Euro digital en camino

En esta pasada semana, las bolsas mundiales han recibido al alza la decisión de Trump de suavizar su postura sobre Powell y China. El presidente estadounidense se mostró optimista sobre la posibilidad de llegar a un acuerdo con el gigante asiático para reducir los aranceles a los productos chinos, actualmente situados en el 145%. En efecto, las bolsas mundiales han recibido con optimismo que Trump haya suavizado su posición sobre dos temas candentes en las últimas dos semanas: la posible destitución del presidente de la Reserva Federal (Fed, por sus siglas en inglés), Jerome Powell, y la desescalada arancelaria entre Estados Unidos y China. Las principales plazas europeas han cerrado la semana pasada al alza impulsadas por el posible acercamiento entre Estados Unidos y China. Francfort ha finalizado la sesión con un alza del 3%, París ha ganado un 2,18%, Londres ha conseguido un alza del 0,90% y Milán ha subido un 1,41%. El Euro STOXX 50 ha finalizado con una subida del 2,67%. El Ibex 35 ha seguido el mismo paso que sus vecinas, pero no al mismo ritmo.

En Asia, la mera posibilidad de recortar los aranceles del 145% impuestos sobre sus productos animó a las bolsas: Japón cerró con una subida del 1,89% mientras que Hong Kong ganó un 2,37%. Sin embargo, el principal índice bursátil de China, el CSI 300, finalizó con un alza del 0,077%.

Sin «intención» de destituir a Powell

Siguiendo con Trump, este ha matizado sus palabras de los días anteriores sobre Powell asegurando que no tiene la «intención» de despedir al presidente de la Fed en el corto plazo. En cambio, ha culpado a la prensa por malinterpretar sus palabras, algo que también habían entendido los inversores. Sus ataques hacia Powell comenzaron hace una semana, cuando advirtió del posible aumento del riesgo de una inflación persistente si la Fed tomaba la decisión de seguir rebajando los tipos de interés. Trump, por su parte, ha insistido en seguir rebajando las tasas. En su plataforma, Truth Social, escribió que «el señor ‘Demasiado Tarde’ debería haber bajado los tipos de interés, como hizo el BCE, hace mucho tiempo, pero desde luego debería bajarlos ya. ¡No llega lo suficientemente pronto su destitución!». El presidente de la Fed ha evitado el asunto mientras ha defendido la independencia del organismo, algo que ha quedado en entredicho en los últimos días. “Me gustaría ver que él (Powell) es un poco más activo en términos de su idea de bajar las tasas de interés”, dijo Trump en un evento de proclamación del nuevo presidente de la SEC. “Es un momento perfecto para bajar las tasas de interés”.

En otro orden de cosas, el oro dobla el precio de antes de la irrupción de la pandemia. Parece el único refugio real que queda como inversión.

El precio del oro cosecha dos nuevos hitos en su historial de récords. La onza alcanzó puntualmente los 3.500 dólares por primera vez desde que el metal precioso cotiza en los mercados y dobla su precio respecto a los niveles previos a que estallara la crisis de la pandemia del coronavirus en marzo de 2020. El mercado pasó por muchos vaivenes en los últimos cinco años, pero el oro se mantuvo como gran refugio para los inversores desde entonces y cobra mayor protagonismo desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Se pueden contar muchas historias en los últimos cien años y el oro tiene su particular relato de qué ha pasado en los mercados financieros desde que existe la posibilidad de proteger una inversión en tiempos de incertidumbre. El inversor encontró habitualmente cobijo ante las turbulencias del mercado en el oro, el dólar estadounidense y los bonos estadounidenses. Hay más opciones de refugio, pero estos tienen mayor acogida desde que Estados Unidos se alzó como potencia mundial tras la Primera Guerra Mundial y desde que los bancos centrales abandonaron el patrón oro en favor de una divisa de respaldo (moneda de reserva) en donde el dólar estadounidense se encumbró como la referencia para el mercado. El valor actual refuerza esta cuestión.

Yendo a lo que destaco en el titular del blog en el día de hoy, el BCE calcula que el euro digital sustituirá a 5 de cada 10 euros en efectivo. Por su parte, la Fed se ha comprometido ya a no desarrollar un dólar digital después de que Trump firmara una orden ejecutiva que promueve las criptomonedas. El Banco Central Europeo (BCE), que trabaja en la implantación del euro digital acuciado por los planes monetarios del presidente estadounidense Donald Trump con criptoactivos, cree que la implantación de esta divisa digital conllevará la retirada de 5 de cada 10 euros físicos en circulación. Esta es la principal conclusión del último informe del organismo, que, al contrario que otros bancos centrales, como la Reserva Federal estadounidense (Fed), trabaja desde hace años para poner en marcha este medio de pago. La Fed se ha comprometido ya a no desarrollar un dólar digital después de que el presidente Trump firmara una orden ejecutiva que promueve las criptomonedas y con la que busca convertir al país en el líder mundial en lo que concierne a activos digitales, al tiempo que prohíbe el establecimiento de una moneda digital del banco central (CBDC, en inglés). El BCE va por otro camino, como ha destacado esta semana el miembro del comité ejecutivo Piero Cipollone, que defiende el proyecto como una cuestión de soberanía estratégica y plantea el euro digital como un nuevo pasivo monetario, además de los billetes y las reservas de los bancos comerciales, que no tendría por qué aumentar el balance de los bancos centrales. Los efectos de la emisión de divisas digitales dependerán no sólo de cómo estén diseñados, sino de que sean atractivos para los consumidores, para lo cual los bancos centrales deben trabajar en la remuneración, los límites de tenencia o los criterios de acceso. El impacto neto de la digitalización en el tamaño de los balances, indica el informe, también podría ser negativo, ya que el número de billetes en circulación podría disminuir y las características de diseño de las CBDC (son las siglas en inglés de Central Bank Digital Currency, que se traduce como Moneda Digital de Banco Central, el euro digital en el caso de la zona euro), podrían limitar su adopción como reserva de valor. Ello implica que el balance no se modificaría, sino que sería más bien una «sustitución» de unos activos por otros, ya que la demanda de euro digital conllevará la caída de billetes en circulación y de los depósitos bancarios, junto con un incremento en los activos del balance del BCE por otras vías. La cantidad real de CBDC en circulación en la zona del euro estará determinada por la demanda de los hogares, al igual que esta determina la cantidad de billetes en circulación.

Con esta premisa, el BCE calcula que de cada 10 euros digitales que se emitan se retirarán de la circulación 5 euros físicos y los depósitos bancarios perderían 3. El BCE ha tenido en cuenta tres escenarios posibles, en función de si la demanda es baja, media o alta: en el primer caso, la caída de billetes sería de 15.000 millones; en el segundo, de 125.000; y en el tercero, de 256.000. El cálculo del BCE también incluye las monedas, que cuantitativamente son mucho menos relevantes que los billetes. En diciembre de 2023, había 1.567.200 millones de euros en billetes y 33.500 millones de euros en monedas denominadas en euros en circulación, según las estadísticas del propio organismo. Entre los principales riesgos de la adopción del euro digital figuran los reputacionales y los derivados de la dependencia de la nueva moneda de insfraestructuras e instalaciones muy susceptibles de sufrir ciberataques. En este sentido, el informe recuerda que el Banco de Pagos Internacionales ha puesto en marcha el ‘Proyecto Polaris’ para apoyar a los bancos centrales en el diseño, la implementación y la operación de sistemas de CBDC seguros y resilientes, para «mitigar los riesgos operativos, legales y reputacionales que enfrentan debido a ciberamenazas o fallos operativos».

En el ámbito nacional y bancario, señalar que el Sabadell estudia alegar a la CNMC mantener la cuota de crédito a todas las pymes con el 20% de la financiación en ambas entidades. La compañía que preside Josep Oliu presentará su nuevo plan estratégico cuando la incertidumbre del mercado se serene y antes de que empiece el período de canje de la opa del BBVA. Y en efecto, la opa hostil de BBVA con Sabadell sigue avanzando. Esta semana ha acabado el plazo para presentar la documentación al segundo test de mercado planteado por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) sobre la oferta de compra lanzada por el BBVA en mayo del año pasado. La información recibida tiene carácter confidencial, pero entre las alegaciones contempladas por el Sabadell se encuentra el mantener la cuota de crédito a todas las pymes que tengan el 20% de su financiación en alguna de las dos entidades o con la suma de ambas. En este segundo test para garantizar la competencia, la CNMC avanzó a los encuestados algunas de las condiciones mejoradas por el BBVA en las últimas semanas. BBVA propone separar el crédito a corto plazo (a menos de un año), lo que se llama el circulante, para mantener los volúmenes y las condiciones -que no las cuotas- que tenga el Sabadell. El circulante es cerca del 20% del crédito total. El 80% restante es crédito a medio y largo plazo, donde se plantea mantener el préstamo a todos aquellos que el 100% de su cuota sea de la suma de BBVA y Sabadell. Desde la entidad catalana calculan que en esa situación se encontrarían un 5% de las empresas, que suman un 1% del volumen de crédito; ya que se ha excluido previamente a todos los autónomos y a todas las empresas que facturen entre 50 y 100 millones de euros. En los planteamientos del Sabadell se argumentaría que una negociación no se hace sobre el circulante o sobre el medio y largo plazo, sino que se hace sobre el conjunto del crédito para no alterar volúmenes ni condiciones. De este modo, la entidad catalana considera que, en caso de integración, hay que olvidarse del corto, medio o largo plazo y mantener la cuota de crédito a todas aquellas empresas que dependan en un 20% de la financiación conjunta de ambos bancos. Es decir, todas aquellas que tengan una quinta parte de su deuda con alguna de las dos entidades o con ambas. Además, en su opinión, hay que incluir a los autónomos y a las empresas que generan un volumen de negocio de entre 50 y 100 millones de euros, aunque la definición oficial de pyme en la Comisión Europea sea la de empresas que facturen hasta 50 millones. Con todo, el consejero delegado del Banco Sabadell ha manifestado en diversas ocasiones en estas últimas semanas que sería «muy lógico» que el BBVA renunciara a su oferta pública de adquisición del Sabadell a la vista de que «han cambiado muchas cosas».

