Agonía catalana

Cataluña, esta semana, nuevamente ha sido la protagonista. Los índices europeos han experimentado escasas variaciones. En los mercados de deuda se ha producido una caída generalizada de TIRes, más intensa en la periferia tras la suspensión de la DUI en Cataluña y la nueva ley electoral italiana. Como digo, una semana más, el foco de atención del mercado ha apuntado hacia Cataluña. Puigdemont declaraba la independencia para, a continuación, dejarla en suspenso. Mucha incertidumbre, lo cual es siempre cosa mala para los mercados. El Gobierno, ante esto, y con el apoyo de Ciudadanos y PSOE, este último a cambio de la creación de una comisión para estudiar una posible modificación de la Constitución, ha requerido al Presidente de la Generalitat de Cataluña que aclare lo sucedido en dicha intervención antes de mañana lunes, lo que podría suponer un paso previo, necesario, para la aplicación del artículo 155. Mientras, continúa la presión empresarial con nuevos cambios en sedes sociales.

La incertidumbre jurídica que ha generado el proceso independentista ha activado las alarmas de las grandes corporaciones catalanas. En el largo listado de compañías que a partir de ahora pagarán algunos de sus impuestos en otras comunidades figuran numerosas empresas catalanas del IBEX 35, el principal índice de la Bolsa española. Las más destacadas  son CaixaBank, Gas Natural Fenosa y Banco Sabadell, con una cotización bursátil superior a los 52.000 millones de euros. La primera de las tres en comunicar el traslado de su sede fue Banco Sabadell, entidad presidida por Josep Oliu y con más de 130 años de historia que ha ubicado su nuevo domicilio fiscal en Alicante, donde cuenta con uno de sus principales centros operativos fuera de Cataluña y donde estaba la sede de la antigua CAM, que el grupo adquirió en subasta en 2011. No voy a reproducir toda la lista de empresas fugadas porque es conocida. Además de los grandes bancos, me ha impactado la huída de Planeta, si bien era la crónica de una huída anunciada. Tal vez, la única que había hablado tan claro.

 

Este escenario de falta de incertidumbre que vive Cataluña por la deriva independentista está pasando factura ya a la economía de la comunidad. Aunque los efectos más visibles estos días han sido las numerosas empresas que han decidido trasladar su sede social a otras regiones de España, lo cierto es que el comportamiento de otras variables como el turismo, la vivienda o la inversión, también dan síntomas de desaceleración, lo que puede acabar pasando factura al crecimiento del PIB de Cataluña (estimado en el 3,5%) y, por ende, de España. Cataluña es la comunidad autónoma que recibe un mayor número de turistas internacionales de toda España. El año pasado alcanzaron los 17,9 millones. Sin embargo, la incertidumbre que vive la región estos días está provocando caídas en las reservas, como reconocen los propios hoteleros. De momento, el ministro de Energía y Turismo, Álvaro Nadal, afirmó la semana pasada que el sector turístico catalán ha sufrido un “frenazo” al pasar de un crecimiento del 10% a hacerlo sólo del 2%. Desde el Gremio de Hoteles de Barcelona aseguran que la ocupación en la ciudad Condal es la habitual en estas fechas, sobre todo en lo que se refiere a los turistas internacionales, pero reconocen su “preocupación” de cara al futuro. “Hay una incertidumbre y esto afecta. A largo plazo la situación puede empeorar”, advierten.

Una de las principales preocupaciones de los hoteleros es la imagen que se pueda trasladar de la situación de Cataluña de cara al exterior, lo que puede provocar que los turistas internacionales se piensen su viaje. De hecho, algunas compañías como American Airlines ya han recomendado a sus pasajeros no ir a Cataluña por la situación de “tensión” que se vive en las calles.

Por su parte, desde el Gremio de Restauración de Barcelona estiman que la inestabilidad por la deriva independentista está provocando ya unas caídas de las ventas desde el 25% al 30%. En este sentido, el sector recuerda la importancia que tiene el turismo nacional, que precisamente es el que más está cayendo. Este sector da empleo a 700.000 personas en la región y ya ha mostrado en reiteradas ocasiones su preocupación por la situación actual. Otro de los termómetros para saber cómo marcha la economía es el mercado de la vivienda. Desde el sector consideran que todavía es demasiado pronto para notar un impacto en los precios de la vivienda. Sin embargo, otros aprecian una ralentización en las operaciones de compra-venta, sobre todo de segunda mano. Se subraya la gran incertidumbre existente. La inversión internacional sobre el mercado inmobiliario se ha frenado.

En mi opinión, la situación económica no hace más que reflejar la desastrosa situación política. Solo hay una cosa clara: hay que parar esto. ¿Cuándo se va a hacer? Lo ignoro. A mi juicio, amable lector, retrasar lo inevitable no hace sino perjudicarnos más a todos. Tomar decisiones es difícil pero gobernar implica eso: decidir y, a ser posible, acertar con la decisión.

SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA ASOCIADA A LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.