Retos económicos del 2022

El año ha arrancado con un balance mixto, con ligeras subidas en Europa a excepción de Suiza y bajadas al otro lado del Atlántico. Por sectores, autos lideraba las subidas seguido de la banca que hacía un gran papel gracias a la publicación de las actas de la Fed, que avanzaban una subida de tipos más próxima de lo esperado y una aceleración en la reducción de las compras de deuda. En el lado opuesto, las tecnológicas eran las más rezagadas de la semana. El nuevo ejercicio económico llega con más pandemia, amenazas geopolíticas y crisis energética: son los retos ante 2022. La covid sigue siendo una de las grandes inquietudes que amenazan a la Unión Europea, además de la tensión entre Ucrania y Rusia y la subida energética y de la inflación.  Tras casi dos años lidiando con la interminable pandemia, la Unión Europea (UE) encara un 2022 con importantes retos internos, como desplegar con éxito el fondo de recuperación, y amenazas externas, especialmente desde el Este.

La COVID sigue siendo una de las grandes inquietudes que amenazan a la UE, donde se tratan de generalizar las dosis de refuerzo y se abre camino la vacunación de niños y el debate sobre si hacerla obligatoria. Además, entre ola y ola de contagios de covid-19, alfa, DELTA U OMICRON, las crisis se solapan y multiplican y la UE se enfrenta a un mundo menos estable del que había antes de la pandemia. «Los europeos no son conscientes del mundo en el que viven», decía recientemente el alto responsable de la Política Exterior de la UE, que señala la excepcionalidad de la «burbuja» de «bienestar» europea que está «bajo amenaza». Esta Comisión  nació con la ambición de ser «geopolítica» y la pandemia le ha puesto ante el espejo de hasta qué punto la UE es dependiente y necesitaba una mayor «autonomía estratégica». Depende, por ejemplo, de la OTAN en lo militar, de su alianza con Estados Unidos  del gas de Rusia de mercancías y tecnología china o del control de los migrantes que aplique Turquía.

A nivel doméstico, las grandes hoteleras piden ampliar los ERTE hasta verano por las cancelaciones masivas. Exigen extenderlos sin cambios al menos hasta Semana Santa. Canarias, Andalucía y Cataluña son los más afectados.

Nuevo revés en la recuperación del sector turístico. Tras un otoño en el que las llegadas y las pernoctaciones de viajeros nacionales superaron los niveles previos a la crisis del coronavirus, mientras que la de los extranjeros empezaron a acelerarse alcanzando niveles del 70% respecto al mismo período de 2019, la irrupción de la variante ómicron ha disparado las cancelaciones de ambos mercados y ha desatado el temor entre la industria hotelera. La variante Ómicron ha tenido un impacto negativo en las reservas de Navidad, con cancelaciones principalmente en destinos como Canarias, Andalucía y Cataluña, con reducción de la demanda procedente tanto del mercado nacional como internacional, especialmente el británico.  Pese a ello, se ha optado por no suspender las aperturas previstas para el primer trimestre del año, ya que confía en una recuperación de la demanda y una mejoría de la crisis sanitaria. La clave está en la incertidumbre que aún pesa sobre cuándo y a qué velocidad se va a producir esa recuperación, por lo que desde la segunda hotelera española, con una cartera de 265 hoteles, insisten en una nueva prórroga de los ERTE.

La recuperación sostiene el empleo pero desata una intensa contracción de la productividad. La ocupación iguala la de 2019, antes de la pandemia, pero aún falta un 6,6% del PIB que había entonces. El discurso oficial carga machaconamente las tintas en los últimos meses en cómo la economía ha recuperado ya los niveles de empleo previos a la pandemia de covid, sin reparar en que los de producción siguen muy alejados de los valores de 2019, y sin admitir que no será hasta 2023, más tarde que ningún otro país avanzado, cuando se recupere el volumen de actividad pre-crisis. Los datos recogidos en la estadística oficial y el consenso de los expertos sindicados por Funcas certifican que el crecimiento económico ha perdido fuelle en la segunda mitad de 2021, y que la recuperación venidera será también más lenta de lo esperado. Las conclusiones de la evolución de la economía desde la primavera de 2020 no son precisamente positivas. La recuperación de los niveles de empleo precovid revela que el mismo número de ocupados que en 2019 hacen ahora un Producto Interior Bruto un 6,6% inferior, lo que llanamente es una pérdida muy intensa de la productividad en un periodo muy corto. En otras palabras: se ha producido un reparto del empleo existente con un deterioro muy asimétrico de la producción por ocupado, que profundiza en una de las grandes debilidades que ya tenía la economía española: un nivel deficiente de productividad. Tal deterioro se intensifica como consecuencia de un avance de la ocupación desde el descenso a mínimos del segundo trimestre de 2020 en servicios de poco valor añadido, en una vuelta de tuerca adicional a la terciarización de la economía, con un crecimiento muy vigoroso en las administraciones públicas por decisiones políticas, y un retroceso abultado en la industria manufacturera, y todo ello a pesar de un avance reconocible en la digitalización y uso tecnológico. En concreto, según el INE, el PIB a precios de mercado generado en el tercer trimestre de 2021 marcó un nivel de 104,81 en la serie de índices de volumen encadenado, frente a un valor de 111,41 en el cuatro trimestre de 2019 (último antes de la pandemia) y de 110,99 en el tercero de 2019, con similar calendario y estacionalidad que el tercero de 2021. Por tanto, el PIB generado por España ha sido en el último trimestre un 6,6% inferior al del mismo periodo de 2019. Sin embargo, el empleo contabilizado por la Seguridad Social ha marcado ya niveles ni siquiera vistos en 2019, con 19,77 millones de afiliados ocupados. Por lo que se refiere a la Contabilidad Nacional, arroja un volumen de empleo de 18,63 millones de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo en el tercer trimestre de 2021, frente a los 18,60 del mismo trimestre de 2019.

LA RECUPERACIÓN MÁS RETARDADA DE EUROPA

  • Coches y turismo. Si el origen de la crisis de 2008 fue financiero y su recuperación dependía de la reducción de las deudas de los agente, el de esta se concentra en los problemas del sistema productivo, como son el especial peso de la automoción en la industria, afectada por la falta de componentes, y del turismo en los servicios, paralizado por la restricción a la movilidad. Por ello España tardará más en recuperarse.
  • Un desfase de 6,6 puntos. El PIB español presentaba al finalizar el tercer trimestre una brecha con el de 2019 de 6,6 puntos porcentuales (Banco de España), mientras que en el conjunto de la UE era de 0,5 puntos. Italia, con un peso del turismo muy similar al español, está a solo 1,4 puntos del nivel precovid.
  • PIB versus empleo. Mientras que en España camina más rápido el mercado de trabajo que la producción, con la consiguiente caída de la productividad, en la media de los países ricos ocurre lo contrario. Si bien el nivel de producción pre pandemia se ha alcanzado ya, en los países de la OCDE el empleo sigue retrasado, y falta la recuperación de 7,5 millones de empleos.
  • Cambios de modelo. La pandemia ha desviado buena parte de la demanda de los servicios a los bienes, disparando la actividad logística, que tiene problemas para encontrar trabajadores. En paralelo se ha producido una precipitación de las jubilaciones en varias economías, y falta de trabajadores en zonas agrícolas por el cierre de fronteras y el freno a los flujos migratorios.

A nivel bancario, una noticia singular: Santander da por error una paga millonaria a sus clientes británicos por Navidad. Realizó pagos por duplicado por más de 150 millones de euros y ahora intenta recuperar el dinero. Miles de personas recibieron el día de Navidad un regalo inesperado, y equivocado, de parte de Banco Santander en sus cuentas corrientes en Reino Unido. La entidad depositó por error 130 millones de libras (154 millones en euros) a través de 75.000 transacciones. Tal regalo imprevisto se produjo cuando la entidad procesó por duplicado el pago de 2.000 clientes institucionales en Reino Unido, de forma que hubo empleados que cobraron su sueldo dos veces y proveedores y clientes a los que se realizó ingresos por cantidades muy superiores a lo esperado. El banco asegura que ya ha rectificado el error y que está ahora intentando recuperar esos pagos, que han ido a parar en mucho casos a cuentas bancarias de entidades rivales. «Lamentamos que, debido a un problema técnico, algunos pagos de nuestros clientes corporativos se hayan duplicado incorrectamente en las cuentas de los destinatarios», aseguró un portavoz de Santander. La dificultad estará ahora en cómo recuperar el dinero en los casos en los que los clientes ya se hayan gastado esos fondos. Santander tiene 20.000 empleados en el Reino Unido, donde cuenta con 450 sucursales y gestiona 209.000 millones de libras en préstamos a clientes y 201.000 millones de libras en fondos de clientes.

El Gobierno ha preparado un cambio legal para nacionalizar la Sareb. La modificación se aprobará en las próximas semanas y será el paso previo a que el Estado tome el 54,1% del capital en manos de accionistas privados. Después de meses de preparativos, el Gobierno tiene ya preparado un cambio legal que permitirá al Estado tomar el control de la SAREB, el banco malo creado en 2012 que recibió los activos inmobiliarios tóxicos de las cajas de ahorro rescatadas en la anterior crisis. Será un primer paso que se completará «no mucho después» con la salida de los accionistas privados y la nacionalización de la compañía. La medida es consecuencia de la decisión del pasado marzo de Eurostat la oficina estadística comunitaria, de obligar a España a incluir a la empresa dentro del sector público a efectos contables, lo que elevó la deuda en 34.918,2 millones y el déficit en 9.891 millones. Para tratar de evitar ese desenlace, la Sareb nació en el 2012 con una mayoría de accionistas privados por un imperativo legal que ahora se va a eliminar (el 54,1% de sus títulos está en manos de empresas, fundamentalmente bancos, y el 45,9% pertenece al Estado). El principal problema es que las pérdidas multimillonarias que acumula la firma desde entonces (5.947 millones hasta junio) han volatilizado sus recursos propios, es decir, los 4.800 millones de capital y deuda subordinada que le aportaron dichos propietarios.

A nivel empresarial, se prevé  una ola de empresas zombis por la nueva moratoria concursal. Los juristas advierten de que las empresas en graves dificultades pueden contagiar su insolvencia a otras compañías que no lo son, provocando un efecto en cascada. Y recuerdan que en Europa ya no hay moratorias. Desde el 14 de marzo de 2020, cuando el Covid sumergió a España durante meses en una etapa de oscuridad económica y reclusión social, la moratoria concursal acumula prórroga tras prórroga. Y eso, evidentemente puede tener esa consecuencia aludida.

Feliz año ecónomico 2022, amable lector. Tampoco será un año fácil, ni a nivel sanitario ni económico. Mucho ánimo y mucha suerte.

 SUSANA ÁLVAREZ OTERO ES PROFESORA TITULAR DE ECONOMÍA FINANCIERA Y CONTABILIDAD DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO E INVESTIGADORA VISITANTE DE LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.