El perdón de los 15.000 millones

Culminamos octubre sin haber cumplido con su pauta estacional, que marca cierres en positivo. Por un lado, el IPC de la zona del euro se ha leído al +2,9 por ciento, a menos de un punto del objetivo del banco central (BCE). Es el dato más bajo desde julio de 2021 y mejor de lo esperado por el consenso del mercado, que era de un +3,1 por ciento. También la inflación subyacente sigue la misma senda y se coloca en el +4,2 por ciento. El conjunto de datos, sin embargo, da tranquilidad a los bonos y las bolsas lo recogen con avances, que para nada aún son definitivos para el modo rebote. Así es cómo ha empezado noviembre, que tiene una estacionalidad positiva. Y de hecho así ha sido. Noviembre ha arrancado con las bolsas cumpliendo su pauta estacional positiva. Todo gracias a las palabras del presidente de la Fed, Jerome Powell.  En su discurso, Powell insinuó que la Fed ha finalizado el ciclo de subidas de tipos. Solo la aparición de datos que fueran más inflacionarios de lo esperado cambiaría la posición actual del banco central estadounidense. De momento, las cifras que se publican sobre la evolución de la economía, con debilidad y moderación en los incrementos salariales, han hecho que el mercado incluso se plantee adelantar las expectativas sobre el comienzo de la bajada de tipos.

Saltando el charco, los efectos de las súbitas subidas de tipos se dejan sentir en Reino Unido y crecen los miedos a una desaceleración. Los últimos datos de hipotecas concedidas y la contracción de la oferta monetaria encienden las señales de alarma entre los economistas y dificultan la labor del Banco de Inglaterra. El endurecimiento monetario que se ha acometido en diferentes partes del mundo ante el mazazo inflacionista está haciendo aparecer grietas en las economías de algunos de los países que han hecho esta maniobra. Los precios subieron como consecuencia de las políticas laxas de los bancos centrales durante la pandemia y por los diferentes shocks en la oferta.

La respuesta que emprendieron principalmente Reserva Federal, Banco Central Europeo y Banco de Inglaterra fue las subidas de tipos de interés más rápidas de la historia moderna. Esta escalada pasa factura y dos magnitudes han avivado recientemente los temores sobre un frenazo económico en Reino Unido. Las hipotecas concedidas en el mes de septiembre y la contracción que ha sufrido la oferta monetaria, dada su estrecha relación con los tipos de interés, son el canario en la mina al que miramos con preocupación los economistas.

Pasando al ámbito doméstico y a lo que destaco en el titular del blog en el día y que nos afecta a las arcas de todos los españoles, cabe destacar que el Estado condonará 15.000 millones de deuda a Cataluña y se abre a asumir la del resto de regiones.

Hacienda diseñará una fórmula personalizada para cada autonomía. Los tres territorios sin pasivo también recibirán una compensación para pagar a terceros. Cataluña ha conseguido que el Estado ceda en una de sus mayores demandas económicas: la condonación de parte de la deuda autonómica. El Gobierno en funciones de Pedro Sánchez ha aceptado perdonarle a la Generalitat casi 15.000 millones de euros, lo que añadirá el ahorro adicional de 1.300 millones durante los próximos años correspondientes al pago de intereses al Estado. La cifra, según el acuerdo alcanzado entre PSOE y ERC, representa el 20% de la deuda vinculada al fondo de ayuda a las regiones, en el que se encuentra el famoso Fondo de Liquidez Autonómico (FLA). La suma busca resarcir, según el documento, “el impacto negativo del ciclo económico (…), pudiendo también acudirse a transferencias para la cancelación de la deuda en el caso de endeudamiento con terceros distintos del Estado, caso de ser necesario”. Cataluña es con diferencia la comunidad con el mayor agujero fiscal de España, con 73.110 millones de euros solo en el fondo de financiación regional. Para hacerse una idea de la magnitud de estas cifras basta con mirar los números de los territorios que la siguen. La Comunidad Valenciana, la segunda que más deuda atesora, debe 48.344 millones. Andalucía, que es la tercera, tiene obligaciones por 25.409 millones, y Castilla-La Mancha poco más de 11.000 millones. El acuerdo, eso sí, también favorecerá a todas ellas, según avanzan desde el Ejecutivo. Para ello, habrá dos tipos de mecanismos. Las otras 13 autonomías que mantienen a día de hoy deuda viva con el Estado (País Vasco, Navarra y Madrid no la tienen) también podrán beneficiarse de esta condonación, si bien el porcentaje de asunción cambiará entre unos y otros territorios. Esto se explica, por la fórmula que se ha pactado para calcular el impacto. Será independiente para cada región y estará vinculada a sus respectivos ciclos económicos y al impacto que la crisis financiera de 2008 provocó en cada Administración. Es decir, el porcentaje de condonación (que será asumido por el Estado) variará entre unas y otras zonas.

