Estamos en «coronarecesión»

El compromiso de las principales potencias mundiales anunciando importantes estímulos fiscales que eviten un mayor impacto económico del Covid-19, unido al apoyo de los bancos centrales, servía para ver un rebote de las bolsas europeas y mundiales tras las fuertes caídas de la semana pasada. Prácticamente todos los sectores terminaban en positivo destacando las subidas de los sectores que más habían sufrido, como petróleo, servicios financieros y seguros. Por su parte, el Senado estadounidense aprobaba el plan de choque de 2 billones $ por unanimidad, tras fuertes discusiones en las que algunos miembros del partido republicano trataban de reducir la protección por desempleo, mientras que los demócratas trataban de poner más control a la financiación al sector privado. La «urgencia» se extrema tras conocerse que el número de infectados en EE.UU., supera ya los de Italia y España y que en el informe semanal de empleo veíamos un salto en las peticiones hasta los 3,28 Mill de subsidios. Las principales partidas del plan anunciado (en billones $): 0,5 transferencia directa a las familias, 0,5 financiación a los sectores más golpeados por este shock, 0,35 financiación para pymes, 0,25 reforzar la cobertura de desempleo, 0,1 sistema sanitario y el resto para los presupuestos de estados y gobiernos locales.

Por su parte, el gobierno alemán aprobaba esta pasada semana la emisión masiva de nueva deuda como parte de un paquete de estímulo sin precedentes de un volumen de 750.000 M € para mitigar el impacto del Covid-19. Por otro lado, finalmente los líderes europeos no llegaban a un acuerdo concreto respecto a la estrategia para mitigar la recesión causada por el COVID-19, no dando luz verde a la emisión de lanzamiento de los «Coronabonds» para financiar el gasto publico extra de los estados miembros de la UE. De esta manera, optaban por disentir y no escenificar una ruptura, dando dos semanas a los presidentes de la Comisión, Consejo y BCE para elaborar una propuesta conjunta que pueda ser aceptada de manera consensuada.

A nivel de política monetaria, el BCE ha confirmado que no aplicará los límites impuestos previamente a las compras de activos durante la crisis del coronavirus, con lo que el uso de los 750.000 M. € será totalmente libre. Asimismo, podrá adquirir activos con duración tan corta como 70 días frente al mínimo de un año anterior. Este giro vuelve a abrir la puerta a posibles discrepancias entre los países que genere nuevos temas judiciales para la institución.

No obstante, las grandes empresas europeas apuestan por una estrategia coordinada para reactivar la economía. La European Round Table for Industry (ERT), organización que agrupa a las 55 principales empresas industriales de Europa, es consciente de la importancia de mantener la actividad económica y el empleo ante la crisis abierta por el impacto del contagio del coronavirus Covid-19. Sus miembros creen que sin una estrategia coordinada entre los países del Viejo Continente, la reactivación económica puede demorarse. Dentro de esta visión, consideran que sería muy indeseable un escenario en el que la incertidumbre forzara a algunas empresas a adoptar estrategias de aversión al riesgo más allá de lo razonable, generando una espiral negativa para la economía y para la sociedad. Bajo estas conclusiones informales, las empresas creen que esta situación dañaría, además, la propia lucha que los países mantienen contra el Covid-19.

A nivel doméstico, el Gobierno niega que se haya planteado una rebaja del sueldo de los funcionarios. De momento, doy fe de ello porque me lo han subido el 2% esperado, abonando la parte devengada desde principios de años.

La portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, ha afirmado que «en ningún momento» el Ejecutivo se ha planteado una «rebaja salarial» para los funcionarios y sostuvo que se trata de un «bulo». Así lo dijo la portavoz en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros en el que se han aprobado varias medidas socioeconómicas para seguir enfrentando el nuevo coronavirus Covid-19. Al ser preguntada por las informaciones que apuntan a que el Ejecutivo estudia una rebaja del 2% en el salario de los funcionarios como parte de las medidas para combatir la pandemia, Montero respondió que «en ningún momento el Gobierno se ha planteado ninguna medida de rebaja salarial». La portavoz consideró que dicha información «forma parte de esa estrategia de confusión». «Este tipo de bulos como otros hay que combatirlos porque son un daño a la gestión de la crisis que se está haciendo por parte de toda la sociedad», agregó. Aprovechó para destacar que los empleados públicos «son más imprescindibles que nunca» en una situación de confinamiento de la población en el hogar desde que se declarara el estado de alarma el pasado 14 de marzo.

Por su parte, Luis de Guindos desde su puesto, se ha mostrado a favor de una «renta mínima de emergencia» en España.

El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, vaticinó que la economía de la UE entrará en recesión este año, y se mostró a favor de una «renta mínima de emergencia» en España para evitar una crisis social. De Guindos dijo que esta crisis es diferente a la de 2008 y que tendrá un impacto «muy intenso» en la economía europea. El vicepresidente del BCE incluso auguró que la economía de la Unión Europea va a entrar en recesión. «Los datos del primer semestre van a ser muy negativos para la zona euro. La esperanza es que tengamos un rebote positivo en la segunda parte del año», afirmó. Confió en que una vez se controle la pandemia se recupere la normalidad en la economía europea y se suavice el impacto de la caída provocada por esta crisis sanitaria. De Guindos afirmó que estamos ante una pandemia «con un impacto brutal desde el punto económico», y que por ello «tenemos que evitar que se transforme en una crisis de deuda con la pesadilla de las primas de riesgo». «El BCE está intentando evitar que se reproduzca una crisis de deuda», declaró. «Hemos inyectado toda la liquidez del mundo a los bancos y vamos a comprar activos, y no solamente por valor de los 750.000 millones que hemos anunciado recientemente. Ya estábamos comprando anteriormente, y vamos a comprar este año activos prácticamente por el importe del PIB español», explicó. De Guindos, además, se mostró a favor de la implantación de una «renta mínima de emergencia» en España «durante un periodo transitorio» para no vivir una crisis social. «Creo que debe actuar el Estado durante este periodo transitorio para que no se produzca una crisis social», opinó. «Esto va a durar semanas o meses, pero no más allá. Que todos nos hagamos cargo de las necesidades básicas de la población española, fundamentalmente de la población más vulnerable», dijo.

Por su parte, España e Italia se plantan ante la inacción de la UE y exigen un plan económico más ambicioso. Los socios delegan la decisión en la reunión del Eurogrupo de dentro de dos semanas. España e Italia, los dos países del mundo con más fallecidos a causa del coronavirus, se han plantado ante la inacción de la Unión Europea. La falta de consenso en la cumbre de esta pasada semana forzó la discusión de un nuevo borrador, rechazado porsteriormente por Alemania y Holanda. Ahora, los 27 dan un plazo de dos semanas al Eurogrupo para encontrar respuestas conjuntas. Antes de que los líderes comunitarios se conectasen para encarar por videoconferencia la cumbre más importante tras el brote, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ya había advertido de que, en un primer momento, cuando Europa realmente necesitaba de apoyo mutuo y del todos para uno, hubo demasiados que solo miraron por su propio interés y se refugiaron en el todo para mí. Las palabras de la alemana se saldaron con un plantón por parte de los países del sur, que pedían la activación del MEDE –el fondo de rescate europeo– y la emisión de coronabonos, un mecanismo para mutualizar la deuda. Se trata de las dos medidas fundamentales en torno a las que ha girado la discusión y que seguirán sobre la mesa. «La puerta está abierta para debatir todas las posibilidades», confirmó Von der Leyen, preguntada sobre si los coronabonos habían sido definitivamente rechazados. Ahora, los respectivos responsables de las cinco grandes instituciones europeas, el Banco Central Europeo (BCE), la Comisión Europea, el Parlamento Europeo, el Consejo Europeo y sobre todo el Eurogrupo (los ministros de economía y finanzas), deberán tejer un nuevo borrador con propuestas para presentar en 14 días. Mientras, el virus avanza. Y el Eurogrupo, desde que los muertos empezaron a contarse por cientos en Italia y España, ha fracasado ya dos veces  hasta ahora. El martes, el Eurogrupo había abogado por crear una línea de financiación específica para la pandemia canalizada por el MEDE, que cuenta con 410.000 millones de euros en capacidad de préstamo. Esta línea estaría abierta a todos los países y permitiría otorgar a los que lo solicitasen fondos por hasta el 2% de su PIB, pero con ciertas condiciones. Los ministros de Economía y Finanzas, sin embargo, dejaron la decisión final en manos de los líderes, que se han mostrado divididos. La canciller alemana, Angela Merkel, aseguró tras la cumbre que los coronabonos no son una «opción compartida» por Alemania ni por otros países del bloque comunitario, e instó a «evaluar todos los instrumentos» con que ya cuenta la UE. En la misma línea, el primer ministro holandés, Mark Rutte, dijo que hay que explotar primero las medidas «ya existentes», mientras que su homólogo austríaco, Sebastian Kurz, también contrario a la mutualización de deuda, dijo que el MEDE es «el instrumento adecuado». El frente de las regiones del sur, más afectadas por la pandemia, está liderado por España e Italia. «España junto con Italia y otros países exige un mandato claro al Eurogrupo y propuestas concretas de financiación a medio y largo plazo», afirmó el Gobierno español en un comunicado tras la reunión. Nueve países han firmado una misiva pidiendo más ambición. “Tenemos que trabajar en un instrumento de deuda común. Hemos de reconocer la gravedad de la situación y la necesidad de medidas más ambiciosas para apuntalar nuestras economías”, rezaba el texto suscrito por España, Francia, Italia, Portugal, Bélgica, Irlanda, Luxemburgo, Eslovenia y Grecia, que pedían mutualizar o compartir los riesgos a través de la emisión de coronabonos. También reclamaban hacer uso del MEDE –de la forma más laxa posible, ofreciendo líneas de crédito sin condicionalidad o con condiciones muy suaves que luego no derivasen en recortes o austeridad, de sobra conocidos por buena parte de estas regiones tras la crisis económica de 2008. Este mecanismo habría permitido a España ahorrarse hasta 150.000 millones de euros en intereses de deuda pública en 10 años. El sur también proponía una especie de seguro comunitario contra el paro que se hiciese cargo de parte de las prestaciones por desempleo, aliviando las cuentas de los países más sacudidos por los ERTE y los despidos. En la misma trinchera de los firmantes de la carta se encontraban sus respectivos bancos centrales, la propia Comisión, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) y el BCE, que ya disparó su bazuca de 750.000 millones. También se unió en el último momento, antes de la videoconferencia, el presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, que instó a los líderes a que llegasen a un acuerdo para crear instrumentos de solidaridad como la emisión de deuda compartida a nivel europeo. Al otro lado, sin embargo, había pesos pesados de la Unión como Alemania, acompañado a su vez de países como Holanda, Finlandia o Austria, que también rechazó antes de la cumbre los coronabonos. Estas regiones, que por el momento no están sufriendo el golpe devastador del virus, son partidarias de permitir que los estados respondan con todo su arsenal a la pandemia, pero de forma individual y no coordinada, sin mutualizar los riesgos y gastos. A su vez, rechazan tanto una inyección de dinero a nivel comunitario como convertir el MEDE en una suerte de cheque en blanco sin condiciones. También se oponen al Plan Marshall que reclamó esta semana el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y que el propio Charles Michel veía con buenos ojos. El norte reclama, así, tomar las medidas que sean necesarias una vez haya acabado la crisis y las consecuencias finales sean palpables, una estrategia que recuerda a los pasos de ciego que se dieron tras la recesión de 2008. La cumbre terminó por explotar toda la tensión acumulada durante las últimas semanas. El primer ministro portugués, Antonio Costa, tildó la actitud del gobierno holandés de «repugnante» y sus declaraciones de «repulsivas, sin sentido y totalmente inaceptables. Esa mezquindad recurrente amenaza el futuro de la UE», recalcó tras la reunión. Fuera del plano económico, la cumbre también tenía el objetivo de lograr acercar posturas entre los países miembros ante los problemas de desabastecimiento de material sanitario y médico, en buena parte viciados por la descoordinación, y lo que algunos tildan ya de egoísmo, de los socios, que pelean en solitario en los mercados asiáticos por hacerse con la mayor cantidad de mascarillas, test y respiradores posible.

A nivel doméstico, una buena noticia para las empleadas de hogar que cobrarán un subsidio durante la crisis del Covid-19.

Las empleadas del hogar que se queden sin empleo debido a la crisis del coronavirus recibirán, tal y como reclamaban al Gobierno, un subsidio extraordinario que las equiparará a los trabajadores que vean suspendido su trabajo con un ERTE, siempre y cuando puedan acreditar que su empleador las ha despedido o suspendido de empleo. En este caso, cobrarán un 70% de la base reguladora (un 70% del salario) mientras dure la situación extraordinaria de alarma. La medida  supone un paso adelante en las reclamaciones de este colectivo, ya que no tiene acceso a la prestación por desempleo. Por esa razón las empleadas de hogar quedaban fuera de las medidas de apoyo a los trabajadores afectados por la crisis del Covid-19 que el Gobierno puso en marcha la semana pasada. El colectivo de empleadas de hogar está integrado por unas 600.000 personas, más del 90% de ellas mujeres.

Todo lo anterior, lo que pone de manifiesto es que la economía española y también la europea en mayor medida que otros países asiáticos que están saliendo más airosos de esta crisis, ha entrado claramente en «coronarecesión». El espíritu de unión europea debería llevar a ayudar a paliar las graves consecuencias que esto va a tener, especialmente para España e Italia, los dos países con mayor número de muertos por esta crisis. La tardanza del gobierno español en poner medidas resulta muy grave, especialmente con el ejemplo que tenía delante, con tan solo 15 días de lapso temporal, con lo que estaba sucediendo en Italia. La UE debe ayudar. Está claro. Y Pedro Sánchez debe entender las críticas y reticencias que tienen los países del Norte de Europa, dada su pésima gestión de esta situación tan grave.

SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA VISITANTE DE LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE