendrán una retribución equivalente al 22% del valor de sus acciones. Ninguno de los grandes bancos en España tiene previsto entregar una proporción similar», ha defendido su presidente, Josep Oliu, en una nota. La mejora del resultado anual del Sabadell vino en primer lugar por la subida de los ingresos básicos por intereses cobrados menos pagados (6,3%, que hubiera sido del 5,5% sin extraordinarios). Dicho aumento fue propiciado tanto por el alza del saldo de crédito (4,7%), como por la desigual traslación del elevado nivel de los tipos de los últimos años a los préstamos y depósitos, así como por la manera muy progresiva en que los recortes de tipos pasan al negocio. Así, el tipo medio pagado por sus clientes por el crédito subió en un año del 4,2% al 4,37%, mientras que la remuneración abonada por los depósitos se mantuvo en el 1,21%, con lo que la diferencia a favor del banco aumentó de 2,99 a 3,16 puntos porcentuales (3,07 sin los intereses de demora extraordinarios que recibió por una sentencia favorable en el Reino Unido), frente al punto porcentual en que han caído los tipos oficiales y los en torno a 1,4 puntos en que ha descendido el euríbor. Para 2025, el banco prevé mantener ese diferencial por encima del 3% de nuevo. También han ayudado a la mejora de los ingresos básicos otras medidas que los bancos han tomado para protegerse de las bajadas de tipos, como la compra de deuda pública. Pese a la prevista caída de las comisiones (-2,1%, frente al -3% previsto) y el mayor pago del ‘impuesto’ a la banca (192 millones, un 20% más que en 2023, que bajarán a 140 millones en 2025) los ingresos totales crecieron el 8,1%. El menor crecimiento de los gastos (2,3%) y el fuerte descenso de las provisiones (-21,6%) explican que el resultado final subiese el 37,1%. El capital bajó ligeramente del 13,19% al 13,02% por la citada recompra extraordinaria de acciones (equivalente a 1,02 puntos), la rentabilidad creció del 11,5% al 14,9% (14% sin extraordinarios) y la morosidad bajó del 3,52% al hasta el 2,84%.

En otro orden de cosas, y dejando el tema bancario, las gasolineras ‘low cost’ alcanzan ventas récord y asestan otro golpe al negocio de los gigantes Repsol, Moeve y BP. El dominio histórico de las grandes petroleras se tambalea y sus cuotas de mercado se desangran hasta mínimos inéditos, ya con apenas un 40% del negocio, por el empuje de las redes de bajo coste de Plenergy, Petroprix o Ballenoil.

El sector de las gasolineras está viviendo una transformación histórica. Las redes de estaciones de servicio de bajo coste se han embarcado en una expansión continua en España y están consiguiendo provocar un terremoto a base de arrebatar clientes a las grandes petroleras como Repsol, Moeve (antigua Cepsa), BP, Galp o Disa/Shell y también a las gasolineras vinculadas a las grandes redes de supermercados como Carrefour, Alcampo o Eroski. Las gasolineras automáticas, cuyo gancho comercial es ofrecer el combustible a precios relativamente más bajos que los de sus grandes rivales, aceleraron su crecimiento de ventas hasta niveles récord el año pasado a costa de golpear el dominio histórico de los gigantes tradicionales del sector, que están reaccionando a la sacudida con estrategias diferencias para blindar su rentabilidad actual y futura. Las mayores redes de estaciones de servicio automáticas, como Plenergy (antigua Plenoil), Ballenoil o Petroprix, siguen creciendo y controlaban ya un 18% del negocio en España al cierre de 2024, tras duplicar su cuota de mercado en apenas dos años, según los datos que manejan las compañías del sector. El resto de gasolineras de bajo coste independientes o de marcas blancas también siguen creciendo y concentran por primera vez más de un 17% de las ventas del sector. En total, las estaciones ‘low cost’ han tomado el control de más de un 35% del negocio en España, cuando en 2022 apenas conseguían concentrar una quinta parte de las ventas de combustibles. La expansión de las gasolineras de bajo coste se está ejecutando a costa de robar negocio a los grandes rivales. Los gigantes Repsol, Moeve, BP, Galp y Disa cerraron el año pasado con una cuota de mercado conjunta por debajo del 42%, tras una fuerte caída en los últimos dos años (al cierre de 2022 aún dominaban casi el 50% del sector). Y las redes de gasolineras vinculadas a hipermercados, como las de Carrefour, Eroski, Alcampo o Bonárea, también pierden peso y su cuota de ventas ha caído hasta el 18%, casi cuatro puntos menos en dos años y empatando ahora con las grandes ‘low cost’. Las gasolineras ‘low cost’ e independientes avanzan hasta cuotas de mercado récord tras el bache que sufrieron durante la crisis energética, provocado por la cruenta guerra de descuentos que lanzaron las grandes petroleras en plena escalada de los precios de los combustibles. Los gigantes nacionales sacudieron el mercado aplicando a sus clientes rebajas adicionales a los 20 céntimos por litro obligatorios fijados por el Gobierno, con lo que desbarataron el principal baluarte comercial de las redes de bajo coste al ofrecer combustibles incluso a precios inferiores a los de las gasolineras ‘low cost’. Con el fin de los descuentos agresivos al diluirse la crisis energética, las gasolineras independientes han vuelto a ganar peso, y lo están haciendo con fuerza. Las redes de gasolineras de bajo coste, las que han disparado su expansión en los últimos años, tienen como principal reclamo comercial -casi único- ofrecer gasolina y diésel más baratos. El precio de venta al público de las compañías ‘low cost’ es generalmente entre un 10 y un 15% más barato que el de sus rivales tradicionales, según los continuos informes sectoriales de la CNMC y también los de asociaciones de consumidores. Las estaciones ‘low cost’ se caracterizan por haber desplegado una estructura de costes reducida al mínimo (incluida la falta de personal comercial, obligando al autoservicio total al conductor), con instalaciones sencillas por lo general en ubicaciones que no son premium y en las que sólo se distribuye combustible sin más servicios extra. En un sector que mueve en torno a 40.000 millones de euros al año, las redes de estaciones de servicios tradicionales de las grandes petroleras siguen siendo líderes, pero no dejan de perder fuelle. El ‘boom’ de las estaciones de servicio alternativas ha provocado un terremoto comercial en el sector que está obligando a reaccionar a las grandes petroleras activando estrategias diferenciales y que, a la vez, está desatando movimientos corporativos. En poco más de un año, Moeve ha absorbido Ballenoil; los fondos Portobello y Tensile han tomado el control de Plenergy; y la italiana Eni ha cerrado la compra de Atenoil. Las petroleras tradicionales están reaccionando a los cambios en el mercado. Repsol se ha lanzado a transformar su red de gasolineras con el objetivo de convertirlas en grandes puntos comerciales multienergía (con combustible, biodiésel, recarga eléctrica, autogás…) y multiservicio (de alimentación, de mensajería…). Moeve, en cambio, optó por competir a la vez en los dos modelos de negocio con una estrategia de doble marca. El grupo va a transformar su red de más de 1500 estaciones para cambiar la marca a MOEVE y centrarse en segmento premium, con cada vez más productos y más servicios para el conductor. Pero con el mercado partido en dos, Moeve también decidió no renunciar al cliente que busca sólo precios más bajos y ha irrumpido de lleno en el negocio ‘low cost’ con la compra de Ballenoil en un movimiento que supuso un terremoto para el sector.

La economía está complicada, para las economías domésticas sobre todo, y lo que hacen es buscar alternativas mejores. Pura racionalidad económica.

SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA Y CONTABILIDAD DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA VISITANTE DE LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.