Test de Stress climáticos y banca resistente

Esta semana ha mostrado comportamientos mixtos en las bolsas europeas a raíz de la subida de tipos de interés de la semana pasada y del dato de inflación de EE. UU de abril, que llenaba de incertidumbre los mercados. Los índices europeos registraban ligeras subidas del +0,8%, con el Ibex retrocediendo un +0,2%. En cuanto a sectores, retail apuntaba el mejor comportamiento de la semana (+4%) mientras que recursos básicos se veía como el sector más rezagado, cayendo un -2,9%.

A nivel de geopolítica destaca la escalada de tensión tras la solicitud de adhesión a la OTAN por parte de Finlandia, que se oficializará la próxima semana. Al mismo tiempo, Suecia sopesaba integrarse en la Alianza Atlántica. Rusia veía esta decisión como una amenaza y advertía de que tomaría medidas técnico-militares por ello. Mientras, el G7 avanzaba en nuevas medidas para aislar a Rusia, con especial foco en el embargo de petróleo, medida en la que la UE sigue trabajando. En el frente energético, Gazprom cortaba el suministro de gas desde Rusia a Europa a través del gasoducto Yamal-Europa, ramal que atraviesa Polonia y que conecta con Alemania, y con el que Rusia pretende sancionar a más de una treintena de empresas europeas. En esta línea, el Gobierno Alemán está preparando un paquete de emergencia para frenar el impacto de un corte de gas ruso repentino.

A nivel de política monetaria, en el BCE esta semana veíamos como Lagarde daba su brazo a torcer y se alineaba con las posiciones de otros miembros del Consejo de terminar con el QE y empezar a subir tipos tan pronto como julio. Asi, el mercado va dando por descontado julio como la fecha prevista para la primera subida de tipos.

A nivel doméstico, señalar que el Gobierno aprueba el tope al precio del gas para abaratar la electricidad.  La medida entrará en vigor «en principio» este sábado aunque para su aplicación habrá que esperar a la aprobación por parte del colegio de comisarios. El Gobierno ha aprobado en un Consejo de Ministros extraordinario el mecanismo para limitar el precio del gas destinado a producción eléctrica que rondará los 50 euros por megavatio-hora (MWh) en los doce meses que estará en vigor. Se ejecuta, así, la llamada “excepción ibérica” autorizada por e Consejo Europeo, l viernes 25 de marzo, aunque para su efecto sobre las facturas de los consumidores todavía hay que esperar a obtener la autorización de Bruselas una vez publicada la norma.

El límite se iniciará en 40 euros por megavatio-hora durante seis meses e irá creciendo «mes a mes» hasta alcanzar un promedio de 48,8 euros por megavatio-hora de gas. De esta forma, el precio de la electricidad en el mercado mayorista caerá de forma importante hasta los 130 euros por megavatio-hora, muy por debajo de los 210 euros por megavatio-hora en los que se ha instalado en los últimos.

Por otro lado, España pide a Bruselas fondos europeos para financiar proyectos de hidrógeno verde. El Gobierno envía una carta a la Comisión Europea para que «priorice» el transporte desde España y lo financie con los «fondos suficientes»

El Gobierno español remitió una carta a la Comisión Europea en la que reclama que su inminente plan para acelerar la desconexión energética de Rusia priorice proyectos basados en el hidrógeno sostenible que se desarrollan en y sean financiados con fondos comunitarios. La misiva, fechada el pasado 6 de mayo y firmada por la vicepresidenta para la Transición Ecológica, fue enviada al vicepresidente del Ejecutivo comunitario para el Pacto Verde, Frans Timmermans, y la comisaria de Energía, Kadri Simson apenas una semana antes de que Bruselas presente su estrategia RePower EU. «Acelerar todo el potencial de las renovables en la UE es clave para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y la dependencia energética y crea empleo en los sectores económicos relevantes, estimulando el desarrollo den nuevas tecnologías y modelos de negocio», enfatiza.

A  nivel bancario y yendo la titular del blog en  el día de hoy, la banca española resistiría “de forma adecuada” los test de estrés climáticos. Según los análisis del Banco de España, las entidades están preparadas.

La banca española está preparada para resistir los test de estrés climáticos a los que se someterá por primera vez este año y cuyos resultados publicará la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) en julio. Aunque se trata de unas pruebas novedosas para todo el sector en la Unión Europea, el Banco de España considera que las entidades españolas los superarán. «No sabemos cómo va a salir porque es la primera vez que se hace, pero hasta ahora, a nivel agregado, el sector financiero resistiría de forma adecuada», explicó el director general de economía y estadística del Banco de España, Ángel Gavilán. Aunque los análisis que ha realizado el Banco de España no son iguales a los que llevará a cabo la EBA, lo que ha detectado el supervisor es que en el peor de los casos la materialización de los riesgos climáticos podría llevar a los bancos a un consumo de capital de 0,1 o 0,2 puntos porcentuales, a nivel agregado, lo que no supone un gran impacto. Las autoridades bancarias se encuentran en plena revisión de los riesgos a los que se enfrentan los bancos y comprueban que están pertrechados para gestionarlos adecuadamente. En concreto, se trata de una prueba de resistencia supervisora para evaluar el nivel de preparación de las entidades de crédito para afrontar perturbaciones financieras y económicas derivadas del cambio climático. Y es que la aportación del sector bancario se considera como «imprescindible» para poder llevar a cabo la transición ecológica debido a la ingente inversión que se debe financiar en los próximos años. Según el informe del Banco de España, más allá de las iniciativas que las autoridades públicas puedan desarrollar, en realidad es el sistema financiero el que tendrá «un papel fundamental» para canalizar los fondos necesarios.