Y para cerrar, algo que se puede considerar en parte buena noticia: los ‘ninis’ caen a su mínimo histórico, pero el paro y el abandono escolar les alejan de Europa. España cerró el año 2024 con 940.000 menores de 30 años que ni estudian ni trabajan, la menor cifra para un cuarto trimestre de la serie histórica. La tasa de ‘ninis’ queda así reducidos a un 11,8% de los jóvenes, frente al 12,6% de un año antes. Eso sí, la tasa supera la media de la zona euro y mantiene una importante brecha con el grupo que lidera Países Bajos, que registra apenas un 5%, según datos de Eurostat, que además revela una clara desaceleración en la mejora tras la pandemia. Las dos claves que lastran la evolución son el elevado desempleo juvenil y el abandono escolar, categorías en las que nuestro país sigue siendo el campeón europeo en este triste ranking.  La serie histórica de Eurostat, que se remonta a 2009, tras el estallido de la crisis financiera, alcanzó su máximo entre el cuarto trimestre de 2012 y el primero de 2013, cuando se superó el umbral del 23% de ‘ninis’, con 1,7 millones de menores de 30 años que ni estudiaban ni trabajaban. Desde entonces hasta 2019 el descenso ha sido intenso, interrumpido por un repunte en 2020. Sin embargo, superada la pandemia esta mejoría ha perdido empuje. La ralentización de la mejora se nota más entre los menores de 25 años que ni estudian ni trabajan. A cierre de 2024 había 540.000, el 9,9% de los españoles en esa franja de edad, un mínimo también para un fin de año y un porcentaje dos puntos inferiores a la del total de menores de 30 años. Eso sí, en 2023 se registraron trimestres con datos aún inferiores. En cualquier caso, los jóvenes entre 15 y 24 años suponen el 56,1% del total de los que ni estudian ni trabajan, el mayor porcentaje de la serie. Esto implica que la situación se concentra, cada vez más, entre aquellos que acaban de abandonar sus estudios (los hayan completado o no) y se lanzan al mercado laboral. A la hora de analizar el significado de estos datos, conviene recordar que el problema de los ‘ninis’ nunca ha sido demasiado bien entendido en España. Se identifica con jóvenes que dejan de estudiar y ‘pasan’ de buscar trabajo, pero lo cierto es que la mayoría son parados. Es decir, que quieren trabajar, lo que convierte la cuestión en un problema de desencaje entre el sistema educativo y las necesidades de las empresas. España mantiene la mayor tasa de paro de la UE entre los menores de 25 años, un 25,3% frente a la media europea del 14,7%. Pero también llama la atención su distancia con la tasa general de paro en España, del 10,8%. Aunque igualmente es muy superior al 9,9% de ninis españoles de esa edad, lo que implica que la mayoría de estos jóvenes desempleados intentan formarse. En todo caso, la evolución de los datos de desempleo juvenil y abandono escolar, aunque positivos, cuestionan que España tenga margen para reducir la tasa de ninis, como síntoma no del ‘pasotismo’ juvenil, sino de su falta de oportunidades.

De nuevo, este es uno de los principales problemas de la economía y la sociedad española al que hay que dedicar muchas energías.

SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA Y CONTABILIDAD ACREDITADA PARA CÁTEDRA DE UNIVERSIDAD E INVESTIGADORA VISITANTE DE LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.