Frenazo en el IPC chino

Una entrega de blog casi monográfica en el tema de la inflación para señalar que el BCE mantenía sin cambios los tipos de interés tal y como se esperaba y abría la puerta a una primera bajada en junio. Lagarde reconocía en el discurso que si en junio con la actualización de las perspectivas de inflación, las dinámicas de inflación subyacente y la fortaleza de transmisión ganan más confianza de que los precios están convergiendo a niveles de mandato, será apropiado comenzar a retirar la restricción. También, admitía que varias voces del Consejo estaban dispuestas a comenzar a normalizar de forma inmediata, si bien la mayoría de los miembros se inclinaban por ganar más convencimiento y, hay consenso en el seno de la autoridad para llevar a cabo un acumulado de bajadas de -100pb.

En lo que destaco en el titular de hoy, el IPC chino vuelve a frenar y solo crece un 0,1% en marzo. El incremento supone una caída interanual del 1% y los analistas prevén «una lenta ‘reflación’ a corto plazo. El índice de precios al consumidor (IPC), principal indicador de la inflación en China, aumentó un 0,1% interanual en marzo, frenando de nuevo tras la subida del 0,7% registrada un mes atrás, que había sido el mayor repunte en casi un año en el marco de su tendencia deflacionaria. El indicador, divulgado esta semana por la Oficina Nacional de Estadística (ONE) del país asiático, quedó asimismo por debajo de lo esperado,  dado que el pronóstico más generalizado era el de una subida del 0,4% interanual. En la comparación intermensual, los precios al consumidor cayeron un 1%, la mayor bajada en un solo mes desde marzo de 2020, cuando descendieron un 1,2%. Se esperaba que el IPC se contrajera un 0,5% con respecto al dato de febrero. El estadístico de la ONE Dong Lijuan achacó la situación al «descenso estacional de la demanda de los consumidores» en alimentos o servicios de viajes tras el período festivo del Año Nuevo Lunar, el principal del año en China y una oferta «suficiente por lo general» en el mercado. Desde el gobierno se subraya que el IPC subyacente -medición que excluye los precios de la comida y la energía por su volatilidad- aumentó un 0,6 % interanual en marzo, «manteniendo un incremento moderado». A este respecto, la consultora británica Capital Economics subraya que, pese a que los alimentos moderaron su caída y la energía incrementó sus precios, la inflación subyacente fue finalmente 0,2 puntos inferior a la de febrero, cuando había marcado un 0,8%. En cualquier caso, se cree que la ralentización de la deflación alimentaria y la «modesta» recuperación de la economía china impulsarán una lenta ‘reflación’ a corto plazo, aunque el persistente exceso de oferta mantendrá bajo el IPC, en una media de un 0,5 % a lo largo de los dos próximos años. La ONE también hizo público el índice de precios a la producción (IPP), que mide los precios industriales y que profundizó su descenso -el 18º mes seguido- al caer un 2,8% con respecto a marzo del año pasado, 0,1 puntos más que en el mes anterior, aunque en este caso sí estuvo exactamente en línea con lo esperado por los expertos. Dong apuntó también al efecto del final del Año Nuevo Lunar, con la producción industrial reanudándose a nivel nacional y generando una oferta relativamente suficiente. El rápido ritmo de la inversión en capacidad de manufactura todavía lastra a los precios industriales, por lo que se sigue sin ver al IPP saliendo de territorio negativo próximamente. El Banco Popular de China (BPC, banco central) parece algo preocupado por la inflación tras comprometerse a promover un ligero aumento de precios en su última cumbre trimestral, aunque la presión a la que se ve sometida la tasa de cambio del yuan -la divisa nacional- hace que su apetito por una flexibilización monetaria considerable sea aún limitado. E, incluso aunque las autoridades ofrecieran un mayor apoyo en forma de políticas, apunta el experto, esto no resolvería el desequilibrio entre inversión y consumo que hay detrás de las bajas tasas de inflación en China, las cuales pronostica que se convertirán en un fenómeno a largo plazo.

A nivel doméstico, cabe destacar que el precio de los alimentos se modera hasta el 4,3% en marzo, la menor tasa en más de dos años. Conforme pasan los meses, se afianza la idea de que lo peor ha quedado definitivamente atrás. El precio de los alimentos ha registrado en marzo su menor tasa en más de dos años, hasta situarse en el 4,3%, según ha confirmado esta semana el Instituto Nacional de Estadística (INE). Es una reducción de más de 12 puntos respecto a marzo de 2023, cuando repuntaron un 16,5% y amargaban el paso de las familias por los supermercados. La mala noticia es que la fluctuación del coste de los carburantes y la electricidad siguen empujando al alza el índice de precios de consumo (IPC), que en marzo ha aumentado hasta el 3,2%. Son cuatro décimas más respecto a febrero, pero la subyacente —que excluye la energía y los alimentos frescos— continúa por la senda de la moderación al pasar del 3,4% al 3,3%, lo que consolida la desescalada en el resto grupos que condicionan el indicador. El marcado descenso de la cesta de la compra se debe al abaratamiento de las legumbres y hortalizas, que caen un 9,2% respecto a hace un año. Los precios de la cesta de la compra en su conjunto siguen sin caer, lo que ocurre es que suben a un ritmo mucho menor. Tal es el caso de la carne, que aunque es más cara que en marzo de 2023, el repunte no ha sido tan abrupto como en esa ocasión. El vacuno, por ejemplo, ha subido en esta ocasión un 2,8% mientras que hace 12 meses superó el 13%. La carne de porcino ha registrado una tasa del 6,4%, más de 13 puntos menos que en el periodo anterior. En contra de este reequilibrio está el aceite de oliva, que ostenta el título al alimento y al producto de todo el índice de precios que más se ha revalorizado: un 70%, según el instituto de estadística. Por otra parte, el principal responsable del aumento de la inflación general han sido los carburantes,  que no han dejado de subir semana a semana prácticamente desde que inició el año. A diferencia de lo que ha ocurrido con el coste del gas natural y la electricidad, que se han abaratado hasta caer por debajo de los niveles previos a la crisis inflacionaria de 2021, la gasolina y el diésel han recuperado valor y hoy son más caros que hace un año. En concreto, han aumentado un 3,7% y un 2,8%, respectivamente, según el INE.

La moderación de los precios, sumado al débil crecimiento del continente, obligan al Banco Central Europeo a rebajar los tipos de interés. Su presidenta, Christine Lagarde, ya se comprometió en la última reunión de transición a acometer un primer recorte en junio.

Cierro con la noticia de que Sánchez apunta a una gobernadora para el banco de España. La subgobernadora Margarita Delgado y Alicia García Herrero son las principales candidatas para suceder a Pablo Hernández de Cos. El 30 de mayo de 2018, el Boletín Oficial del Estado (BOE) anunciaba que el Rey nombraba a Pablo Hernández de Cos como gobernador del Banco de España, con efecto a partir del 11 de junio. El 1 de junio de aquel año, otro Real Decreto nombraba a Pedro Sánchez nuevo presidente del Gobierno. Hernández de Cos, director general de Economía y Estadística del Banco, había sido a propuesta de Mariano Rajoy, predecesor de Sánchez. Rajoy había decidido que sería Hernández de Cos tras la lista ofrecida por el ministro de Economía, Román Escolano. Su perfil técnico y currículum no generó apenas oposición en el PSOE. El cargo de gobernador se consensua oficiosamente entre los principales partidos. Seis años después, regresan las quinielas en el endogámico mundo de los economistas españoles a la espera de quién es él o la elegida para sustituir a de Cos, cuyo mandato expira el 11 de junio.

¿La buena noticia? Hay una docena de candidatos indiscutibles, de alto nivel, a quien nadie pondría un pero en una situación política de cierta normalidad. ¿La mala noticia? El clima político español podría impedir que el PP aceptara la propuesta de Gobernador que, en algún momento, tomará Pedró Sánchez, que ya ha recibido la lista abierta del ministro de Economía, Carlos Cuerpo. Nuria Mas, profesora del Iese y ex consejera del Banco de España, no quiere entrar en quinielas, pero sí indica las dos cualidades indiscutibles que debe tener un Gobernador: «Su prestigio técnico, que obliga a un conocimiento de las políticas monetarias, y su total independencia». A un nivel inferior, Mas agrega una tercera: «habilidades de comunicación que le permitan explicar qué ocurre». La interacción con el Banco Central Europeo (BCE) en Fráncfort, a cuyo consejo entran directamente los gobernadores, se pueden ir desarrollando con la propia evolución del cargo, explica Mas.  A lo largo de este siglo, los gobernadores han lidiado con graves crisis que han afectado a las políticas monetarias y al rescate de entidades financieras insolventes. La pandemia y la inflación han obligado a exponer las decisiones monetarias. El papel público de Mario Draghi como presidente del BCE significó un antes y después en la visibilidad de los gobernadores tras su discurso del 26 de julio de 2012 donde anunció que haría «lo que fuera necesario para salvar el euro». De Cos ha cumplido las tres funciones claves que debe tener un gobernador, según economistas y expertos. Su perfil independiente lo ha erigido como un contrapeso al Gobierno Sánchez a la hora de analizar y dictaminar la situación de la economía española y explicar con claridad las decisiones sobre los tipos de interés tomadas por el BCE. En la lista de candidatos se barajan diversos nombres que cumplen todos sus preceptos. En primera fila está la actual subgobernadora desde septiembre de 2018, Margarita Delgado. Sería la primera mujer que ocuparía este cargo. Tras ella, Alicia García Herrero, la economista jefa para Asia Pacífico del banco francés Netixis. Ha sido miembro del consejo del BCE y responsable de economía internacional del Banco de España. También se apunta a Paula Conthe, que acaba de ser nombrada secretaria general del Tesoro; a Montserrat Martínez, vicepresidenta de la CNMV, y Soledad Núñez, miembro del consejo de Gobierno del Banco.

SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA Y CONTABILIDAD DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA VISITANTE DE LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.