La transición ecológica tendrá efectos inflacionistas, avisa el Banco de España. Los hogares que más sufrirán serán los de menor nivel de renta y los de zonas rurales.

La transición ecológica tiene un precio que cuesta de precisar. Es un reto global con un impacto económico extraordinariamente incierto y que afectará de manera muy desigual a los distintos sectores, con más efectos en los hogares más vulnerables. Con este planteamiento de partida, el Banco de España, ha analizado la situación de la economía española ante el reto climático. Una primera conclusión es que la transición ecológica provocará un aumento de la inflación y de los cuellos de botella, al menos en una primera fase. En el corto plazo, es previsible que la transición ecológica tendrá un efecto inflacionario”, afirma Ángel Gavilán, director general de Economía y Estadística del Banco de España. También el impacto será muy diverso según las capas de población, y las consecuencias afectarán especialmente a  los más vulnerables. Los hogares que más sufrirán son los de menor nivel de renta, los que residen en zonas rurales, de menor nivel educativo, los que cuentan con mayor número de miembros o los que tienen como cabeza de familia una persona de edad media, de entre 35 y 45 años.

Las empresas más pequeñas son las menos preparadas. 

El Banco de España subraya que corresponde a los gobiernos liderar el proceso de transición ecológica, y que uno de los instrumentos más eficientes de que dispone es la fiscalidad medioambiental, la cual, señala, debe potenciarse y mejorar de diseño. Margen para actuar hay, dado que España se encuentra dentro de los países de la Unión Europea con menor recaudación relativa en los impuestos medioambientales. Sin embargo, el Banco de España no quiere entrar en el calendario de aplicación de esta fiscalidad del medio ambiente, sino que se limita a reclamar un mejor diseño que permita más eficacia y una mayor recaudación, y que una parte de estos ingresos se destinen a medidas compensatorias para los perjudicados por la transición, básicamente los sectores más vulnerables.

Los CDS y las primas de riesgo se disparan y complican el alza de tipos del BCE. El coste de impago de la deuda de calidad europea sube a máximos de 2020. El riesgo país de España e Italia toca niveles de mayo de ese año. El difícil dilema entre combatir una elevada inflación o preservar el crecimiento se agrava para el BCE cada día que pasa. La escalada de los precios en la zona euro ya ha decidido a la institución a zanjar en verano sus compras netas de deuda y a plantearse quizá ya en el próximo mes de julio la primera subida de tipos de interés en la zona euro en más de una década. Pero en ese camino hacia la normalización de la política monetaria, los costes de financiación están también subiendo con intensidad, azuzados por la rapidez con que la Reserva Federal está subiendo los tipos. El BCE ya ha comenzado a vigilar con atención las primas de riesgo, según reconoció su vicepresidente Luis de Guindos en la presentación del último boletín económico de la institución. No en vano, las primas de riesgo de España (111 puntos básicos) e Italia (203) ya han trepado a niveles de mayo de 2020, cuando el BCE aún no había logrado devolver del todo la calma al mercado tras el estallido de la pandemia. Son de hecho de niveles de riesgo país previos al primer incremento del programa antipandemia PEPP –lanzado por el BCE en marzo de ese año– y que tuvo que elevar poco después, a primeros de junio, en 6000.000 millones de euros. Al tiempo que prepara la subida de tipos, el BCE insiste en que cuentan con los instrumentos necesarios para afrontar la fragmentación financiera en la zona euro, por la que se abriría de nuevo una brecha entre el coste de financiación entre los países más solventes y los más endeudados. La flexibilidad del PEPP es la gran baza, ya que una vez finalizadas las compras netas de deuda, se mantendrá la reinversión de los vencimientos de deuda hasta al menos finales de 2024. Y esto permitiría por ejemplo comprar deuda griega o favorecer la compra de deuda italiana o española. Aunque su margen de maniobra en todo caso sería limitado en un escenario de fuerte repunte del riesgo país. Los indicadores de estabilidad financiera en la zona euro habían estado controlados tras el estallido de la guerra en Ucrania. Sin embargo, el rápido encarecimiento del coste de financiación y el temor a una recesión económica precipitada por las subidas de tipos de interés con las que combatir la inflación están agitando el mercado. Junto al alza de las primas de riesgo, aparecen también el fuerte aumento del euríbor –que encarecerá las hipotecas de millones de europeos– y el mayor coste de asegurar la deuda en caso de impago. Así, los CDS de las compañías europeas de mayor calidad crediticia –con rating de grado de inversión– se han disparado a niveles que no se recordaban desde la primera mitad de 2020, cuando el mercado acusaba con fuerza el mazazo de la pandemia, según recoge el índice Markit iTraxx Europe. En la jornada de ayer, llegó a alcanzar los 100 puntos básicos. Firmas como el trader de commodities Louis Dreyfus, el grupo finlandés de energía Fortum o el grupo de consumo minorista francés Auchan tienen en la actualidad los mayores costes de cubrir su deuda del impago a un plazo de cinco años en ese índice. El coste de impago de la deuda corporativa por debajo del grado de inversión también se sitúa en máximos desde mayo de 2020, un ascenso que no cesa ante el continuo incremento de las rentabilidades de los bonos soberanos. Desde Citi, señalan que al mayor coste de financiación de las empresas se añade una incertidumbre geopolítica en máximos y un elevado precio de las materias primas. Además, “el alza de tipos puede desencadenar un repunte de las insolvencias”, en especial en aquellas compañías zombies que han logrado sobrevivir en los últimos años con poco capital y muy bajo coste de financiación.