En lo relativo al sector bancario, es de destacar que la gran banca ganó 19.761 millones hasta septiembre, un 23,4% más. El alza de tipos de interés hasta el 4,5% en la zona euro ha disparado los beneficios bancarios de los primeros nueve meses del año. Los seis principales bancos españoles incluidos en el Ibex 35 (Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell, Bankinter y Unicaja Banco) ganaron en conjunto 19.761 millones de euros en los nueve primeros meses del año, un 23,4% más que durante el mismo periodo temporal del año anterior (16.014,1 millones de euros). El continuado alza de los tipos de interés oficiales hasta el 4,5% en la zona euro ha engordado las cuentas de las entidades bancarias a partir del ejercicio actual. El beneficio acumulado de la gran banca llega una semana después de que PSOE y Sumar pactasen convertir el impuesto a la banca de temporal a permanente. En conjunto, las seis firmas abonarán este año más de 1.100 millones de euros por este concepto, según las propias estimaciones de los bancos. El cambio no lo ha marcado el sector, sino el Eurobanco en su batalla contra la inflación. Pero esta decisión tiene ganadores y perdedores: los que pagan el pato son las familias endeudadas con hipotecas a tipo variable. Mientras que la banca se beneficia de unos mayores ingresos por el mismo volumen de negocio. Este efecto se deriva de la cadena de transmisión de la política monetaria dictada en Fráncfort, que se demora un periodo largo, ya que el precio del dinero no se traslada de forma automática a los préstamos, de ahí que siga cosechando subidas un año y medio después del inicio de las alzas de tipos. En concreto, los bancos precisan de unos 12 meses para actualizar al nuevo nivel del euríbor el total de su cartera crediticia —por ejemplo, las hipotecas variables están referenciadas a ese índice y se revisan habitualmente una vez al año—. Por ello, la cuenta de resultados sigue acelerando y lo hará todavía algunos trimestres más: según el Banco de España, un tercio de la cartera hipotecaria tiene que repreciarse en buena parte.

Márgenes disparados

Si se fija la mirada en lo anotado por los bancos en el margen de intereses, la cifra escala hasta los 63.469,8 millones de euros, un 23,5% más. Mientras que las comisiones netas lo hicieron de forma más tímida: un 3,9%, hasta los 18.463,6 millones de euros. El avance ha sido importante, por encima de lo que le han crecido los costes pese a la fuerte espiral alcista de precios. De ahí que la ratio de eficiencia haya mejorado con fuerza en todos los casos: Bankinter, con un 34,9%, destaca como la más eficiente entre las entidades españolas y consigue una cota de las más bajas de Europa. Le sigue BBVA (41,8%), Banco Sabadell (41,9%), CaixaBank (42,7%), Banco Santander (44%) y Unicaja (45,9%). Es decir, todas por debajo del umbral del 50%, el que se marca como barrera a partir de la que un banco comienza a ser eficiente. Eso sí, estos números tan abultados son un arma de doble filo. Por un lado, sirven a las entidades para sacar pecho y tratar de recuperar el terreno bursátil perdido en los últimos años (todas cotizan con descuento sobre valor en libros, excepto Bankinter). Pero, por otro, las sitúa de nuevo en ojo del huracán político como empresas que están sacando tajada del contexto económico complejo actual. De ahí que se les reclame que arrimen el hombro con un gravamen temporal, discutido y recurrido por el sector, que ahora amenaza con convertirse en permanente.

En mi opinión, no es mala noticia que a los bancos les vaya bien. Lo que debería siempre evitarse es que se les tenga que volver a sostener con dinero público.

SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA Y CONTABILIDAD DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA VISITANTE DE LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.