La losa del paro

Ha sido esta una semana tranquila porque los datos macroeconómicos tuvieron un impacto positivo limitado en Europa; al menos, no incorporaban sorpresas negativas. Es por ello que los índices europeos más destacados han presentado pocas variaciones, al igual que los estadounidenses. No obstante, en EE.UU. las tensiones con Corea del Norte no han aflojado, especialmente tras el último misil lanzado por esta última, a lo que hay que añadir el huracán Harvey azotando el Golfo de México, provocando el cese del 25% de la producción de las refinerías estadounidenses e incrementando en más de un 28% el precio de la gasolina. A nivel microeconómico, los sectores han experimentado un comportamiento mixto, siendo los claros perdedores las aseguradoras (-0,7%) y las distribuidoras (-1,7%). En el lado opuesto está el sector de los recursos básicos (+3,1%), beneficiado tanto por la mejora en la recomendación de las compañías de acero inoxidable, como por la evolución experimentada por el precio de las materias primas industriales como el níquel o el hierro, el cual frenó su tendencia bajista tras la publicación del PMI manufacturero chino.

Por Reino Unido, el Brexit ha traído consigo la reducción de las cifras de inmigración a su nivel más bajo en tres años – que era lo que querían, por otra parte – mientras que la posición del Gobierno conservador de Theresa May y de los laboristas son bastantes divergentes respecto a cómo llevar el proceso, por lo que las negociaciones avanzan de manera muy lenta.

En mi opinión, a nivel doméstico, el dato más duro y que siempre me cuesta aceptar es el del paro, que se sitúa en España todavía en el terrible nivel del 17%, el segundo mayor de la UE, a pesar del optimismo de la ministra del ramo, que no termino de entender. La tasa de paro en la eurozona se mantuvo en julio en el 9,1 %, su nivel más moderado desde 2009. Los índices de desempleo más bajos en julio se dieron en la República Checa (2,9 %), Alemania (3,7 %) y Malta (4,1 %), mientras que los más elevados se observaron en Grecia (21,7 % en mayo) y España (17,1 %).

Considero fundamental la creación de empleo para el progreso económico y ello pasa por facilitar la creación de empresas y la innovación, modificando nuestro tejido productivo y acabando con la temporalidad asociada a una economía muy basada en el turismo. Está muy bien disponer de un potente sector turístico, pero es preciso potenciar otros sectores y, sobre todo, facilitar la labor empresarial que es la que crea riqueza y empleo. A los elevados niveles de paro de este país, seguro que también ha contribuido que en los años que comprenden la crisis financiera, las distintas entidades bancarias que operan en territorio español cerraron un total de 17.019 sucursales, una media de 6 oficinas al día. En 2016 se suprimieron 2.279 oficinas bancarias, un 154% más que en 2015. La banca española suprimió 82.285 empleos durante esos años de crisis. Según datos del Banco de España, esos despidos entre 2009 y 2016 equivalieron al cese del 30% de cada plantilla.

A mi modo de ver, aunque es indiscutible la mejora económica de nuestro país, aún no se ha trasladado a los sueldos. La remuneración media por asalariado real (descontada la inflación) es un 6,6% inferior a la registrada hace ocho años. En concreto, en el segundo trimestre de 2017 se situó en los 8.143 euros, frente a los 8.726 euros del tercer trimestre de 2009, cuando alcanzaron su máximo, según los datos de contabilidad nacional. Es preciso tener en cuenta que las retribuciones no se redujeron con el inicio de la crisis, sino que siguieron al alza hasta la segunda mitad de 2009, fecha en la que comenzó un periodo de caída salarial que se prolongó hasta el último trimestre de 2012 con la eliminación de la extra de Navidad a los funcionarios. A partir de ahí se ha producido una ligera recuperación.

La buena noticia, amable lector, es que, en general, la confianza de los consumidores en la eurozona recupera los niveles pre-crisis. Esto se mide mediante el Indicador de Sentimiento Económico, que publica mensualmente la Comisión Europea. Este índice aumentó ligeramente en agosto, con una subida de seis décimas, hasta situarse en los 111,9 puntos. Se trata de su mejor nivel desde hace diez años, algo que no se veía desde julio de 2007, lo cual, evidentemente es un dato positivo que nos hace mirar al futuro con esperanza y con voluntad de seguir trabajando por el desarrollo económico de nuestro país y de la eurozona.

SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA ASOCIADA A LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.