El Gobierno creará una ‘lista negra’ de empresas con impagos superiores a 600.000 euros.  De hecho, creará una ‘lista negra’ anual para señalar a empresas que hayan incumplido con los plazos legales que establece la Ley de Morosidad, incluyendo aquellas que registren 600.000 euros en facturas impagadas fuera del plazo legal y que durante el ejercicio anterior sus pagos a proveedores fuera de plazo superen el 10% del total. Esta es una de las medidas acordadas por el PSOE y UNIDAS PODEMOS. Un proyecto de ley de creación y crecimiento empresarial, para el que las formaciones del Gobierno han acordado impulsar sanciones a las empresas que contraten con la Administración y no cumplan esta ley de hasta el 50% de los contratos.  El listado incluye a empresas que no puedan presentar cuenta de pérdidas y ganancias abreviada, es decir, aquellas que cumplan dos de estas tres condiciones: contar con más de 4 millones de euros, una cifra de negocio superior a 8 millones, y más de 50 empleados. En el listado se incluirá la denominación social de la empresa, su número de identificación fiscal y las cantidades impagadas dentro de los plazos establecidos por la normativa de morosidad.

A nivel bancario más particular, señalar que Santander y BBVA logran el nivel de rentabilidad más alto de la última década. 

Santander obtiene una ratio ROTE del 14,21% y BBVA del 15,9%. Después de mucho tiempo, Santander y BBVA encabezan la gran banca española en rentabilidad. Ambas entidades han cerrado el primer trimestre del año con unas ratios de rentabilidad sobre el capital tangible (ROTE) que hacía prácticamente una década que no registraban y se han convertido en los dos bancos más rentables del Ibex 35 después de los tres primeros meses del año. Así, BBVA cerró marzo con el nivel más alto entre los principales bancos y una cifra que no se veía en ‘La Vela’ desde junio de 2013, (en ese momento se situaba en el 16,4%) hace casi nueve años, según los datos recopilados de sus informes trimestrales. La entidad presidida por Carlos Torres Vila ya se encontraba entre los bancos más rentables del mercado español desde finales del año pasado y ha acelerado en los últimos tres meses. Su objetivo es alcanzar un ROTE del 14% al cierre de 2024 y, aunque es un indicador que varía cada trimestre, en estos momentos se encuentra muy por encima.

Por su parte, Santander cerró el trimestre con una ratio ROTE del 14,21% una cifra que el banco no registraba desde septiembre de 2011 (en ese momento obtuvo un 14,32%). La entidad presidida por Ana Botín también había logrado escalar por encima de los dos dígitos en 2021, pero el repunte entre enero y marzo ha sido especialmente notable (111 puntos básicos más que en el cuarto trimestre de 2021). En el caso de Santander, uno de sus objetivos financieros para este año era alcanzar un ROTE del 13%. Y aunque es una cifra que puede oscilar al alza o a la baja en función de la evolución del negocio, en estos momentos ya está por encima de esa meta. Por dar una idea de la magnitud del crecimiento de la rentabilidad, al cierre del segundo trimestre de 2020, que es cuando se reflejó el primer impacto por la crisis sanitaria y se dotó el mayor volumen de las provisiones, la ratio ROTE de BBVA era del 4,6% y la de Santander del 5,19%. Sin embargo, los dos gigantes bancarios españoles le han logrado dar completamente la vuelta. Igualmente, la rentabilidad de Santander y BBVA refleja el efecto positivo de los planes de eficiencia que la banca acometió el año pasado y que permitirá ahorrar en costes los próximos años.

Sin duda, es buena noticia para dos pesos pasados del sistema bancario español y para la propia economía española. Necesitamos que les vaya bien a los bancos y que con dinero de los ciudadanos no haya que volver a rescatar bancos.

 SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA Y CONTABILIDAD DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA VISITANTE DE LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.