Teletrabajando a ritmo de coronavirus

En esta dramática semana, amable lector, las bolsas mundiales sufrían caídas históricas como consecuencia de la incertidumbre que genera el coronavirus (declarada pandemia por la OMS) y la imposibilidad de concretar sus potenciales impactos. A esto se unía la guerra de aumento de producción del petróleo entre Rusia y Arabia Saudí, lo que provocaba nuevas caídas en el precio y turbulencias en los emergentes. Asimismo, la salida de inversores se trasladaba a la renta fija, en donde las yields repuntaban especialmente en los países europeos más afectados por la pandemia: Italia (+84p.b.) y España (+37p.b.). Esta situación se veía incrementada por la decepción que provocaba la tibia respuesta del BCE a la situación (impulsaba el euro), en contraposición a las bajadas de tipos en EE.UU. (y la expectativas de nuevos movimientos), Reino Unido, Australia,… La nota positiva venía de los diferentes paquetes de estímulo fiscal anunciados por los Gobiernos, aunque hay que considerar que se trata más de políticas de gasto que de inversión y de que no se están haciendo de forma coordinada.

En lo relativo a los países europeos, principalmente los más afectados, han anunciado medidas de estímulo. Así, Italia recibía el visto bueno de la Unión Europea para un paquete extraordinario del 1,1% del PIB, mientras que Reino Unido lo elevaba hasta el 1,3%. En EE.UU., la líder demócrata del Congreso Nancy Pelosi posponía hasta el final de la semana la votación de un plan de choque contra el coronavirus, que los demócratas han estado negociando con el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin. El plan incluye la financiación gratuita de los tests, aumentar las coberturas medidas y las de desempleo. Hasta el momento, la medida estrella era impedir volar de y a Europa.

A nivel de política monetaria, el BCE  se sumaba al resto de bancos centrales con más política expansiva para combatir el shock que las economías están sufriendo a consecuencia del coronavirus, insistiendo en la necesidad de una acción ambiciosa y coordinada de la política fiscal para afrontar la amenaza sanitaria. Las medidas adoptadas se centran en garantizar la fluidez del crédito al sector financiero y la economía real, volviendo a instaurar financiación ilimitada a la banca en las LTROs de aquí a junio y rebajando los costes de financiación en las TLRO’s III a partir de junio y liberando a la banca de exigencias de capital y doblando el ritmo de compras en el QE hasta diciembre, incremento que se destinará a la compra de deuda corporativa.

Considero que Lagarde ha estado a la altura de las circunstancias, ha puesto todas las medidas para evitar distorsiones en las cadenas de transmisión de la política monetaria y la fluidez del crédito, poniendo cortafuegos para evitar llegar a la situación financiera de la gran crisis financiera de 2008. Precisamente la diferencia del origen del shock hace necesaria que la respuesta venga de la política fiscal, que, de momento en Europa, sumando todos los programas sólo es de un 0,25% del PIB. Que les achacan a las partes que ha decepcionado: el no haber bajado el tipo depo (aunque dejo claro que lo harán si es necesario) y que manifestó que la reducción de primas de riesgo soberanas no es una tarea del BCE (lo que ponía más presión en las primas periféricas y levantaba las críticas de los líderes políticos).

Como era esperado, la propagación del coronavirus y la parálisis en la actividad económica junto con las restrictivas medidas llevadas a cabo para contener la pandemia llevaba a grandes bajadas en las perspectivas de crecimiento de la Zona Euro. Así, el BCE reducía la proyección de crecimiento del PIB notablemente a 0,8% en 2020, y en menor medida para 2021 y 2022, a 1,3% y 1,4% respectivamente.

A nivel doméstico, peninsular en este caso, España y Portugal cerrarán la frontera para la actividad turística y de ocio. Portugal y España van a restringir la circulación en la frontera común entre ambos países para la actividad turística y de ocio durante al menos un mes, manteniendo el transporte de mercancías y el paso de trabajadores transfronterizos. La restricción fue anunciada por el primer ministro luso, António Costa, tras la teleconferencia que mantuvo con el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, para abordar la gestión de las fronteras comunes. «Tiene que haber la menor circulación posible en el espacio ibérico para garantizar la seguridad de portugueses y españoles», dijo Costa, que explicó que se busca especialmente evitar la llegada de turistas españoles durante la Semana Santa, una época del año en la que muchos ciudadanos del país vecino visitan suelo luso. Las medidas concretas serán divulgadas este lunes, cuando está prevista una reunión entre los ministros de Interior y de Sanidad de la Unión Europea (UE) para definir medidas de control sanitario en las fronteras internas y externas del bloque comunitario. Varios dirigentes municipales y regionales de Portugal, como también el líder opositor conservador, Rui Rio, habían solicitado que se restringiese la circulación en la frontera con España, uno de los principales focos del nuevo coronavirus, con más de 7.700 casos. Portugal, que está en estado de alerta desde el viernes, contabiliza 245 positivos por coronavirus, 76 más que el día previo, de los cuales 18 están en cuidados intensivos y ocho en estado crítico, aunque no se ha registrado ningún fallecimiento. La región más afectada es la de Lisboa, con 116 positivos, seguida del norte, con 103. El jefe del Gobierno portugués dijo que no descarta declarar el estado de emergencia, más duro que el actual de alerta, aunque señaló que los portugueses están viviendo de forma «muy responsable» esta crisis. El Ejecutivo luso decidió este domingo endurecer las restricciones decretadas en los últimos días y, a la obligación de reducir el aforo de los restaurantes a un tercio, agregó que en los establecimientos comerciales sólo puede haber una persona por cada 25 metros cuadrados. También prohibió el consumo de alcohol en la vía pública -para evitar que los clientes de las discotecas y bares cerrados opten por beber en la calle- y los eventos de más de cien personas. Además, se aplazará la actividad sanitaria no urgente y las farmacias pasarán a atender sólo a través de ventanillas, como hacían actualmente durante la madrugada, para evitar el colapso.

Queda claro, además, en las actuales circunstancias la importancia de permanecer en casa y recurrir al teletrabajo en la medida de lo posible.

Ante esta situación, cabe preguntarse: ¿es un filósofo la persona idónea para encabezar un ministerio de Sanidad?. La respuesta es negativa en cualquier circunstancia sanitaria, evidentemente, pero mucho más en la actual.

¿Es una persona que comete faltas de ortografía la persona más adecuada para ejercer de ministra, promulgando leyes dudosamente constitucionales e impidiendo que se cancelaran eventos que han puesto en severo riesgo la salud de la población española?

A pesar de las tremendas consecuencias sanitarias que tiene este tema, no puedo evitar pensar, por deformación profesional, en el desastre económico que representa que, ahora mismo, creo que ningún economista puede evaluar de manera certera. Al gobierno de nuestra nación, o nación de naciones, o como se le quiera llamar, se le puede reprochar, claramente, la tardanza en la toma de decisiones cuando había precedentes muy claros de ello, y la falta de prudencia en acontecimientos como el del pasado 8 de marzo. Los reproches no sirven de nada, pero los que somos padres, enseñamos a nuestros hijos que los hechos tienen que tener sus consecuencias. Hay dimisiones que son difícilmente inaplazables.

Salud y suerte, amable lector. Ya es una simple cuestión de suerte que nos toque en mala suerte el coronavirus, o no.

SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA VISITANTE DE LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE